Parte uno: El darse cuenta de las cosas

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Un fuerte rodillazo se clava en el vientre de JiSung. Sus rodillas duelen cuando chocan con el suelo. Ya ahí, un traicionero pie lo empuja haciéndole perder el equilibrio y haciéndole caer por completo.

Pequeñas piedritas se incrustan en sus rodillas a pesar de que la tela del pantalón que la cubre, otras no tienen compasión con la piel de sus manos y está seguro de que sangra ahí también. El golpe en su estómago fue fuerte también. Otro moretón más a su colección.

"¿Por qué siempre tienes que darme la contra?" La voz de MinHo resuena en sus oídos y en ese momento busca sus ojos para lanzarle una mirada llena de dolor, pero sobre todo de resentimiento.

Le es difícil mantenerla de todas formas, porque uno de sus ojos golpeados insiste en querer cerrarse y el sudor, que no se puede limpiar en ese momento, cae por su frente y opaca su visión.

Está desafiándolo otra vez y MinHo mueve la cabeza, casi reprobando su actitud. Los muchachos que han estado golpeándolo los últimos minutos esperan una nueva orden.

MinHo lo piensa un rato y finalmente hace un gesto de que se vayan. Eso los sorprende, pero obedecen sin hacer ni una sola pregunta, incluso con una pequeña reverencia como despedida.

Si tan sólo Jisung aprendiera un poco de ellos. Él no es sumiso, para nada. No tiene miedo, no le importa ser golpeado, resiste casi con terquedad a su autoridad y eso lo irrita porque sí obedece a los demás. Sigue casi ciegamente a Chan a cualquier parte, así eso le ponga en otros peligros. Es increíblemente fiel y, en general, no tiene problemas con nadie.

Pero con MinHo la historia es diferente. Siempre responde y se opone a él, ya sea para tomar decisiones o para comentar cualquier cosa y llevarle la contraria. Eso provoca que MinHo quiera golpearlo, quiera volverlo tan rastrero como los demás, que bese por donde el pase y que lo obedezca sin dudar, sin pensar, sin pestañear. Todos deben hacerlo en el grupo y JiSung está incluido.

Pero JiSung tiene una fuerza de voluntad que raya en la tontería, creando un círculo vicioso en el que MinHo siempre lo persigue y le ve peros a cualquier cosa que él haga o diga. Eso provocaba sus peligrosos encuentros donde no cedía, con actitud casi masoquista.

Muchas veces, Chan se enteraba de los abusos de MinHo y lo castigaba también, haciendo que lo golpeen exactamente como él ha hecho con JiSung. Steve era otra historia, dependía de su humor del momento y eso variaba entre felicitarlo o darle una paliza con sus propias manos.

Las cosas habían cambiado porque ya no había Steve y Chan estaba muy ocupado con otros asuntos más importantes que notar si MinHo estaba haciendo de las suyas. Mientras cumpliera con sus encargos y su trabajo, y no descuidara la seguridad de nadie, no podían castigarlo.

Se supone que la seguridad de todos era uno de sus trabajos principales: que las personas del grupo estuvieran a salvo, cerciorarse de su bienestar.

Menos el de JiSung.

MinHo regresa a ver y encuentra unos enormes ojos clavados sobre él. Esa mirada le hizo tener ganas de golpearlo, otra vez.

El labio de JiSung estaba partido, su mejilla hinchada, rastros de sangre se notaban en su blanca piel y mantenía esa profunda mirada atravesándolo, desafiante. MinHo se acercó y lo alzó con fuerza. Ambos estuvieron de pie, pero él era evidentemente más alto.

"¿Vas a seguir mirándome de esa manera, J.One?" una pesada mano calló sobre su rostro un par de veces. MinHo le daba unas palmaditas 'amistosas', limpia su desastrosa ropa como símbolo de su supuesta buena voluntad.

"Deberías usar honoríficos, soy mayor que tú" Y, entre todas las cosas que pudo decir, tenía que salir con una provocación como esa. Realmente quería desquiciarlo.

Mío ➝ MinSung. AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora