Mío ➝ MinSung. Adaptación

Parte cinco: Una huida desesperada

Sólo Chan tiene una ligera sospecha de porqué JiSung se unió al grupo, y la información que tiene no es mucha. El recibió a un muchacho desesperado que demostró tener habilidades, ahí se termina la historia. JiSung jamás había sentido la necesidad de contarle a nadie sobre su situación y, mientras más tiempo pasaba, nadie se veía muy interesado en saber cómo llegó. Excepto MinHo.

¿Por qué el chico quería saberlo? ¿Siempre tuvo curiosidad? O tal vez realmente había algo diferente en él que evitaba que el otro se sintiera totalmente cómodo a su alrededor.

"¿Quieres saber quién soy y de dónde vengo?"

MinHo sólo asiente con la cabeza y mira para otro lado. JiSung mira para la ventana y se da cuenta que cada vez es más tarde, pero no le importa amanecerse conversando, si sabe que la persona a su lado es MinHo.

"¿Por qué? ¿Por qué quieres saber sobre mí? ¿Por qué piensas que soy diferente? ¿Por qué la curiosidad? Pensé que no te importaba." MinHo suspira con fuerza y menea la cabeza.

"Otra vez estás siendo injusto conmigo" comenta y JiSung bufa.

"Lo dice la persona que puede hacer y decir lo que sea sin tomar en cuenta los sentimientos de los demás."

"Está bien, está bien. No quiero pelear. Así que voy a responder a tus preguntas. ¿Por qué? Quiero saberlo porque... quiero conocerte mejor. Es difícil confiar en las personas en este mundo, JiSung. Quiero poder entenderte mejor. No sólo es curiosidad... casi se ha convertido en una necesidad. Y con respecto a ser diferente, ¡eres diferente! No tienes unas costumbres muy típicas de aquí, como decirlo."

"¿Por qué? ¿Es por cómo me visto? ¿Acaso es ilegal bañarse todos los días? ¿O comer con la boca cerrada?" Bien, JiSung está a la defensiva y MinHo tiene que hacer esfuerzos para no explotar, gritarle y terminar mal otra vez.

"No sólo eso" responde tranquilamente, haciendo gala de su escasa paciencia "No sólo tu aseo o la manera en la que comes. Es tu forma de hablar, tu forma de caminar, el vocabulario que usas, tu educación, tus costumbres. Todo en ti. Siempre me pregunto, ¿qué haces aquí, JiSung?"

"Todavía no entiendo cómo sabes mi nombre real" el repentino cambio de tema casi logra enojar a MinHo, pero nuevamente hace uso de su poco auto control.

"Una vez lo dijiste estando ebrio, cuando nos emborrachamos sin permiso, pero lo confirmé cuando Steve te secuestró. Uno de los muchachos lo vio todo y repitió tu nombre, lo reconocí y supuse que lo era. Cuando te llamé así por primera vez te enojaste mucho."

"Siempre quise saber el tuyo. Tu nombre real. Ahora que lo sé me gustaría llamarte así siempre, pero sé que no puedo."

La habitación se queda de nuevo en silencio. Está totalmente oscuro y empieza a hacer frío. JiSung decide cambiarse de ropa frente a un incómodo MinHo que está a punto de mandar todo al demonio y lanzarse encima de él, pero se controla. Cuando está bajo sus mantas, se digna a mirarlo y llamarle con una mano.

"Te contaré todo lo que quieres saber si duermes conmigo esta noche. Tengo mucho frío y estoy harto de estar solo."

MinHo sonríe de lado y deja salir una risita culpable. También lo quiere, así que simplemente se saca la camiseta y los pantalones para acercarse lentamente, deleitando la vista de JiSung y se mete bajo las cobijas en un momento. El cuerpo del más bajo está frío y le cuesta un poco acostumbrarse. Es extraño e incluso un poco atemorizante ese sentimiento de comodidad que tiene cuando está con JiSung y no sabe cómo manejar eso que tiene en el pecho, pero podrá encargarse de eso luego.

"Soy un chico normal, común y corriente. Vivía en un barrio de clase media con mis padres. Iba a un colegio normal y luego a los primeros años de universidad. Nunca me ha faltado nada. Mis padres trabajan bastante, me prestaban atención, pero no la suficiente. En general era solitario, pero me las arreglé para hacer amigos. Tenía una vida aburrida, monótona. Seguramente iba a terminar la universidad, casarme con alguien que no amaría, tener un trabajo horrible, hijos o un perro y finalmente morir. Pero algo cambió todo. Tenía un primo, uno de esos niños ricos de Gagnam que tienen más de lo que pueden gastar. Nunca lo frecuenté mucho, porque mi tío es totalmente aterrador, pero un día en una reunión familiar congeniamos bastante bien. No tengo idea cómo, pero empezamos a salir y a llevarnos bastante bien. Le gustaban mis ideas, siempre pensaba en cosas absurdas qué hacer y él quería cumplirlas. No le hacía caso, porque siempre quedaban en palabras, planes que nunca llegaría a llevar a cabo. Un día llegó a mi universidad en un deportivo increíble y se ofreció a llevarme a casa. Los chicos me miraron asombrados, muchos de mis conocidos y compañeros jamás se hubieran imaginado que alguien en un auto así me recogería, me sentí incómodo, pero me subí y nos fuimos."