Especial: Primera vez

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Maratón 11/15

Bokkie dejó a Jeongin en su nueva cama, él niño estaba completamente dormido y respiraba pacíficamente.

Regresó a su habitación algo nervioso, tenía aceite de bebe en el buró que serviría como lubricante, no era experto en sexo anal pero había estado informándose un poco, Changbin había estado llevando una dieta especial también y ambos se habían realizado estudios para verificar que todo estaba en orden.

Cuando entro a la habitación Changbin estaba terminando de quitarse la ropa.

Tenía un cuerpo precioso, no como el de una mujer lleno de curvas y era obvio que no tenía tetas y el bulto de su entrepierna confirmaba que mucho menos tenía una vagina, pero tenía un cuerpo delgado, con cintura estrecha, hombros angostos, piernas torneadas y su cuerpo ligeramente marcado.

—¿Te gusta como me veo?— preguntó Changbin cuando pilló a Yongbok viéndolo —¿Quieres que apague la luz?

Cubrió su cuerpo con sus brazos y Yongbok tuvo que negar.

—Eres precioso— se acercó a él despacio apresando su cuerpo con sus manos. Se alejo sólo para desvestirse, Changbin lo ayudo con su camisa mientras él se bajaba los pantalones llevándose su ropa interior.

Changbin lo miro detalladamente.

—Tienes un cuerpo espectacular— le dijo pasando su mano por sus abdominales —las chicas en la universidad me envidian.

—A mi deben envidiarme todos los gays del mundo— le dijo haciendo a Changbin reír, luego le beso, primero lento y después más desesperado metiendo su lengua y explorando todo lo que podía.

Changbin gimió agudamente echando su cuello hacia atrás, el menor aferró su cintura con su mano y fue haciendo una lluvia de besos hasta llegar a los botones canelas de su pecho, beso y succionó hasta hacer temblar las piernas del más bajo.

Rápido descubrió que ponerse duro con un hombre no era tan difícil, aunque este hombre era Changbin y hacia tiempo que quería hacerle de todo, acarició sus nalgas separándoles un poco y deslizando un dedo hacia su interior. Changbin gimió más fuerte.

—El aceite Lee ve por el aceite— le dijo y se separó, el pelinegro asintió y fue hasta el buró para tomarlo, Changbin ya estaba acostado y con las piernas abiertas para él.

Estaba muriéndose por entrar en él, su pene estaba listo, arqueado y tremendamente duró.

—Dámelo— exigió Changbin y Yongbok se moría por dárselo, pero el mayor se refería al aceite.

Se lo lanzó mientras trepaba a la cama, miró a Changbin prepararse para él, metiendo sus dedos un su orificio anal y gimiendo roncamente, se veía demasiado sexy, se masturbó mientras lo veía tratando de alargar el tiempo y no correrse sólo por la vista que el mayor le estaba regalando.

—Ya esta, ven— Changbin se recostó boca arriba alzando ligeramente su culo.

Se colocó entré sus pálidas piernas y alineó su miembro desesperado por hacer a Changbin suyo se deslizó dentro recibiendo su calor y estrechez, era magnífico.

—¿Te duele?— preguntó preocupado.

Changbin negó empezando a moverse con lentitud, el pelinegro gruñó de placer por sus delicados movimientos desesperado por moverme más rápido y fuerte. Poco a poco empezaron un ritmo más apasionado, Yongbok le beso por todos lados y acaricio todo lo que sus manos pudieron.

Las manos de Changbin tampoco se quedaron quietas, se movieron por los hombros del menor y bajaron por su espalda dejando leves rasguños.

—B-bokkie— susurró casi en un suspiró —más... córrete dentro.

—Claro bebé, ambos, corrámonos— le dijo agitado moviendo sus caderas frenéticamente en busca de su orgasmo.

Gruñó fuerte apretando sus manos con las de Changbin y vaciando su placer en las paredes internas del más bajo.

Changbin se corrió también curvando sus caderas.

Sus pechos subían y bajaban agitados.

—Eso ha sido...

—Perfecto — le cortó Yongbok y le dio un beso en los labios, primero suave y luego duró, volviendo a menear sus caderas.

—No puedo creer que sigas duró.

Yongbok iba a decirle que tenía mucha resistencia pero Innie empezó a llorar, Bin le empujo y empezó a cambiarse con rapidez, él también lo hizo y corrieron a la habitación que antes era de Binnie.

El niño había rodado a la orilla hasta caerse.

Ambos suspiraron y lo ayudaron a dormir de nuevo, después se aseguraron de dejarle almohadas en las orillas.



Ejem ejem

𝗉𝖺𝗉𝖺́ 𝗌𝗈𝗅𝗍𝖾𝗋𝗈 (𝖼𝗁𝖺𝗇𝗀𝗅𝗂𝗑)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora