Capítulo 1

52 7 3
                                    

Día 0

Cómo empieza todo

Era el último día de clase a última hora. Todo el grupo estaba inquieto, restando por terminar aquel curso escolar. Quedan 10 segundos para que suene el timbre. 5 segundos, 4, 3, 2, 1... ''Riiiiing'' suena la ya tan conocida y esperada campana, que indica que, oficialmente, ¡¡¡ya estamos de vacaciones de verano (por tanto, quedan exactamente quince días, 90 minutos y 49 segundos para mi cumpleaños)!!!

Todos salimos corriendo como rayos hacia la puerta del aula, pero, desgraciadamente, la profe nos detuvo antes de que pudiéramos irnos. Nos explicó que todavía le quedaban cosas por decir.

"Buff" pensé «Ahora nos soltará el rollo que nos suelta cada año: que lo pasemos bien, que no nos metamos en líos y cosas de esas». Como supuse, nos hizo un rollazo que todos terminamos medio muertos :).

Después de un cuarto de hora pudimos salir del centro (¡por fin!). Decididamente, cogí la bici y pedaleé lo más rápido que pude hasta llegar en casa. Ya en casa dejé mi bici en el garaje y subí corriendo las escaleras para poder coger el móvil (que había estado en casa tooodo el día) para hablar con mi novia.

Justo cuando lo desbloqueé y me senté en el sofá, mi madre y mi padre aparecieron en la sala con una sonrisa de oreja a oreja. Me los quedé mirando con cara de ¿qué pasa ahora?, y me empezaron a contar cosas los dos a la vez.

—Parad el carro. No he entendido nada de lo que habéis dicho —dije yo.

—Bueno... —dijo mi padre— tu madre y yo hemos pensado que este sería un buen año para que te fueras de campamentos, porque te estás haciendo mayor, así que te hemos apuntado a los de dentro de dos días. 

—¡No empiezo, lo soy! ¡Tengo 16 años ya!

—¡Por eso!-repuso mi padre.

—Pero...

—Ni pero ni nada —continuó mi madre— ya eres mayor, y no voy a permitir que te pases todo el verano jugando a videojuegos. ¡Así que ve a hacerte las maletas ahora mismo!

Sabía que cuando mi madre se ponía así, más te valía hacerlo (lo digo por experiencia).

Salí de la sala y me fui corriendo a mi habitación. "No puede ser", reflexioné, «no puedo estar fuera de casa por mi cumpleaños». Decidido a no enfadar a mis padres, cogí mis maletas y las empecé de llenar de ropa de montaña, ropa de playa, ropa de invierno, ropa de verano... Nunca se sabe si el tiempo cambiará en quince días.

Con las maletas hechas le pedí información a mi madre, para saber adónde iría esos días. Me dijo que esos campamentos estaban organizados en un albergue cerca de la playa, o sea, que tendría que llevarme bañadores.

—¡Mierda!— Dije.

—¿Qué pasa ahora?— Dijo mamá.

— Pasa que me he quedado sin bañadores— Contesté.

—Pues vamos a tener que darnos prisa— respondió.

Fuimos corriendo a la tienda que había al lado de mi casa. Ya había estado allí varias veces, y el dependiente era muy guapo (me había hecho dudar sobre mi sexualidad una cuantas veces, pero al final, sigo siendo un puto hetero).

Me probé cinco bañadores y me quedé con dos, mi madre pagó y volvimos a casa. Necesitaba continuar con mi equipaje.

Cogí el neceser y puse cepillo y pasta de dientes, toalla, gel de baño y... ¡Mierda (otra vez)! NO ME QUEDABAN CONDONES (Mi novia me había dicho que iría a un campamento, y quizá...) Les dije a mis padres que iba al súper a comprar, pero no era cierto. Fui a la farmacia, dónde al lado hay dispensadores de preservativos y me compré cuatro (yo qué sé qué pasaría en esas dos semanas). Luego fui al súper y compré unas patatas y una bebida energética.

Volví a casa, lo puse todo bien escondido en la mochila y le dije a mi madre que ya había terminado. Cogí el móvil y le escribí un mensaje a mi novia.

"Amor, no te lo vas a creer!"

"Qué pasa?" Respondió enseguida.

"Mis padres han decidido mandarme de campamentos dos semanas por mi cumple 😥 No podremos celebrarlo 😈😭"

"a"

¿Cómo...? ¿Ya está? ¿Solo me dijo eso? ¿Ni una carita triste o un corazón roto?

"No podré aguantar sin verte dos semanas 💔"

Me dejó en visto. ¡NO PUEDE SER!

Les dije a mis padres que me iba un momento (otra vez) a ver a mi novia (ellos lo sabían todo, eran como mi diario secreto, pero en persona). Fui corriendo a su casa. Llamé al timbre, pero nadie me contestó. Volví a llamar con insistencia. 

«No me lo puedo creer» pensé «no pude ser que no esté en casa»...

¿Quién diría..?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora