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Era vergonzosa para él admitir lo enamorado que estaba, como trataba de acercarse a el Toritsuka, el como lo miraba. A veces se daba cuenta de lo obvio que era, pero agradecía que no se de cuenta la persona que tan loco lo tenia.
Ante aquello, él suspiraba con tranquilidad, feliz de saber que Reita no lo sabe. Ni enterado estaba y eso lograba que Kusuo este más confiado. No le interesaba que media Academia lo sepa, con tal de que la persona de la que se habla no lo sepa, él esta completamente tranquilo y sin problemas.
Así le gustaba estar él, así quería seguir y eso lo alegraba, bien sabia que algún día tendría que decirle lo que siente al médium, pero en esos momentos no se sentía preparado. Sentía que se le iba a salir el corazón del pecho de tan solo verlo y sentía las palabras trabadas en su garganta, con una pared que evitaba poder largar las mismas, eso lo dejaba avergonzado, quedarse callado en frente suyo mientras esté trataba de saber lo que pasaba por su mente.
Dios, estaba locamente enamorado, debía admitir que tenía defectos si, pero amaba todos y cada uno de ellos. Pero para él solo tenía un maldito defecto, todo lo demás era perfecto, hermoso, sus ojos brillosos, su risa armoniosa, su voz angelical, sus finos cabellos traviesos que se llegaban a atravesar por su rostro, dios, Kusuo no podía pensar en otra cosa, para él, Reita era perfecto.
Aún no podía creer que antes pensará que ese chico era un completo idiota y que ahora esté enamorado de él, ahora él era el idiota. Era el idiota enamorado de otro idiota, vaya, se repitió demasiado aquel insulto, pero debía admitir que realmente era así.
El Toritsuka era un chico imperactivo, extrovertido y energético, a veces, era alguien agradable que normalmente se interesaba demasiado en las chicas, era alguien enamoradizo, pero ahora que lo pensaba...
¿Tenía una oportunidad?
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— Ella es Alyson Douglas, es una alumna extranjera como ya se habrán dado cuenta, por favor traten bien a la muchacha —. Informo el mayor, dejando de mirar aquel expediente con el que tanto habían rogado la mayoría de sus alumnos, debían admitir que tenían suerte de tener un profesor tan amable como él.
¿Así que será estadounidense? Interesante...
Una gran sonrisa se escapo de sus labios, mirando con sus ojos fijos en su cuaderno con todas las hojas en blanco, debía admitir que se sorprendía por no repetir todavía, pero ahora no le estaba prestando atención en lo absoluto.
Alyson Douglas, estudiante de intercambio estadounidense, extranjeramásencima.
