Capítulo 0: Historias frente a la chimenea

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Risas llenaban la habitación, el cálido ambiente creado por la gran chimenea que iluminaba cada rincón del lugar.

Una gran familia celebraba las fechas navideñas con suéteres a juego y manchas de dulce en la comisura de la boca.

Como tantas otras veces, las historias más hermosas y divertidas eran recordadas a la luz del cálido fuego, esperando a que los más pequeños durmieran para la llegada de Santa Claus.

"Por favor" la pequeña pronunció alargando la letra o "queremos volver a escuchar la historia, saben que nos encanta"

"Mis niños, ya es un poco tarde para que aún sigan despiertos, si no duermen ya, Santa Claus no vendrá a dejarles sus regalos"

"Después de que terminen la historia los tres iremos directo a dormir, lo prometemos mami" dijo la pequeña haciendo un puchero.

Era una pequeña y muy tierna manipuladora, ella lo sabía.

"Mmm no estoy segura de esto, ¿tu que opinas querido?" la mujer preguntó a su esposo dándole una mirada divertida.
"Mis niños nunca rompen una promesa querida. Además, a mi también me encanta esa historia, por lo que yo estoy de su lado"
Dijo con una mirada cómplice.

Los niños chillaron "gracias papi. Escucha mami, lo prometemos por la garita" la pequeña niña alzó su dedo meñique haciendo más real su promesa.
La siguieron sus dos hermanos pequeños, juntando los 3 deditos con el de su madre.

"Esta bien bebes, promesa de garrita es promesa de garita" dejo un beso sobre sus dedos entrelazados, esperando a que los más pequeños se acurrucaran juntos frente a las cálidas chispas de calor.

"Pero bueno, ahora que estamos reunidos todos, ustedes deberían comenzar la historia, ¿no lo creen?"

La mujer miró a la pareja de ancianos acurrucado en el sofá contemplando la escena.

"Estoy de acuerdo, me encanta escuchar el inicio de la historia más bonito de mi vida.
Pero creo que deberías empezar tu amor, es que ese pastel de chocolate me está coqueteando desde que termino la cena" el ojiazul se levanto con un poco de dificultad por un gran pedazo de pastel de chocolate.

"Mi sol, recuerda que el doctor dijo que no debes comer demasiada azúcar o te hará mal"

"Cariño no seas aguafiestas, me he estado cuidando, y un pedazo más de pastel en mi cumpleaños no me hará daño. No te preocupes y mejor empieza a contarle la historia a tus nietos, que parecen más emocionados que yo por comer este pastel" y se metió un gran pedazo a la boca mientras los demás soltaba pequeñas risas.

El ojiverde rodo los ojos y miró a la mujer "tu padre jamás cambia eh, parece un niño pequeño" soltó una risa con sus hoyuelos aún visibles en sus arrugadas mejillas "pero bueno, espero acordarme de la mayoría de cosas en esta historia, que mi memoria funciona cada vez menos.
Por dónde empezar veamos, oh ya lo se

Esta historia comienza con los pasteles de almendra...

Querida CatherineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora