Capítulo 3: Insertidumbre

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Tanto Harry como Louis estaban realmente ocupados gracias a sus trabajos.

Louis trabajaba como profesor para niños de preescolar y primaria durante el día. El realmente adoraba estar rodeado de sus pequeñitos.
Enseñar era su vida, por lo que se esforzaba cada día por encontrar las mejores técnicas y herramientas de aprendizaje para sus estudiantes.

Aunque era bien sabido que amaba con locura a sus niños de primaria. Estar rodeado de esos lindos bebes de preescolar le alegraba los días, aunque a veces esto incluyera limpiar vómito, mucha baba y accidentes con mal olor.

Desde que era un adolescente sabía que trabajar como profesor era su sueño, por lo que después de graduarse de la Universidad (con honores, por supuesto) como profesor, decidió regresar y estudiar la carrera de psicología.

Le encantaba aprender, le encantaba leer y le encantaba investigar todo lo relacionado con niños y su aprendizaje.

Y como se esperaba, fue apodado el profesor lulis por la mayoría de sus estudiantes bebés.

Ahora bien, Harry trabajaba en una empresa dedicada al Marketing.
Durante su adolescencia se dio cuenta que le encantaba dibujar y crear. Era un artista nato.

Se pasaba tardes enteras creando bocetos con grandes ideas para un sin fin de empresas con las que algún día se imagino trabajar.
Recuerda que muchas veces veía comerciales, escaparates o anuncios publicitarios de sus marcas favoritas, y dibujaba un sin fin de ideas para mejorarlas.

Siempre se las mostraba a su madre, contándole todas sus brillantes y creativas ideas, ganandose un beso amoroso y palabras afectuosas.

Durantes sus pasantias en una de las mejores empresas de Marketing de la ciudad, el jefe principal quedo encantado con su gran talento, prometiendole qué en cuanto terminara la Universidad él tendría un puesto en su empresa.

Tenían buenos trabajos, eran muy felices haciendo lo que amaban y se tenían uno al otro. Eso siempre fue suficiente.

"Aunque la vida te puede dar muchas sorpresas."

🌼______🌼

Algo que Harry amaba de su trabajo es que se podía permitir trabajar desde casa la mayor parte de la semana. Solo era necesaria su presencia unos dias al mes, en reuniones importantes o campañas publicitarias de grandes marcas.

Era mediodía cuando se levantó de su escritorio y se estiró un poco. Necesitaba tomar un pequeño descanso y comprar los ingredientes necesarios para preparar la cena.

El incidente con la pequeña había ocurrido hace algunos días, y ciertamente seguía un poco preocupado.

Recordaba sus pequeñas manitas, sus bonitos ojos asustados y la manera en que titiraba de frío. Era demasiado sensible ante ese tipo de situaciones.
Y como no, si su adoración eran los niños.

Se apresuró a salí de casa, y se dirigió al supermercado, aún con la pequeña en la cabeza.

🌼______🌼

Después de hacer la compra decidió dirigirse nuevamente al local donde vio a la pequeña.
Realmente quería saber si ella se encontraba bien, tenía un raro presentimiento sobre esa niña, sin saber el porqué.

Sin embargo, ahora llevaba con el unos lindos suéteres qué encontró cuando pasaba por el área de niños en el supermercado.
Quien podía juzgarlo, eran muy esponjosos y adorables, además del par de guantes, gorro y bufanda a juego con una chaqueta color violeta qué tambien le parecieron lindos.

Tal vez podría dárselos. Tal vez podría acercarse a ella y ayudarla.

Bajo de su auto frente al local, buscando un poco por los alrededores si es que veía a esa
. Sin verla cerca de ahí decidió comprar una caja de aquellos pastelitos de almendra, tal vez de esa manera ella no saldría corriendo como la última vez.

Después de un rato de estar rondando por la zona, sin éxito alguno, se sentó en una banca de un lindo parque qué encontró.
Estaba ya un poco cansado, la búsqueda de la pequeña resultó no ser tan rápida como pensó.

Se levantó dispuesto a regresar a tu auto, un poco afligido por no lograr su cometido.
Estaba esperando a que el semáforo le diera el paso cuando escucho algo detrás suyo.

Cuando giro su cabeza, sintió que la suerte estaba de su lado.

Vi una pequeña personita rebuscando en un basurero más alto que ella.
Y aunque se sintió feliz por encontrala al fin, también pudo sentir una pesadez en el estómago al verla cerca de la basura.

Se acercó con cuidado, tratando de no asustarla.
-Hola pequeña- tomo una distancia considerable- espero no asustarte, ¿cómo te encuentras, me recuerdas?

La niña se alejo un poco, temerosa como la primera vez que se vieron, inspeccionandolo con esos bonitos ojos.

-Mi nombre es Harry, nos vimos hace algunos días- seguía sin responder- ¿cuál es tu nombre?

-...

-Ya veo. Espero no asustarte pequeña, sin embargo, tengo aquí un rico pastelito de almendra, y si es que la memoria no me falla ¿estos te gustan, cierto?- vio un pequeño asentimiento, tal cual la vez anterior- ¡eso es grandioso!, aunque esta vez este rico pastel viene con un pequeño regalo, ¿te gustan los regalos?

Cuando creyó que ella seguiría sin responder, escucho una tierna y muy bajita vocecita.

-¿Degalo?-

Harry bien pudo morir de ternura en ese momento, pero se comportó- sí linda, un regalo. Y es tuyo, anda, tomalo.

-No- inesperadamente volvió a responder- ¿Oh linda qué pasa, por qué no?-

-Extraño- dijo señalandolo

Pero claro, era un bruto. Claro que era raro que un extraño se acercara a darle un regalo. Tal vez no lo pensó mucho cuando solo se acercó, sin embargo, seguía sin encontrar algún adulto qué estuviera cuidando de ella.

-Oh linda, entiendo que sea un extraño, y haces muy bien en no confiar en cualquiera. Yo solo quiero ayudarte un poco ¿si?. Mira, te enseñaré qué hay aquí.-abrio el paquete.

-Me di cuenta que no tenías ropa adecuada para el clima frío la última vez que te vi. Esto es algo para que estés bien abrigada y no enfermes, ¿okey?- Le entregó el paquete con las prendas y el pastelito- Cuando llegues a casa quiero que le cuentes a un adulto de confianza sobre el regalo y por qué te lo di, además de mi nombre. ¿Tienes algún adulto en casa?-

-Bela Luci-

-Okey, entonces cuéntale a Bela Luci, ¿esta bien?- asintió- anda linda, ve a casa con cuidado- y la niña salió corriendo a casa, esperando que tuviera una.

Después del encuentro se puso en marcha para regresar a casa, esperando poder charlar con su amado esposo.

Querida CatherineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora