Capítulo 2: Ojitos Curiosos

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Harry se encontraba dentro del local, inmerso entre los deliciosos aromas de la mantequilla y el café espumoso del espacio.

Frente a el se encontraban tantas combinaciones de colores y decorados diferentes qué se perdió por un momento.

Amaba las cafeterías.

Cuando fue su turno decidió comprar una caja de muffins de mantequilla, y dos cajas de aquellos ricos pastelitos por los que venía. También pidió el café preferido de Louis, y uno para el.

Estaba contento, solo esperaba llegar a casa para poder abrazar a su dulce esposo, y quedarse todo el día en la cama junto a él.
Solo pudo dar unos pasos fuera del lugar cuando el sonido de su teléfono lo hizo detenerse para contestar.

"Mamá buenos días, ¿cómo te encuentras?" era su madre llamándolo cómo cada mañana

"Hola mi niño, muy bien, hoy es un lindo día, aunque hace un poco de frío. ¿Cómo se encuentran Louis y tu?"

"Muy bien mamá, justo en este momento vine a comprar su desayuno favorito, pasaremos el día descansando"

"Me alegro mucho. Ustedes par de tortolos se merecen un gran descanso, trabajan tan duro siempre"

Sabia que su madre tenía razón. Realmente merecía unas grandiosas y tranquilas vacaciones junto a su esposo, solo que por obras del destino las terminaban posponiendo.

Continuó hablando con su madre unos minutos más afuera de la cafetería, hasta que algo llamó su atención.

Mejor dicho, alguien.

Una pequeña cabecita curiosa  asomándose desde fuera de la ventana del lugar.

Harry miraba intrigado a la pequeña niña.
Tenía aspecto desaliñado. Su ropa tenía algunas roturas y no parecía que pudiera cubrirla bien del frío.

Buscó a su alrededor algún adulto que estuviera cuidando de ella, pero al no ver a nadie pensó que podrían encontrarse sola.

"Disculpa madre, ¿podría llamarte en un rato?, es que tengo algo que hacer en este momento.
Oh Claro mi cielo, no te preocupes. ¡Ten un buen día!"

Se despidió y colgó, acercándose cautelosamente a la niña.

"Hola pequeña" saludo el rizado. "¿Cómo estas, estas perdida?"

La niña pego un brinco y se alejo corriendo hasta esconderse detras de una farola de luz.

Harry solo podía ver sus manitas sobresalir del escondite.

Este espero alguna respuesta de su parte, sin conseguirla.
El rizado se agachó para estar a su altura, manteniendo la distancia.

"Lo siento linda, no quería asustarte. Quería saber si te encontrabas bien, parece que estas sola y me preocupe un poco"

Ella seguía sin responder.

Sacó media cabecita del escondite, pudiendo percatarse de algunas cosas.
Sus mellijas y nariz estaban bastante rojas, significado de que, en efecto, su ropa podría no ser la adecuada para el clima.

También pudo notar unos ojos sumamente exóticos.

Eran de un color ámbar, amielado, tan claros que casi llegaban a un tono amarillo.
Tan diferentes pero tan únicos.

Sus rojas mellijas estaban esparcidas de muchas muchas pecas, que hacían contraste con su pálida piel.

Puso la voz más suave cuando preguntó.

"¿Tienes frío?"

Parece que la niña hizo esfuerzo para no responder, sin embargo, después de unos instantes hizo un muy leve asentimiento de cabeza, tanto que si no estuviera prestando atención, ni siquiera lo hubiera notado.

Dejó la comida en el suelo para poder quitarse el abrigo que tenía y dárselo a la pequeña.

Ella dudo en tomarlo, mirándolo con esos grandes ojos en busca de alguna amenaza o burla de su parte.

Cuando porfin lo sostuvo se abrigo con el como si fuera una gran manta.

El no sabía que más podía hacer para ayudarla, así que le volvió a hacer algunas preguntas.

"¿Y tus padres, tienes un hogar?"

Tampoco hubo respuesta, pero esta vez porque parecía que algo captó la atención de ella.

Sus grandes ojitos curioso estaban viendo fijamente a los pasteles que Harry dejó en el suelo.

Incluso pareció que pudo percibir el leve gruñido de su estómago.

"Oh ¿tienes hambre, quieres uno?"
Su leve asentido regreso, mirando fijamente los pasteles.
"Puedes escoger el que quieras pequeña"
Miro rápidamente a Harry para después regresar su vista hacia abajo. Con su pequeño dedito señaló a uno de los pasteles de almendra.

"Así que te gustan los pasteles de almendra eh. A mi esposo le encantan, son sus favoritos.
Anda tomalo linda"

De igual manera, primero espero cautelosa a la reacción del rizado, y cuando no encontró indicios de algo malo, lo tomó con mucho cuidado.

Parecía que estaba recibiendo el cielo mismo en sus manos, lo aferro con sus bracitos a su cara y lo apretó temiendo que alguien se lo arrebatara.

"Ahora linda, necesito saber si te encuentras bien o si necesitas ayuda.
¿Tienes un hogar?"
Espero que por lo menos pudiera disminuir su preocupación.

Ella asintió igual que las demás veces, solo que ahora más convencida.

"¿Quieres que te acompañe hasta ahí?"

Ella abrió mucho sus ojos y retrocedió un paso lejos de Harry.

Estaba negando rotundamente y cuando menos se lo espero, salió corriendo lejos del lugar.

Harry no la siguió, no quería asustar más a la pequeña de lo que pareció ese último instante.
Incluso talvez ni podría, era más rápida de lo que podría aparentar.

Se levantó recogiendo sus cosas y soltó un largo suspiro.

Esperaba que tuviera un hogar, o alguna persona que se encargará de ella.
Realmente rezaba para que la pequeña se encontrara bien y estuviera sana y salva.

Echó una última mirada por el lugar donde se fue y se encaminó a su auto, con la nariz ahora picando por la falta de un abrigo.

🌼______🌼

Cuando porfin llegó a su dulce y calientito hogar, unos suaves labios lo recibieron en la entrada.

"Hola amor, tardaste un poco. Te extrañe estando aquí sólito" el ojiazul lo abrazo y le ayudo con la comida.

"Perdón amor, es que ocurrieron algunas cosas esta mañana, pero lo importante es que ya estoy aquí, junto a ti mi bello sol"
Junto sus labios en un tierno beso y después se dieron un besito esquimal juntando sus narices.

"Por qué no me cuentas esas cosas mientras desayunamos tu y yo, guapo"
"Me parece perfecto, anda precioso" le dijo el rizado.

Se separaron y Louis hizo una mueca tierna al preguntarle" ¿Y tu abrigo amor, saliste sin el otra vez?"

Harry soltó una pequeña risita
"Larga historia Lou"

Se encaminaron a la habitación de nuevo, el ojiverde aún con el pensamiento de aquella pequeña niña 

"Así que, unos pastelitos de almendra..."

Querida CatherineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora