Te tengo un trato

187 21 1
                                    

¿Por qué no? Probarlo con un hombre era más interesante que con una mujer, y los deseos de llevar la contra me alentaron todavía más. Si todo ese puñado de personas aseguraban podría ser real por tal o cual razón, me encantaría demostrar con mi propia experiencia que no lo sería bajo ninguna circunstancia. Mientras lo analizaba con mayor profundidad, me di cuenta que con una mujer sería muy inevitable; aun si eligiera a una poco agraciada, podría terminar cautivado por ella al encontrarla encantadora y tal vez, sin querer pecar de egocéntrico, ella podría sentir lo mismo por mí. Sin embargo, con un hombre la dificultad aumentaba, sobre todo por su parte.

Llegué a un bar esperando encontrarme con algún lugar solitario y desagradable de malas costumbres; pero el ambiente era tan ameno que pronto empecé a sentirme inseguro por estar solo en aquel sitio, observando a todos de un lado a otro en busca de alguien con quien pudiera "experimentar". Debía admitir que la mayoría me asustaba, no podía decirle al primer ebrio fortachón si gustaba hacer un experimento conmigo y tener como uno de los resultados esperados, el terminar enamorados. Apreciaba mi vida.

De entre tantos y después de tres repasadas, lo seleccioné. Tenía una sonrisa dulce y un aura infantil que contrastaba con su físico; convivía alegre con sus amigos, chocando sus tarros de cerveza cada que les llevaban una nueva ronda.

Era feo, bastante feo; tenía ojos pequeños y un mal peinado, una quijada muy pronunciada y sus cejas eran... raras; y aunque estaba un tanto "fortachón", podía imaginarme perfectamente contándole mi plan. Ahora, tenía que esperar a que lo dejasen solo o que pretendiera marcharse, pero si se iban todos juntos sería mucho más difícil al punto de hacerlo imposible. Estaba decidido y nadie me lo podía arrebatar.

Aproveché el momento en que mi candidato se levantó para ir al baño. Lo seguí con la mirada, después de un par de minutos que duró dentro tan pronto noté la puerta temblar, me apresuré para plantarme frente a aquel sujeto. Estaba sacudiendo sus manos húmedas al aire descuidadamente, ganándose no más que una mueca de disgusto de mi parte. "Definitivamente no va a pasar" fue lo primero que pensé. Le sonreí con cierta timidez y en lugar de mirarme extrañado, el chico me sonrió de vuelta, pero con mucha más confianza de la que yo mostraba.

-¿Vas a usar el baño? Te recomendaría que no entres en un buen rato.

Rió evidenciando su broma, pero no pude contener una nueva mueca a lo que él chico me miró avergonzado.

Un nuevo prospecto o cancelar toda esa tontería del experimento; ideas realmente tentadoras. Pero ahora que estaba ahí, hablándole a ese extraño, no podía echarme para atrás. Era una estupidez, un capricho, un arranque en el que quería demostrar la razón de mis pensamientos.

Así que antes de que el hombre-niño se fuera, carraspeé para llamar su atención.

-Te tengo un trato.

Aquel joven desconocido me miró con ojos curiosos.

"¿Por qué estoy haciendo esto?"

Ser un escorpio tenía sus desventajas. No, no era muy creyente, de nada en lo absoluto. Pero después de que aquella loca me dijera un montón de cosas tan básicas sobre mi signo zodiacal, uno que otro detalle se había quedado grabado con fuerza en mi cabeza.

'Dar la contra a ciertas afirmativas aunque ni siquiera lo consideró correcto por el simple hecho de abogar por ambos lados'

'Curioso en exceso, indeciso...'

- Te pagaré.

...











03/08/22

4 MinutesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora