4 Minutos

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Treinta y seis preguntas en total. Creo que eran todas o al menos las que conseguí. Todavía no terminábamos pero sabía más de Kao que de cualquier persona cercana a mí. La forma en que veía todo... alegre, pasional, cariñoso. Todo eso y más me pareció percibir y me encontré deseando que fuésemos buenos amigos porque además, teníamos mucho en común como simples gustos en cuanto a comida, música y ciertos ideales. Después de todo, no había sido tan mala idea.

Pero ahora, había llegado aquel momento que por tanto temí. Movía mis piernas compulsivamente consiguiendo un inquietante interés por parte de Kao hacía mí. Miré la ventana, había dejado de llover y estaba completamente oscuro. Con tranquilidad me puse de pie quitando cualquier migaja que pudiera haber caído en mi ropa y saqué mi billetera para dejar el total de lo que había consumido; Kao frente a mí hizo lo mismo agradeciendo al personal que nos había atendido.

─¿Qué sigue ahora? Después de contestar todas esas preguntas... Creo que hasta me siento preocupado por ti.

Suspiré, ¿qué sigue ahora? Mirarse por cuatro minutos. No le respondí, sólo me aseguré de que me siguiera hasta una calle tranquila que era iluminada por los faroles nocturnos. Nos sentamos en la banqueta sin importarnos que estuviera húmeda, nuestros traseros pasarían frío.

Suspiré una vez más, ansioso. Él lo estaba notando, pero, al parecer conociéndome mejor de lo que pudiese imaginar, no me presionó con preguntas insistentes, quizá intuía algo... ¿y aún así no se había ido corriendo asustado?

─Tenemos que mirarnos, por cuatro minutos. Entenderé si no estás de acuerdo con esto porque es totalmente incómodo. Sólo no me golpees por no haberlo dicho antes, si lo haces no te pagaré.

Sentía punzadas en mis oídos, mi corazón estaba tan agitado que todo mi cuerpo podía sentir sus palpitaciones, la cabeza comenzó a dolerme y creí que él ya me había golpeado pero no, era el silencio lo que me tenía tan nervioso, era el que estaba cometiendo una estupidez muy extraña con un casi desconocido. Pero creo que ahora el desconocido para mí mismo era yo.

─¿Eso es parte de tu experimento? Estaba esperando a que te rieras de mí, pero no dices nada, así que supongo que es en serio.

Alcé el rostro para encararlo, imaginándolo con una de sus expresiones burlonas que me había permitido ver antes en la cafetería, sólo que esta vez estaba tan serio como cuando hablaba de asuntos personales. Asintió cerrando los ojos un instante y sacó su celular, encontrando el temporizador.

─¿Qué...?

─Cuatro minutos. Ahora, colócate bien y mírame, lo voy a iniciar.

Observé de forma general su rostro bajo la luz amarillenta del farol, la sombra remarcaba su mentón cuadrado y la manzana de su cuello. Apretó el botón para iniciar el conteo y me dediqué inmediatamente a observar sus pequeños ojos.

Creo que divagué como por más de un minuto, hasta llegar a confundir aquello con un clásico duelo de miradas en el que no debes parpadear o en donde debes intimidar al otro; pero Kao se mantuvo apacible. Un , te gané!" estuvo a punto de salir de mi boca la primera vez que lo vi parpadear pero me contuve recordando lo que estábamos haciendo. ¿Qué sentido tenía esto? El enamorarnos...

Nos veíamos fijamente intentando hacer algo que él ni siquiera sabía pero yo sí. ¿Y qué pasaba si él se enamoraba y yo por supuesto no? Porque ésa era mi meta, demostrar la estupidez que esparcen algunas personas.

Teníamos que mirarnos a los ojos, pero quería mirar el resto de su rostro. Sólo podía alternar mi vista entre su pupila izquierda y la derecha sin notar cuando él hacía lo mismo, creo que se concentraba en el mismo punto porque sus ojos no hacían más que parpadear, estaba tan quieto...

Cuando él hablaba de su vida privada, me imaginaba algo tan emocionante, algo tan doloroso cargado de adrenalina y llantos. Él decía estar solo, pero la primera vez que lo vi estaba con un montón de amigos, no me atreví a preguntar. Tampoco parecía agresivo, su torpeza le hacía parecer una persona completamente tonta, alguien fácil de timar; entonces tenías que poner atención a su cuerpo musculoso para saber que meterte con él no sería cualquier cosa. Era algo que aparentaba, ¿aparentaba ser positivo o realmente era así?

Mirando sus ojos, intentaba descubrirlo desde la profundidad de su mente. Quería adentrarme en él para poder calmar mi capricho. Amaba ser curioso, amaba investigar, amaba saciar mis deseos de aprender, incluso si eso significaba que el gato muriera; y ahora que estaba en su punto culminante observando el iris marrón de mi compañero, intentando descubrir quién era en verdad y qué significaban las palabras supuestamente honestas que me había dicho al responder a mis preguntas, deseaba jamás haber tenido esta cualidad.

Me había aproximado demasiado a su rostro, él no se había movido ni un poco de su posición, sólo yo estaba inclinado, casi como si lo fuera a besar, pero lo único que deseaba era ser tragado por la oscura pupila que se agrandaba conforme yo me acercaba...

En medio de un parpadeo, la alarma sonó, haciendo que ambos diéramos un pequeño salto asustados. ¿Estaba concentrado también? Era un gesto lindo.

Kao se apresuró a cerrar la aplicación, sonriéndome cuando estuvo listo. Yo quería seguir observando sus ojos.

─¿Sigue algún paso más? Es un poco tarde.

─No, es todo. Gracias.

Nos pusimos de pie, comenzando a caminar. Quería hablar, pero el silencio incómodo nos reinaba, no se me ocurría una sola palabra para comenzar una conversación, y a él posiblemente tampoco. ¿Qué tan incómodo tenía que haber sido todo para que ahora estuviésemos en este punto? ¿O era yo el único? Me sentía sumamente extraño, agitado y eso me enojaba en demasía.

Cuando llegamos al subterráneo, sabíamos que era el momento para ir por caminos contrarios. Antes de separarnos, saqué mi billetera y así poder extenderle el pago prometido.

─¿Al final no me dirás de qué trató todo esto?

─Sólo dime si te sientes distinto.

─¿Distinto? No, yo me siento normal.

¿Por qué yo no?

─Entonces funcionó. Toma, no me dejes con la mano extendida, idiota.

─No, Up. Fue divertido, considero eso como mi paga.

─Entonces no me hagas perder más mi tiempo.

Le di la espalda, caminando cierto tramo para alcanzar las escaleras y subirlas con tanta prisa llegando a donde tenía que esperar el transporte que me llevaría a casa. Kao tenía que esperarlo justo en la parte de enfrente. Hasta en eso éramos distintos.

¿Por qué me sentía tan enojado? No me había respondido nada por mi grosería de hace unos segundos, y ahora que lo pensaba fue tan vergonzoso actuar así.

Detestaba esto, detestaba sentirme molesto y no saber qué era lo que esperaba de él. ¿Que tomara mi dinero? era mejor para mí si todo el capricho me salía gratis, aparte, ¿qué eso no significaba que le había bastado con conocernos mejor? Él no se sintió distinto, y yo estaba tan enojado.

Miré al frente buscándolo, terminaba de subir las escaleras con una lentitud exagerada, parándose sólo allí como si buscara algo, hasta que me miró. Alzó su mano en forma de saludo y le respondí sin mucho ánimo, pronto se entretuvo con su celular.

La vibración en mi pierna me notificó de alguna novedad en mi teléfono, estando aburrido mientras esperaba y ya sin mucho interés en Kao frente a mí, lo saqué. Tenía un mensaje suyo, justamente.

"Me gustas"

De nuevo, ansiedad. Un hormigueo incómodo en todo mi cuerpo. Miré al frente pero se encontraba vacío, y no muy lejos se veía el metro que recién había pasado.











03/08/22

4 MinutesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora