II

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JunMyeon lanzó el teléfono a la cama y se desnudó en el camino. Se sumergió en la bañera con agua caliente y se lavó cuidadosamente mientras tarareó una canción de red Velvet, su grupo femenino favorito. Se secó con una toalla con prisa y se removió el cabello con la misma. Buscó cremas olorosas entre sus productos de aseo y se aplicó desodorante con precisión.

Se secó y alisó el cabello y mientras buscaba su bolso con maquillaje, que Baekyun le había obsequiado (siempre lo hacía y eso era un alivio porque JunMyeon no conocía mucho sobre maquillajes) en su maleta, alguien llamó a la puerta, extrayéndolo de toda labor que realizaba.

—¡¿Quién es?! .. — gritó y miró la camisa casi transparente y el hermoso pantalón de cuero que seguía estirado en el centro de la cama.

—Conejito ..soy yo... —respondió SeHun y entonces JunMyeon corrió a la puerta para escuchar mejor —. ¿Estás listo?

— Hunnie cinco minutitos, por favor! —respondió y no abrió la puerta, pues quería darle una sorpresa, a su futuro hombre de negocios.

Se visto rápidamente frente al espejo y cuidó de no rozar sus axilas con la delicada tela de la camisa y se acomodó los hermosos botones. Se ordenó el cabello detrás de las orejas y se admiró en silencio algunos instantes.

Se veía increíble con esa ropa, además el pantalón resaltaba sus glúteos. Se tocó los labios con la punta de los dedos cuando los notó llenos de color y sin nada de maquillaje. Se acomodó los zapatos con rapidez y caminó hasta la puerta con decisión, cargando entre sus dedos solo la tarjeta de entrada a su habitación.

Abrió la puerta con un rápido movimiento y se centró en SeHun, quien lucía guapísimo y elegante. SeHun no pronunció palabra, pero si una vocal que alargó hasta que se quedó sin voz.

— ¡aaa... ¡— musitó SeHun, mirando a JunMyeon de pies a cabeza al menos unas tres veces.

¿Podía retractarse de sus ideas?

—¿Qué pasa? — preguntó JunMyeon ante el silencio de SeHun y se incomodó por la forma en que lo miraba, tal vez no debía de haberse puesto la camisa casi transparente y menos el pantalón tan ajustado. ¡Que tonto! En la cena podían encontrarse con alguno de los inversionistas y Junmyeon parecía un puto regalado —. No te gusta, ¿verdad? — susurro con un nudo en su garganta.

—¡¿Qué?! ! —reprochó SeHun furioso —. Me encanta, Conejito, me gusta tanto que ya no quiero salir, quiero encerrarte en esa habitación y... —jadeó y se calló cuando un par mozos del hotel caminó a su lado —. Te ves precioso, siempre te ves así Conejito, pero hoy estás deliciosamente apetitoso... —se mordió los labios admirándolo.

—Me encantaría que nos quedáramos aquí Hunnie. — jugó JunMyeon, haciendo unos hermosos pucheritos y SeHun se emocionó con evidencia —. pero quiero salir, quiero ver la Beijín de noche, así que vamos Hunnie.

—Lo que tú quieras, tus deseos son órdenes. —respondió y aprovechó de la soledad para devorarle la boca.

Sus manos subieron hasta su mentón y delinearon la piel de sus hombros con todos sus dedos, subieron por su cuello otra vez y se metieron por su nuca, apegándolo a su cuerpo mientras le devoraba la boca con deseo.

Abandonaron el hotel con discreción usando el subterráneo del lugar y viajaron al centro de la ciudad en el elegante vehículo que SeHun había alquilado.

SeHun condujo a menos de treinta kilómetros por hora por la gran avenida de la ciudad y dejó que JunMyeon admirara la zona y a sus personas, que se maravillara con sus brillantes y coloridas luces y que preguntara cuanta cosa se le venía en mente. SeHun respondió a cada duda de JunMyeon con sinceridad y paciencia y se rieron durante la mayor parte del viaje, hipnotizados por los encantos de la moderna cuidad de Beijín.

DULCE TENTACIÓN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora