Aventuras de unos adolescentes - Orígenes Parte 1 - Ladybug PV y actual

Capítulo 2: Nuevas amistades

Primer día de clase.

El profesor solo iba a dar un par de explicaciones sobre el nuevo curso. Es por eso que todos estaban saludándose entre ellos, hablando sobre el verano sin el más mínimo material escolar sobre la mesa.

Todos de pie, charlando.

Todos excepto Marinette, quien estaba sentada en el mismo sitio de todos los años esperando a la llegada del profesor.

Eso de que la niña rica de la clase te la tuviese jurada era bastante complicado. Al fin y al cabo, no importaba la buena personalidad que tuvieras si todos eran sobornados con fiestas prestigiosas, estrenos de películas con famosos, dinero y otras cosas por el estilo para que no se acercaran a ti.

Hasta aquel mismo verano parecía que Nathaniel era un amigo fiel a Marinette por encima de todo. Pero, claro, una vez más Chloé, la niña rica, había encontrado la forma ideal de arruinarle la vida a Marinette. A Chloé solo le hizo falta encontrar el punto débil de Nathaniel: el dibujo. Le fue tan fácil como pedirle a su madre, la crítica de moda más famosa de París, que buscara entre sus contactos a algún artista dispuesto a aceptar a Nathaniel como su aprendiz durante las vacaciones.

Marinette se sentía traicionada y, aunque Nathaniel había tratado de acercarse más de una vez para disculparse, ella no iba a dar su brazo a torcer. Él ya había demostrado que su amistad tenía precio. Ahora no sería ella quien daría la suya gratuitamente.

No.

Ella valía mucho más que eso.

Marinette estaba pensando en esto cuando una chica de pelo rizado y piel morena se acercó a ella.

-¿Está ocupado este sitio? – preguntó la desconocida.

Marinette volvió en sí.

-Eh... - empezó, repasando mentalmente todo lo que había oído mientras estaba en las nubes, en busca de la pregunta que le habían hecho -. Sí, claro – continuó una vez se hubo dado cuenta -. Es decir, sí, claro que puedes sentarte – añadió, pensando que la chica podía malentender que sí estaba ocupado el asiento al lado de Marinette.

La extraña se sentó.

Entonces un silencio incómodo inundó el ambiente.

-Bonitas gafas – comentó Marinette en un intento de entablar conversación.

-Gracias.

Silencio.

-¿Te apetece un macarón? – ofreció Marinette, recordando que su padre le había dado una caja entera para ayudarla a hacer nuevas amistades.

-¿Quién de todos es Chloé? – preguntó la chica nueva en voz baja para que no la oyera nadie más.

-La chica rubia vestida con ropa de marca. Está ahí detrás, rodeada por su séquito.

-¿Es cierto que si no haces todo lo que dice puede hacerte la vida imposible?

-Depende de lo que definas como imposible.

La chica miró a Marinette con curiosidad.

-Si no haces todo lo que dice te puede volver un marginado social fácilmente, pero su madre solo la hace caso hasta cierto punto y su padre está demasiado ocupado como alcalde para hacerle caso. Si le caes bien a su madre, no tiene ningún poder sobre ti – añadió Marinette, recordando que su hermana gemela Bridgette dejó de ser una marginada social el mismo momento en que su talento como diseñadora causó la admiración de la madre de Chloé tras ganar un famoso concurso nacional.

-¿No hay otra manera? Seguro que hay gente cansada de hacerle caso constantemente. ¿No hay un grupo de resistencia contra ella?

-Si por grupo de resistencia te refieres a mí y a mi soledad, entonces hay uno.

La chica sonrió.

-Es mejor que nada.

-¿En serio? – preguntó Marinette, sorprendida.

-Lo único que permite ganar al mal es que la gente de bien no haga nada. A mí no me apetece nada ser el perrito faldero de ninguna niña rica: desde que lo oí he estado pensando cómo podría hacer para defenderme de ella, pero ahora que estás tú aquí podemos luchar juntas contra ella y su reinado de terror. ¿Qué me dices?

Marinette miró a Chloé, quien se reía de la forma más falsa posible ante la broma de uno de sus compañeros.

-A por ello – contestó decidida.

-Me llamo Alya, por cierto – se presentó la nueva.

-Marinette.