Capítulo 3: Las amigas de Bridgette

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Alya y Marinette estaban hablando sentadas en sus respectivos pupitres cuando Bridgette entró en clase.

Tenía el pelo de sus coletas completamente alborotado, como si hubiese hecho un maratón antes de ir a la escuela.

Era el sitio seguro más cercano que se le había ocurrido.

Con la respiración todavía entrecortada debido al miedo que sentía, Bridgette trató de andar discretamente al pupitre de al lado de su gemela, como todos los años. Su mente estaba tan centrada en no generar sospechas que no se dio cuenta de que el sitio ya estaba siendo ocupado por Alya hasta que estuvo de pie delante de ella.

Bridgette y Alya estuvieron un largo rato incómodo mirándose fijamente, preguntándose quién era la otra. Marinette tuvo que intervenir:

-¡Hola, Bridgette! Te presento a Alya, es nueva en el colegio.

-Oh – dijo simplemente Bridgette antes de darse la media vuelta para sentarse en otro sitio.

Entonces se dio cuenta de que esto podía generar la preocupación de su hermana, así que añadió en broma:

-Supongo que al fin tus amistades han sido más rápidas que yo en coger sitio a tu lado. Tendré que darme más prisa la próxima vez – comentó, dándose la vuelta para mostrar a su hermana una sonrisa.

Después se sentó en el primer sitio vacío que encontró, en primera fila. A continuación, guardó la mochila lo más escondida y protegida que pudo.

-Eh... Esto... - empezó a decir una grave voz femenina -. Me iba a sentar yo ahí.

Bridgette levantó la mirada para observar a la chica de largo pelo moreno con mechas moradas. A continuación miró a la chica rubia que estaba sentada a su lado.

-¡Oh! Lo siento, Juleka. Como estabas de pie no me he dado cuenta – se disculpó Bridgette, dispuesta a levantarse.

¡Por supuesto que Juleka quería sentarse al lado de su novia Rose!

-¿Estás bien, conejito? - preguntó Rose poniéndole una mano en el hombro a su amiga, haciendo que se sentara de nuevo -. Te noto con las orejas alicaídas.

-No sabía que podía mover las orejas – bromeó Bridgette fingiendo que la expresión era literal.

Dentro del grupo de amigas, las cuatro tenían apodos de animales debido a una broma que gastaron hacía tantos años que ni se acordaban: Bridgette era conejito por sus coletas; Alix, quien en aquellos momentos estaba compitiendo con Kim para desintoxicarlo de la mala influencia de Chloé, era guepardo porque llegaba a ser muy rápida con sus patines; Juleka era tigresa por sus mechas; y Rose, un unicornio porque le gustaban tanto que no podían relacionarla con cualquier otra criatura del universo.

-Sabes a qué me refiero – insistió Rose -. ¿Es por lo que le ha hecho Chloé a Juleka?

Bridgette se sorprendió al oír aquello.

Después de ganar el concurso de diseño hacía dos años, Audrey, la madre de Chloé, la había acogido como su aprendiz y, un año después, cuando Audrey tuvo problemas para conseguir a una joven modelo que luciera los diseños de Bridgette, la joven consiguió que hiciera a Juleka su modelo. Al fin y al cabo, era el sueño de su amiga.

-¿Qué ha hecho? – preguntó.

-Chloé ha convencido a su madre de despedir a Juleka. Ha debido de decirle algo así de que nuestra tigresa estaba planeando marcharse con Gabriel Agreste tras vuestro éxito durante el verano.

-¡Oh, sí! ¡Es verdad! – exclamó Bridgette al darse cuenta.

Los diseños de verano de Bridgette tuvieron tanto éxito en los meses de junio y julio que ya en agosto habían conseguido superar en número de ventas a los diseños de Audrey. Esto ocurrió porque una estrella famosa del rock, Jagged Stone, comentó en redes sociales en una de las fotos de Juleka lo mucho que le gustaba el trabajo de ambas.

Con la espina que tenía clavada la diseñadora, solo hacía falta cualquier excusa barata por parte de Chloé para sacar a Bridgette y a Juleka de la partida. Lo sorprendente es que hubiese tardado tanto.

"Supongo que la venganza se sirve en un plato frío" pensó Bridgette.

-En ese caso, pronto tendréis noticias de mi caída – dijo la chica.

-He conseguido que Gabriel Agreste me contrate – anunció Juleka -. Necesitaba a una chica que hiciera sesiones de fotos con su hijo Adrián y cree que yo puedo quedar bien a su lado. Tal vez en esta ocasión pueda ser yo quien te ayude a ti.

-Gracias, Juleka. Espera – se interrumpió -. ¿Gabriel Agreste? ¿No le estás dando la razón a Chloé así?

-¡Qué más da! ¡Ya la han despedido! – contestó Rose.

-¡Que le den a Audrey! – exclamó Alix, quien estaba entrando por la puerta delante de ellas con los patines colgados sobre los hombros -. ¿De qué estabais hablando, por cierto?

Aventuras de unos adolescentes - Orígenes Parte 1 - Ladybug PV y actualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora