Nada es lo mismo

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Adrien se levanto. La dura realidad lo golpeo. Se levanto de su cama y se sentó al borde para observar a su alrededor y darse cuenta que ya no estaba mas en su hogar de Francia. Todo había cambiado. Adrien estaba solo, en un pais que no conocía, con personas que no conocía y que no hablaban su idioma y para colmo debía de seguir las reglas estrictamente propuestas por su padre, a pesar de nunca haber estado de acuerdo con su decisión. Adrien sabia que estaba Plaga, pero pocos eran los momentos donde podían conversar sin ser vistos. Adrien se para y observa al kwami, durmiendo sobre una pila de quesos. Mira por la ventana. Estaba en cuero cubierto por una toga y usaba unos pantalones largos de bolsa que lo protegían del frio. Lo único que pudo hacer al ser golpeado por la cruda realidad es acercarse a la ventana y comenzar a llorar. No fuerte, despacio. Dejaba caer las lagrimas suavemente por sus mejillas mientras su expresión no cambiaba. Adrien estaba enojado y frustrado. Ladybug no estaba, su padre tampoco y sus viejos amigos se olvidaran de el pronto por el pasar del tiempo. Estaba solo y a pesar de poder hacer nuevos amigos, Adrien seguía frustrado ya que ¿Para que hacer nuevos amigos? Si pronto los dejaría de ver.

El chico se vistió con una remera negra, jeans grises y una bomber. Para no llamar tanto la atención con sus ojos verdes, uso anteojos de sol, ya que al ser un joven rubio le seria imposible no llamar la atención entre los ciudadanos de Shanghái. Adrien se estaba cambiando, ya había empezado el día y tenia un humor de perros. No quería saber nada de nadie y menos de su padre. Todo el asombro que había vivido el día de ayer había desaparecido ante la cruel realidad. 

Cuando bajo a desayunar nuevamente se encontró solo con su comida. Pasados 10 minutos alguien entro al comedor. Era una chica, joven, era pelinegra con ojos achinados y usaba un rodete. Usaba un vestido negro y rojo. Adrien la vio y no pudo evitar acordarse de Marinette. -"Hola señor Agreste. Mi nombre es Nya y voy a asistirlo en sus tareas y rutina diaria de ahora en mas."- Adrien la miro y sin expresión se quito sus anteojos para colgárselos sobre su playera.-"Dime Adrien. Es un placer... ¿Cuántos años tienes?"- La chica se sonrojo ante la pregunta.-"Dieciséis, en 8 meses diecisiete"- Adrien ahora mismo estaba preguntándose como su padre pudo contratar a alguien el doble de joven de Natalie sin embargo no se quejo, ya que al ser mas joven la chica le daría mas libertades que Natalie y además el seria lo suficientemente inteligente para no afectarla en el camino.-"Un placer Nya, puedes sentarte si quieres"- Ofreció Adrien poniéndose nuevamente los anteojos, quería averiguar que tan lejos iría Nya. Ella no se sentó y comenzó a parlotear.-"Adrien. Hoy debemos ir al colegio Yew Chong a las 7:45, ósea en 30 minutos. Luego terminaras tu horario escolar a las 16:40 y mas tarde tendrás una reunión junto a tu padre a las 17:40 para comenzar a organizar las sesiones de fotos de aquí en adelante. ¿Alguna pregunta?"- Adrien miro a su plato vacío. Casi suena como Natalie.-"¿Tu vendrás conmigo siempre? ¿No tienes que volver a casa o... algo?"- La chica casi repitiendo una frase de memoria respondió.-"Una vez termine el día dependerá del horario si vuelvo a casa o no, si es muy tarde dormiré aquí en esta residencia y si es temprano volveré a mi hogar"- Adrien sin querer saber mas de lo debido e incomodar a la chica solo le respondió con un -"De acuerdo"-

Los dos chicos bajaron por el elevador hacia el Mazda naranja que los estaba esperando en la entrada. La chica subió con el. -"Tenga señor Agreste"- Nya le dio un uniforme que parecía de una escuela. Adrien acababa de descubrir la verdadera agonía. Debía usar uniforme escolar. Era una chomba gris con un chaleco negro con bordes grises y una corbata y para complementar pantalones negros con zapatos. -"¿Las chicas también usan estas cosas?"- Pregunta asqueado Adrien.-"Si. Una vez lleguemos nos cambiaremos en los vestuarios."- Durante el resto del viaje reino el silencio. Las cosas iban de mal en peor para el rubio y ya no estaba frustrado, estaba enojado. Ocultaba su rostro tras los anteojos, ya no sabría cuanto tiempo podría poder usarlos.

"No quiero parar"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora