Capítulo Cinco: Fiesta de no cumpleaños.

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Fue extraño. 

El otro día, en ese incidente con los hombres. Ryusei solo apareció ahí de la nada, golpeando a ambos dos.

Cuando acabó con ellos, se giró hacia él, le preguntó si estaba bien y se marchó sin más.

—Baji-san, tu vice-capitán es extraño. —Habló el rubio cuando ese recuerdo vino a su mente.

—Ya. —Contestó obvio empujando la puerta.

—¡Celebraré mi cumpleaños esta misma noche! ¡Todo el mundo está invitado! —La persona de la que estaban hablando apareció en escena ante ellos, siento tan poco discreto como siempre. 

—¿Hoy es tu cumpleaños? —Preguntó Chifuyu, nunca habían hablado sobre ello.

—¿Pero no fue el mes pasado? —Interrumpió Baji, recordando como había dicho exactamente lo mismo a principios del mes anterior.

—A todas las celebraciones importantes las llamo «mi cumpleaños», porque no hay día más importante que el que nací. Así todas las cosas que llame «mi cumpleaños» serán igual de importantes que mi cumpleaños real. —Explicó detalladamente, como si fuera lo más normal del mundo. —Yo creo que está muy claro, no sé que es lo que no entendéis. —Añadió encogiéndose de hombros, viendo como los dos se quedaron mirándole con una expresión de confusión.

—Eso no tiene ningún sentido. —El de cabello negro entró por completo al aula, sentándose en una de las sillas vacías.

—Como sea, tengo muchas invitaciones que repartir, venid si queréis. —Finalizó su discurso entregándole las dos invitaciones a Chifuyu para luego irse a toda prisa.

—Seguro irá mucha gente, es popular y su casa es enorme. —Comentó Baji mirando hacia las tarjetas que sujetaba el rubio. 

Durante el resto del día Chifuyu estuvo en las nubes, replanteándose se ir o no a la susodicha fiesta.

Por una parte no era mucho de asistir a fiestas, principalmente porque no era invitado a ninguna.

Pero por la contraparte, tenía curiosidad por qué pasaría allí. Además, sería una buena oportunidad, conocer el lugar donde vive, a sus amigos e incluso a su familia, le haría ganar cierta ventaja en esta guerra en la que solo batallaba él.

Al final, debido al aburrimiento que sentía en su casa e impulsado de nuevo por la curiosidad, decidió ponerse en marcha hacia allá.

La dirección que estaba en las invitaciones que les dio pertenecía a un distrito algo alejado del centro de Tokio, conocido por ser un lugar exclusivo para personas con alto poder adquisitivo, no cualquiera podía comprar una casa ahí. 

Al llegar a su destino, después de tomar dos autobuses y recorrer unos cuantos metros andando, llegó al hogar de Ryusei. 

El lugar estaba protegido con altas vallas. Detrás de estas, se podía divisar una casa blanca con hermosos jardines a su alrededor. De hecho, se podría decir que era la típica casa que se le venía a la cabeza cuando alguien decía: "casa de ricos".

—Cómo no, alguien como él solo podía vivir en un lugar como este. —Rió empujando la gran puerta de la entrada.

El camino hacia la casa era muy agradable, pequeñas piedras en el suelo te guiaban junto a pequeñas luces. Las flores, los árboles y los arbustos, todo pertenecía en armonía aún siendo casi madrugada. 

Fue a la parte de atrás, donde se escuchaba todo el bullicio. Ahí se encontraba la piscina.

Era cierto lo que había dicho Baji, había mucha gente. Sabía que Ryusei era popular, pero no pensó que sería algo tan exagerado, aunque pensando bien, todo en él era así. 

¡Chico Lindo! | RyufuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora