Capítulo Seis: Preguntas y respuestas.

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El suave tacto de las sábanas era tan agradable que casi le hacía olvidar el horrible dolor de cabeza que sentía en ese momento. Había oído hablar de lo que solía ocurrir luego de beber alcohol, pero no pensaba que fuera para tanto.

Poco a poco fue abriendo los ojos mientras seguía lamentándose de lo que sea que hubiese hecho la noche anterior, porque no recordaba nada.

Lo primero que vio fue su mano vendada y luego, al lado de esta, se encontraba un gato completamente blanco durmiendo sobre la almohada mientras ronroneaba.

Se fijó que tenía un collar de color rosa con una palabra escrita con pequeños diamantes sobre el dibujo de un pez.

"Tofu." Se leía escrito en el collar.

—¿Tofu? ¿Te llamas Tofu? —Preguntó Chifuyu aún somnoliento.

Cuando se incorporó para acariciar al peludo animal vio una nota sobre la mesita de noche.

La agarró y empezó a leerla.

"Buenos días bella durmiente, perdona que no esté en casa, pero tengo cosas que hacer. Le dije a tu madre que te quedabas a dormir en mi casa, así que no te preocupes. Nos vemos en otro momento, tenemos que hablar de lo que pasó ayer. "

Chifuyu frunció el ceño confuso.

¿De qué se supone que tenían que hablar? ¿Qué había pasado ayer?

[...]

—¡Mika! ¡Mi chocolatito! —Exclamó el joven moreno entrando por la puerta del aula que se encontraba casi vacía.

El nombrado ignoró por completo a Ryusei, siguiendo con la tarea que estaba realizando.

Mika era miembro de Yotsuya Kaidan, la pandilla a la que pertenecía Ryusei antes de formar parte de Toman, y también era su amigo de la infancia.

Cuando Ryusei abandonó es pandilla, Mika quedó en el punto de mira. Fue golpeado e incluso torturado, pero jamás dijo ni una sola palabra sobre su amigo, aún sabiendo dónde se encontraba. Al no contestar de ninguna forma fue expulsado y tomado como un traidor.

—¿Qué mierda estás haciendo, friki? —Se quejó el que acababa de entrar, mirando con disgusto el cuerpo muerto de la rana que se encontraba sobre la mesa.

—Diseccionar una rana. —Dijo Mika de forma obvia.

—Luego te sorprendes de no tener amigos. —Dijo burlón el del tatuaje.

—¿Qué quieres, Ryusei? —Fue directo al grano, sabía que no venía solo para visitarlo.

—Tú eres la persona más inteligente que conozco, así que respóndeme a esta pregunta, ¿cómo sé si alguien me gusta? —Cuestionó el moreno sentándose en la mesa, al lado de la rana, pero manteniendo cierta distancia, le daba asco.

Mika se quedó en silencio mirándolo con cara de disgusto durante unos segundos, pensando que se trataba de una de sus bromas.

—Supongo que si piensas mucho en esa persona, quieres compartir cosas con ella, no sé ese tipo de cosas. —Respondió sin darle mucha importancia al ver que lo preguntaba en serio.

—¿Qué mierda de ejemplos son eses? Según esa lógica me gustas tú. —Se quejó de la vaga respuesta que le concedió.

—¿A mí me quieres follar? —Dijo directo, comenzando a cansarse de tanta pregunta.

—¡No! ¡Oye, que asco! —Exclamó con disgusto alejándose de él.

—Mira no tengo ni idea sobre el amor, ya sabes que esas cosas me cuesta entenderlas. La única diferencia que se ocurre entre una amistad y algo romántico es el sexo. —Explicó Mika su punto de vista.

—Entonces si quiero hacer lo mismo que hago contigo, pero teniendo sexo, ¿es que esa persona me gusta? —Interrogó Ryusei, reflexionando sobre lo que le había entendido.

—Sí, supongo. —Le dio la razón esperando que lo dejase tranquilo de una vez.

—Vale, lo pillo. —Afirmó para si mismo. —¿Y cómo se supone que tienen sexo dos hombres? —Volvió a preguntar rompiendo el silencio que él mismo había creado dos segundos antes.

—Por Dios, déjame en paz. —Resopló recolocándose las gafas, exhausto de aguantar las preguntas incómodas de su amigo.

—Por cierto, ¿has visto a Kojiro últimamente? —Cambió drásticamente el tema de conversación Ryusei, de hecho este era el verdadero motivo por el que vino a visitarle.

—No, desde que me echó no lo he visto. —Contestó con desprecio recordando la cara de ese joven el cual tanto odiaba. De hecho, nunca le cayó bien.

—Volveré otro día. Adiós Mika, cuídate. —Se despidió de él con un abrazo corto, que no fue correspondido.

—No gracias, no vengas con más preguntas extrañas, no soy tu psicólogo. —Pidió mientras veía cómo se marchaba del aula.

¡Chico Lindo! | RyufuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora