Capítulo final

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—¡Ya deja de cantar! —pidió por enésima vez.

—¡Entonces déjame salir! 

—No lo haré —respondió con enojo y fastidio el guardia que vigilaba la celda donde Jungkook se encontraba.

—Bien —decidió ponerse cómodo, recargando su espalda sobre la pared cercana a la entrada—. Envidioso.

Nadie habría querido decirle el motivo de su detención, simplemente fue llevado a la fuerza y golpeado bruscamente sin piedad. Tenía heridas abiertas en la espalda, piernas, rostro y manos.

Su boca se secó luego de un tiempo tarareando la misma nota musical. Era tarde, los rayos del sol entraban por el hueco arriba de su cama, iluminando el lugar, dejando entrar el frío y evitando que se creara humedad. El interior se oscureció, Jungkook giró por lo repentino que había sido eso, topándose con el rostro de Taehyung. Sonrieron mutuamente.

Jeon vio que el guardia yacía dormido en su silla, cantar había funcionado y no sabía si estar alegre por la tranquilidad que le dio o estar molesto por pensar que escucharlo era aburrido. Le restó importancia al ponerse de pie y correr hacia su cama, subiendo a ella.

Cuando se acercó, Taehyung supo que quizás ya era demasiado tarde para tratar de convencer al rey de retirar la condena, pero no se daría por vencido, ya iba con un plan en mente.

—¿Acaso mi vida no vale nada? —preguntó Jungkook al tomar los barrotes que le impedían escapar o recibir objetos de gran tamaño—, ¿Tan poco tiempo merezco vivir entre los vivos?

—¿Por qué lo dices? —estaba asustado por las palabras del contrario.

—Los dioses me han mandado uno de sus más majestuosos ángeles —extendió la mano, esperando la respuesta del otro. Dio un ligero jalón para llevarla a sus labios y dejar un beso delicado en ella.

Taehyung comenzaba a percibir una especie de sentimiento inexplicable hacia Jungkook, comenzaba a enamorarse cada vez más de él. 

—Deja de jugar, tonto —dijo, tratando de tranquilizar su alborotado corazón. Aún tenían las manos unidas.

—Seré un tonto, pero soy tu tonto, querido Taehyung.

Ese llamado encendía incluso al mínimo centímetro de su cuerpo, antes de arriesgar todo lo que tenía en mente, quiso asegurarse que jamás se arrepentiría. 

—Desde que nos conocemos me has dicho así, ¿Por qué?

—Querido Taehyung —repitió en un suspiro—. Quiero tener tu corazón latiendo al mismo ritmo que el mío, saber que piensas en un "nosotros" tanto como yo. No sé cómo más decirlo, pero estoy seguro que... —con la mano en el pecho, sus ojos brillando como la primera vez y juntando todo el valor dentro de él.

Cómo era posible que un bardo experto en cautivar corazones se haya quedado sin palabras para expresar su alegría, ¿Era acaso posible o solo fracasó como uno? Jeon Jungkook estaba sintiendo demasiado para poder sacarlo. El alma nunca se callaba, eso ya bien lo sabía; siempre encontraba la manera de decir lo que sentía, a gritos, susurros o en un simple...

—Te quiero.

Definidamente Taehyung había nacido para pertenecerle a esas manos que lo tomaban con delicadeza, pero llenas de pasión. 

—Te sacaré de aquí y huiremos juntos —dijo decidido.

—A donde sea que el viento te lleve, allí estaré.

Taehyung soltó la mano de Jungkook con miedo al mañana que se aproximaba. 

— Espera unas horas más, mi padre no sabe que estoy aquí, cree que estoy en la cama y-

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⏰ Última actualización: Jun 11 ⏰

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