Nueva perspectiva

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Al día siguiente había fiesta en todo Arendelle, después de que se anunció el nacimiento del nuevo príncipe temprano en la mañana, Elsa observaba desde la ventana de su oficina a las persona que poco a poco llegaban a dejar regalos o tarjetas de felicitación. Desde que empezaron a llegar los niños a la familia, acostumbraban a bajar y pasar un rato con los que iban llegando para agradecer sus muestras de cariño, aunque esta vez eso tendría que esperar un rato más, Elsa no quería romper la tradición, pero no solo estaba ocupada con sus responsabilidades normales, sino que su mente estaba llena de preocupación y anticipación. Cada vez que un niño nacía algo malo pasaba, pero esta vez era diferente, porque esta vez si habían logrado atrapar a quien había cometido la ofensa.

Elsa se apartó de la ventana con un suspiro, era hora de ir a interrogar a la mujer que había intentado secuestrar a sus hijos. Mientras se dirigía a los calabozos, Elsa repasaba en su mente lo que Kristoff le había contado la noche anterior después de poner a dormir a los niños, le dijo que según el reporte del capitán de cuando atraparon a la mujer, ella y los niños estaban como en un trance, la mujer repetía una y otra vez: "nieve, fuego y aire, 3 de 8" y cuando los encontraron, la mujer no puso resistencia y los niños sin decir nada obedecieron al capitán. Éste describió que a pesar de sus tristes expresiones ellos lo reconocieron y dijo que ese estupor no se fue de ellos hasta que al regresar al castillo entraron en el mismo pasillo que la reina caminaba. 

El reporte que la reina recibió de los guardias del calabozo solo un par de horas atrás decía que la mujer había permanecido en total silencio viendo hacia el vacío desde que la llevaron allí, que no parecía querer dormir o comer, pero que aparte de eso no habían visto nada extraño. Elsa trató de recordar el comportamiento de los niños desde que los abrazó en el corredor, pero no podía identificar un comportamiento extraño y ellos no habían expresado ningún dolor o incomodidad. Nada parecía casar con nada, ni tener sentido y eso solo lograba darle más ansias. Así caminó perdida en sus pensamientos hasta llegar a los calabozos donde los guardias la saludaron con una reverencia antes de guiarla hacia la celda de Astrid, la mujer que había sido la primer maestra de sus hijos.

- "¿Cuándo fue la última vez que la vieron?" preguntó la reina.

- "La última patrulla fue hace 15 minutos majestad" respondió el guardia que la acompañaba.

- "¿Algo nuevo?"

- "No majestad."

Caminaron los últimos pasos en silencio hasta quedar paralizados frente a la celda... allí en el suelo estaba la mujer inmóvil. El guardia se apresuró a abrir la puerta y corrió a arrodillarse junto a la mujer, tomó su pulso, estaba muerta.

- "Murió majestad" anunció, viendo a la reina con los ojos muy abiertos.

- "¿Cómo ocurrió esto?" preguntó Elsa sacada de lugar, con sus pensamientos corriendo a mil por hora "¿puede ver cuál es la causa de muerte?"

El guardia movió suavemente a la mujer para que quedara de costado, examinando rápidamente alguna herida visible.

- "No hay sangre majestad... no parece haber habido ningún golpe... solo esta...  esta espuma que sale de su boca."

- "¿Quién fue el último guardia en hacer la ronda?"

- "Yo mismo."

Elsa observó al guardia con mirada penetrante, se volteó a ver al guardia que permanecía apostado a la entrada de los calabozos y con una voz fuerte y clara dijo:

- "Llame al médico ahora mismo, deje a otro soldado en guardia y traiga con usted al capitán Aksel."

El soldado salió sin decir nada, dando instrucciones a otro soldado de que ocupara su lugar. Elsa no hizo caso a la presencia del soldado que la observaba confundido, aun observando en silencio a la mujer frente a ella. Perdida en sus pensamiento dio un paso hacia ella, su corazón palpitando cada vez más fuete, una mezcla de emociones la invadían. Esta mujer había cuidado a sus hijos, les había dado sus primeras lecciones, nunca dio indicios de tener malas intenciones o motivos ocultos. Sin embargo, era la misma mujer que sin avisar a nadie se llevó a sus hijos al bosque justo en el momento en que su hermana daba a luz, sin dar explicaciones, sin parecer incluso consciente de lo que hacía. Miedo, eso la invadía, su primer impulso fue nunca más dejar que nadie se acercara a sus hijos, porque una y otra vez personas en las que confió la traicionaron, ¿cómo podía seguir confiándole a nadie lo más preciado para ella? Pero una y otra vez había rechazado esa idea, no quería aislar a sus hijos, ella más que nadie sabía lo horrible que era eso.

Arendelle y los fantasmas del pasado - Orígenes - Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora