*Narra Vilma*
Me desperté, me encontraba en una habitación del hospital, giré la cabeza, en la cama de al lao se encontraban dormidos María y Liam. En cuanto tuviese la oportunidad, iba a interrogar a María. Repasé en mi cabeza el día de ayer: Iris, María y yo estudiando historia, Hector tiene una moto, me dirijo a su casa, lo han apuñalado, a quirófano, poli guapo me interroga, María y Liam juntos, Hector está vivo, Héctor está en coma, yo me desmayo... Con lo tranquila que era mi vida...
Me levanté, me volví a sentar, la cabeza me daba vueltas y vueltas. Necesitaba a Héctor, necesitaba ver sus ojos, necesitaba saber que estaba bien.
Eran las diez y media, a las doce vendría, creo que se llamaba Louis, a informarme sobre el caso. Héctor era un chico legal y responsable, ¿por qué alguien querría matarlo? Esa persona seguía suelta, cualquiera puede estar en peligro: la familia de Héctor ni siquiera estaba en España, por lo que estaba a salvo, pero los chicos de su banda, sus amigos, e incluso yo, estábamos en peligro. Me entró el pánico. Vilma, piensa. Tenía que llamar a los chicos de la banda, a Harry y a Iris, y decirles que no salgan de sus casas bajo ningún concepto. Solo habían pasado dos minutos y por mi cabeza habían pasado mil cosas.
Empecé a llamar a los miembros de la banda. Empecé por Josh, el guitarrista, cuando lo llamé estaba muy nervioso, lo encontré extraño, le conté lo ocurrido, me prometió no hacer ninguna locura. En cuanto se lo conté a Niall, vocalista del grupo, se puso a llorar como una magdalena, era muy sensible aún siendo cantante de rock, quería venir corriendo, pero se lo prohibí. Después llamé a Damond, el batería, quién lo asumió, pero yo estaba segura de que no me haría caso y saldría de su casa.
También llamé a mi hermana, se quedaría en casa con Harry.
Con mis llamadas desperté a Liam y María. Bajamos a la cafetería a desayunar, no tenía apetito, aunque no comía desde hace mucho.
-Bueno, así que por fin estáis juntos!-María miró de reojo a Liam, que se puso rojo.-enhorabuena.
-A las una, nos dejan visitar a Héctor- dijo Liam.
-A las doce viene el agente a informarnos, quizás haya descubierto quien pudo hacer eso.
Mantuvimos una larga conversación con el agente Tomlinson, por lo visto el coche robado era de una tal Eloise Hale, profesora del instituto, no la conocíamos ya que era sustituta y apenas andaba por allí. Isobelle se había fugado de casa, la estaban buscando. Todavía no habían dado con el desgraciado que apuñaló a Héctor.
-Son las una, ya podemos pasar a verlo- la voz de María interrumpió mis pensamientos.
Preguntamos a la enfermera en qué habitación estaba, nos dijo que la 269. De camino hacia la habitación nos encontramos con Harry y mi hermana, veo que no me hicieron caso y no se quedaron en casa, y nos acompañaron a visitarlo. 265, 267... 269! El corazón se me iba a salir del pecho.
Entramos. Y allí estaba él, mi vida, el niño de cuatro años del que me enamoré y del que seguía locamente enamorada. Estaba dormido, lleno de tubos por todas partes. Nos colocamos a su alrededor, le cogimos las manos y formamos un círculo, cerramos los ojos y permanecimos en silencio. Se escuchaban los pitidos del monitor, su corazón, que latía rítmicamente, y los sollozos de Liam y Harry.
-Vilma, os dejamos solos- me encantó la idea de mi hermana, a la que asentí con la cabeza. Los cuatro dejaron la habitación, en la que solo estábamos Héctor y yo.
¿Qué se supone que debes hacer Vilma? ¿Hablarle? Está en coma, no creo que te escuche, so melona. Le volví a agarrar la mano.
-Si me escuchas, despierta, por favor, te necesito, te necesitamos.