La Llamada

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Agarré inmediatamente el teléfono y aquella persona se identificaba como quién estuvo a cargo del testamento de mi madre, bastante oportuno que se hubieran reunido hace muy poco tiempo para hacer dicha carta, como si mi madre ya hubiera planeado todo esto desde hace mucho, ¿Cuál sería la razón de hacer un testamento en el mismo mes en el que morirás?, si las cosas ya estaban extrañas de por sí ahora con esto se ponían peor.

Me dejó literalmente todo, la empresa ya tenía a alguien de confianza a su cargo así que sólo debía contratar a alguien que estuviera al tanto de lo que pasaba en la empresa, junto con esto las cuentas bancarias correspondientes con grandes sumas de dinero, propiedades que no sabía ni dónde carajos quedaban y que nunca había escuchado mencionar a mi madre, además de un par de autos y una avioneta, curioso que siempre quise volar en una y no sabía que mamá tenía una hasta ahora, al final era su vida, tampoco se veía en la obligación de compartir todo pero pensé que tenía cierta confianza como para decirme las cosas de las que hasta ahora me estoy enterando.

El señor me comentó que pronto vendría a traerme los papeles y una carta aparte que me dejó mi madre específicamente para el momento en el que ella falleciera. Al colgar me sentía como en una película, una novela o en un libro de algún escritor extraño con ganas de hacerle la vida imposible al protagonista, parecía que así como salían cosas buenas vendrían cosas muy malas de las que debería tener cuidado. Luego de esto, Judith entró con un café y una mirada triste, me comentó que varios de mis familiares habían llamado para dar su sentido pésame y que vendrían a partir de mañana para organizar todo lo correspondiente con el velorio y demás, no es como que odie a alguno de ellos pero desde que empiezas a sentir ciertas malas actitudes hacia ti sólo quieres estar apartado de esas personas, personas que por casualidades de la vida vendrían para el funeral y por obvias razones tendría que conversar con todos, razón por la cuál pensé que sería una noche larga, demasiado larga para mi gusto, así que preferí saltarme la cena debido a que no tenía ganas ni tiempo para esas cosas, sólo quería saber por qué mi madre había tomado aquella decisión tan precipitada.

Tomé mi café y le pedí a Judith que sí alguien venía a buscarme le dijera que no estaba a disposición para nadie, subí al cuarto de mi madre nuevamente y empecé a revisar suavemente cada documento que estaba en su escritorio, entre aquellos papeles apilados había encontrado la carta que me había dejado así que pensé que seguro había algo más, pero lastimosamente no encontré nada de mi interés, o por lo menos eso pensaba por ahora, sabía que ella era tan ordenada que seguro dejó esa carta allí a propósito para que yo la encontrara a primera vista así que decidí mejor buscar en otro lado.

Con aquella idea en mente empecé a buscar en los estantes, entre los libros, detrás de los cuadros, abajo de la cama, en dónde guardaba su maquillaje, sus collares y perlas, nada absolutamente nada, ni siquiera sabía qué era lo que específicamente estaba buscando en ese cuarto, sólo trataba de encontrar una razón del por qué, ¿En realidad era necesario dejarme solo?, No es como que no pueda cuidarme a mí mismo pero hasta el día de hoy ella era lo que podía llamar con orgullo mi madre y mi única familia. Con la desesperación que me llenaba en ese momento golpeé con todas mis fuerzas el escritorio que estaba frente a mí, derrepente sonó la caída de un objeto metálico de él por lo que pensé que lo había dañado algo así, al momento de agacharme a recoger lo que probablemente era un clavo pude ver para mi sorpresa que en realidad era una llave, se veía vieja pero bastante funcional, ¿De qué era?, ¿Qué abría?, ¿Podría ayudarme en algún momento con todo lo que estaba pasando?, Entre todos estos pensamientos terminé dormido en la silla de aquél escritorio sin esperar lo que vendría para mí la mañana siguiente.

¿𝘘𝘶𝘪𝘦́𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘢́ 𝘵𝘳𝘢𝘵𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘮𝘢𝘵𝘢𝘳𝘮𝘦?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora