Iba en la limusina con el chofer y cogida a mi hermana de la mano. No quería volver, no estaba preparada.
_Naia, ¿Estás bien? Hace tiempo que no dices nada, me dijo mi hermana.
_Si cariño, solo pensaba.
_¿Tú crees que mamá y papá nos quieren? Es que a los niños de mi clase les mandan cartas y a mi muy pocas, me dice en un susurro que apenas puedo oír.
_Claro que si, es que están ocupados con su trabajo pero nos quieren mucho, sobre todo a ti, te quieren un montón.
Como le podía explicar a una niña de 6 años que sus padres no la quieren, que no nos hablan porque no quieren. A veces es mejor omitir cosas, quiero que tenga una infancia mejor que la mía.
_¿Me lo prometes?
_Te lo prometo, ahora duérmete un poco que nos queda un ratito para llegar.
Tenía muchas dudas, estaba nerviosa. Sabía que nada iba a ser como antes, no había mantenido en contacto con la mayoría de mis amigos, solo con Cayetano y Vicky. Ahora que se suponía que tenía que hacer ¿Saludarlos nada más verlos? Hacer como si nada hubiese pasado. Era extraño, ahora preferiría estar como Daniel que aquí.
Después de un tiempo vi la entrada que años atrás me encantaba ver, ahora no. De pequeña me daba miedo este internado, era muy grande y la decoración no es que ayudara. Pero desde el primer momento tuve a Ivan sujetándome la mano cada vez que tenía miedo o a Hector contándome un cuento cuando no podía dormir.
_Peque, ya hemos llegado.
_¿Y si nos marchamos? Nos podemos escapar juntas.
_Me parecería un plan ideal pero creo que ya no sería secreto, dije señalando al chofer mientras me reía para intentar alegrar la cara de mi hermana.
_Pero tú porque no quieres ir señorita.
_No se, prefiero estar en casa con papá y mamá, como en el verano. Además tengo amigos pero de verdad de verdad creo que ninguno.
_¿Y tú como sabes que es un amigo de verdad?
_Porque cuando fui a casa a navidad te escuche decirle a Daniel que era uno de tus amigos de verdad.
Tras escucharlo mi mente volvió a esas fechas, en las que había vuelto a ser feliz. Todo gracias a una persona, ya que quien pensaba que era mi amigo de verdad ni me había llamado para pedirme perdón. No pude evitar soltar una lágrima que iba cayendo por mi cara.
_No llores tata, Daniel esta con los angelitos, me dijo mientras que me quitaba una lágrima.
_No lloro cariño y venga vamos a bajarnos ya que si no empezamos las clases ya en navidad, dije y al segundo podía escuchar la risa de mi hermana.
El chofer bajo primero y sacó las maletas. Seguidamente lo hice yo cogiéndolas y dándole la mano a mi hermana.
_Bienvenida de nuevo al internado laguna negra Naia, me dije mientras veía la fachada.
Cuando más me iba acercando ,mi corazón latía más rápido, y más nerviosa estaba. Había un momento que les tenía a una distancia razonable, bueno les tenía ahí justo enfrente mío a todos. La gente de mi curso cuchicheaba y mis amigos o los que lo eran me miraban expectantes. No les había mencionado a ninguno que iba a volver porque me esperaba poder convencer a mis padres pero no fue así. Pasamos al lado de ellos, no quise cruzar miradas, mantuve mi mirada al frente y una vez dentro del internado vi a Hector.
_Naia, me dijo mientras me tenía en sus brazos.
_¿Qué tal estás? Me han contado todo.
_Enana, porque no vas a buscar tu cuarto, yo voy ahora, le dije a mi hermana mientras le daba un beso en la cabeza.
_Vamos a mi despacho.
Yo le seguí y me senté en la silla, de pequeña me enfadaba porque decía que esa silla era solo mía porque siempre hablaba ahí con Hector.
_Estoy bien, ya se de que va la cosa.
_Naia ¿Tú sabes que me puedes contar todo no?, me dijo con una de sus sonrisas de padre. En verdad Hector había sido más padre mío que mis propios padres.
_Lo se Hector, pero... es difícil. No se como explicarlo.
_Te fuiste por una pelea con Ivan, nunca supe el por qué.
_Nada importante, peleas tontas.
_Sabes, aunque no ha dicho nada se notaba que te echaba de menos.
_Seguro que el que me has echado de menos has sido tú, por fin un poco de tranquilidad en tus clases, le dije riéndome. En verdad lo pensaba, sé que en clase estoy de todo menos atenta y eso muchas veces molesta a los profesores.
_Pues yo si te he echado de menos y hay más gente que también. Por ejemplo Jacinta y Fermín, no lo sabes tú, siempre me decían que echaban de menos que alguien apareciese por la cocina. Pero sobretodo yo creo que tu hermana, lo ha pasado mal, ¿Tenéis problemas en casa?
Me quede paralizada en esa silla, no sabía que contestar, al fin y al cabo eran mis padres. Justo alguien llamó a la puerta y paso. Era un chico que parecía de mi edad castaño y con ojos verdes, iba acompañado de lo que me imagino que sería su hermana pequeña una niña rubia asustada.
_Lo siento, volvemos en otro momento.
_No, me voy yo, me alegro de verte Hector.
Cuando salí por la puerta escuché como el chico le decía a su hermana que fuese a buscar su clase. Tras la niña salir la veía asustada y con la mirada puesta en mi.
_Hola, soy Naia ¿Y tú?
_Paula.
Me agache para estar a su altura y la niña me miraba con ojos dudosos.
_Naia, ¿Me puedes ayudar a encontrar mi clase?
Cuando me quise dar la vuelta para buscar su clase me encontré al grupo de frente. Ivan me miraba sin ninguna expresión y los demás con una sonrisa menos Carol. No sabía que hacer si decirles hola o marcharme pero Jacinta me salvo de la situación.
_Pero si es mi pequeña Naia, me dijo mientras me abrazaba y me daba una sonrisa de esas de abuela.
_¿Qué tal estás? Vamos a la cocina y me cuentas.
_Te he echado mucho de menos, mira Paula esta es la gobernanta y esta es la que manda.
Jacinta se quedó mirando a Paula como si la conociese de algo, después la dejamos en su clase y nos fuimos a la cocina a charlar.
_Si tenemos aquí a la chica más guapa del internado.
_Siempre igual Fermín, dije entre risas.
Estuvimos los tres charlando un rato, de como me había ido a mi fuera, como les había ido a ellos dentro. Paso Hector y me dijo que mi habitación era la de siempre, por lo cual mis compañeras eran Victoria y Carolina. En realidad quería volver a viejos tiempos, los echaba demasiado de menos. Cuando fui a la habitación me puse el uniforme mientras escuchaba las normas que ya me sabía de memoria. Me agache a mi mesilla y coloqué una foto que salía con Daniel, estábamos riendo en su moto, fue la última que nos hicimos. Le echaba de menos, mucho de menos. Cuando me quise dar cuenta tenía lágrimas en mi cara y compañía, Carol y Vicky.
-Naia, ¿Que tal estás? Me pregunto Vicky mientras me abrazaba.
Estaba empezando a odiar esa pregunta, me lo han dicho por lo menos 50 veces desde que he llegado.
-Bien, ¿Y vosotras? Mucho tiempo sin vernos.
-¿Quien es ese? Pregunto Carolina con expectación.
-Daniel, chicas me voy a ver a mi hermana, luego si eso nos vemos.
Mentira, no iba a ver a mi hermana. Iba al baño a llorar como me había acostumbrado mientras fumaba. Sabía que eso era malo, pero era lo único que podía hacer para olvidarme por un rato.
______________
No iba a bajar a cenar, no tenía ganas. Sabía que al día siguiente Jacinta me iba a coger por banda. Estaba en la cama pensando como pasaría los días aquí y escuché como la puerta se abría, lo único que se me ocurrió fue hacerme la dormida, que magnifico plan ni que fuera una niña de tres años. No sabía quién estaba conmigo en mi habitación y sentí miedo cuando sentí que alguien se sentó en la cama y me estaba acariciando la cara. Mi primer pensamiento fue coger la lámpara y darle un buen golpe pero la voz era una que llevaba escuchando mucho tiempo.
_Te he echado de menos enana.
Solo había una persona que me llamaba así y esa persona era Ivan, decidí seguir escuchando lo que me decía.
_Siento no haberte escrito en todo este tiempo, pero no sabía que decirte. Solo puedo decirte lo siento, las cosas no fueron como tú crees pero eso da igual. No sabes lo que sentía cuando venía a esta habitación y no veía tu parte desordenada ni nuestra foto en la mesilla. Bueno ahora parece que ya no la tienes, que la has cambiado por otra pero en esta salís bien los dos. No como en la nuestra en la que teníamos nueve años. Este tiempo sin ti ha sido diferente, no tenía a nadie con reírme en clase ni con meterme con el cara cartón, ni a quien contarle todo lo que me ha pasado que te tengo que poner al día mi padre es .... bueno da igual. Sabes ahora tengo un nuevo compañero de cuarto, me gusta llamarle botafumeiro es de Galicia y tiene una hermana pequeña, me recuerda a Evelyn. El curso pasado te echo mucho de menos, eres como su madre. Al principio estuvo triste pero se la fue pasando. Imagínate que he llegado hasta a jugar a las princesas. Bueno voy a parar de hablarte que tus horas de sueño son intocables, hasta mañana enana.
Se fue dándome un beso en la cabeza y ahora me replanteaba todo ¿Como que no fue como yo creo? ¿Que pasó en verdad? Al fin y al cabo como dice mis horas de sueños son intocables por lo que acabo dormida rápidamente.
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El internado Laguna Negra
AléatoireNaia está rota, desde aquel día ya no fue la misma. Hija de los mejores abogados del país vuelve al internado en el que se crio y el que no tendría que haber abandonado. ¿Como será ese reencuentro? ¿Qué pasaría si sucediesen cosas extrañas en el int...