Capítulo 8

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Karol...

Mejor hice lo que Ruggero me dijo, antes de que se enojara más. Después de todo le tenía que obedecer si no quería que las cosas terminaran peor.

Me cambié de ropa, me puse unos jeans y un suéter.

Miré por última vez mi brazo antes de darme la vuelta, al girar me encuentro a Ruggero. Era sexi, tenía unos cuantos tatuajes y tenía bien marcado su abdomen y pecho. Si algo tengo que agradecer, es que mi violador sea joven y guapo; y no un viejo feo y panzón. Pero no tengo que dejarme llevar por eso, aunque parezca un Dios griego, él solo me lastima y me hace daño, quitando que aparte, solo es un trato a cambio de mi vida y la de mi familia.

—¿Te esta gustando lo que vez? —preguntó, con su mirada perversa, poniéndose la camisa. Rápidamente me volteé haciéndome la disimulada —Vámonos ya.

Lo dijo con su tono tan serio y amargado que tiene siempre, asentí y salimos de la casa.

Estábamos montados en su moto, le ruego a dios que no me caiga ya que no lo estaba abrazando ni agarrando como las otras veces. Tenía miedo de que lo abrazara demasiado y me doliera mucho mi muñeca y mis brazos, así que solo lo agarré de la cintura.

¡Dios! Tengo miedo de que me asuste demasiado ya que conduce como animal y demasiado rápido y que por uno de mis gritotes se enoje y me deje tirada en la carretera para después atropellarme.

—Cuando te pregunten que como te hiciste eso le vas a decir que un tipo te quiso violar, y que luego llegué yo y te salvé —dijo, cuando nos paramos en un semáforo y literalmente eso pasó, solo que él fue quien me violó y nunca me rescató —No quiero tener problemas con la ley, así que eso es lo que dirás, ¿Entendido?

Preguntó arrancando la moto y asentí. Yo tampoco quería tener problemas y que llamen a mis padres. No solo eran los moretones o la muñeca rota, también era el hecho de que soy menor de edad y bueno, él es un hombre hecho y derecho. Mis padres preguntarían muchas cosas.

(***)

Estaba en el departamento de Ruggero. Una vez que salimos del hospital me trajo a su departamento y dijo que le llamara a mis padres diciendo que me iba a quedar en casa de una amiga y eso hice. Vaya que me costó marcarle a los asistentes de mis papás, traía un yeso en el brazo y por mala suerte era el derecho y yo soy derecha, osea, pinche Ruggero.

Encima de todo, lo tuve que hacer quedar como un héroe en el hospital, cuando él es todo lo contrario. "Si no hubiera sido por este chico, no se que me habría echo ese hombre" ash, como me choca.

—Karol, ven acá —gritó Ruggero desde el baño, sacándome de mis pensamientos.

¿Que querrá? ¿Voy o no voy? ¿Y si me vuelve a violar?

Puede que me viole otra vez, pero si no voy en este momento me violara peor y capaz que me rompa el otro brazo. Obedecí y fui hacia el baño donde se encontraba Ruggero.

—Mande —musite cuando llegué al baño.

—Siéntate ahí —dijo, señalando el escalón que había para entrar a la bañadera. Obedecí y me senté —Muéstrame el brazo que no tiene yeso.

Estaba sacando algo de un mueble que estaba en el baño. ¿Que va a hacer?

Me quité el suéter obediente, quedando solo con la blusa que tenía debajo y se lo mostré.

Ruggero tomó mi brazo, abrió un bote pequeño y me empezó a poner pomada en los moretones, seguido de eso, me puso una venda.

—Bien, ya está. Ahora ve a la habitación que tu y yo tenemos que hablar —me ordenó.

Eres mi gata Donde viven las historias. Descúbrelo ahora