Karol...
—Ruggero, en serio, déjame —trato de apartarlo de mi.
—Shh... a papi no le gustan las niñas malcriadas —comienza a tocar mi trasero y a meter su mano por debajo de la blusa para tocar mis pechos por encima del brasier.
—¡Que me sueltes, idiota! —grito, empujándolo de mi.
Enojado, me carga en su hombro y me lleva hasta la habitación para después acostarme en la cama boca abajo.
Yo por insisto me muevo y trato de levantarme, pero vuelve a poner mi torso sobre la cama y ata mis brazos con lo que parece ser un pañuelo o una corbata, estoy demasiado asustada como para distinguirlo.
—Suéltame, por favor —le suplico, pero solo escucho como me grita.
Siento como baja mi pantalonera y mis bragas de un jalón, después solo siento como me da una embestida de golpe por mi parte trasera.
—Ahhh —grito de dolor, apretando las sábanas con dificultad al tener las manos amarradas.
—Ah, para por favor, me duele mucho —suplico llorando, pero no recibo nada por su parte más que siga embistiendome con tal brutalidad.
—¿Quieres que vaya más lento, nena? —pregunta, desabrochando mi brasier mientras me da las fuertes embestidas.
—Si, por favor, papi —respondo, controlando mi voz para que sea entendible y no termine en puro llanto.
—Dime de quién es esto —pasa las manos por todo mi cuerpo —Mmm... contéstame.
—Tuyo —digo, casi inaudible, por lo que me lo vuelve a repetir acompañado de una nalgada —Tuyo, papi.
—Y si es mío, ¿Por qué andabas de zorra con ese pendejo? —pregunta y comienza a bajar el ritmo de sus embestidas que comienzan a hacerse placenteras —Cuando tú sabes que eres la gatita de papi.
—Me puse celosa —admití.
Si él se estaba acostando con otra, yo puedo aunque sea hablar con un chico, ¿Es lo justo no?
—¿Celosa? —preguntó y asiento —Entonces, por eso me hiciste esa escenita por teléfono y te portaste mal, porque tú quieres ser mi única putita.
Jala mi cabello obligándome a hacer la cabeza para atrás.
—Era justo que lo hiciera —digo, moviendo mis manos tratando de safarme.
—Quieta.
Pone una de sus manos sobre mis brazos en la cama y comienza a subir el ritmo de sus embestidas.
Hago el intento de no gemir, pero me es imposible cuando el placer invade todo mi cuerpo con pequeñas descargas de electricidad, lo que significa que estoy cerca de llegar a mi orgasmo, pero él se detiene. Frunzo el seño y lo veo enojada y confundida, mientras él sale de mi y se comienza a masturbar para llegar a su orgasmo.
—¿Que pasa, nena? —pregunta, cuando ve mi expresión —¿Creiste que ya no te iba a castigar?
Se acerca a mi y me empieza a desatar los brazos.
—Llévame a casa —le digo en un puchero.
Estoy muy enojada, pensé que mínimo nos íbamos a reconciliar aunque fuera a su manera, con sexo.
—No, te quedarás aquí todo el fin de semana y el lunes yo te llevaré a la escuela —dijo con autorización.
Yo me sorprendí y lo miré confundida.
—Bueno, ¿y tú crees que yo me mando sola o que?
—Claro que no gatita, te mando yo, asi que no reniegues porque te irá peor —se levanta de la cama y se pone el boxer y el pantalón —Voy un momento a la oficina, no te toques. Si lo haces yo lo sabré y te irá mal.
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Eres mi gata
Altele¿Que pasa cuando tú mismo te contradice? Cuando tú mente te dice una cosa, pero el deseo te lleva a otra. Sales perdiendo o sales ganando. Pero, nunca sales como tú esperas. Fecha de inicio: 19 de Enero de 2022 Fecha de finalización: 25 de Febrero d...