El mundo conocía bien lo que había pasado en el tiempo de la gran guerra, pero esto no era importante en este momento.
Ya habían pasado 17 años de ello después de todo.
"Nilsine, sal ahora, o Tío Alberu nos va a matar"
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Nilsine había robado la corona del rey.
La chica de un hermoso cabello verde y ojos azules apareció detrás de su hermano mayor. El Sigilo dela ahijada del asesino era realmente impresionante. Casi tanto como su belleza y la facilidad que ella tenía para la estafa.
Aun no estaba en sociedad, pero al ser hija de dos de los héroes más grandes que habían existido, se creía que una palabra de ella, movería todo el imperio. Nilsine era la favorita del imperio para convertirse en princesa heredera, a pesar de la gran diferencia de edad que tenía con el Emperador.
Al igual que sus hermanos, Nilsine creció bajo el estricto cuidado de la familia real.
Sigmund el recto, Nilsine la insuperable y Axe el genio.
Aun no se había visto la cara de ninguno como partidos para matrimonio pero tenían cientos de propuestas de todas partes del mundo por la historia de los niños.
"Tío alberu se atrevió a rechazarme, merezco quedarme su corona por ello"
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La niña sostenia una sonrisa traviesa que sin duda heredo junto a sus ojos, de su padre. La niña le había declarado su amor al que anteriormente era el Príncipe Heredero. Desde que cumplio dos años hasta la edad que tiene ahora, declaraba su amor una vez al año, pero esta vez era importante. Era el debut de los trillizos preparado en el gran salon del palacio real. Cortesía del Emperador Sabio Alberu Crossman.
"Hermanita, no puedes solo robar las cosas de otros, además es mi padrino, porfavor devuelve la corona"
Sigmund el hijo mayor, era honrado y noble, nada que ver con la apariencia que había heredado de su padre. Tenía una espalda medianamente ancha y una buena musculatura aunque casi no ejercitaba, pues valoraba más su inteligencia y admiraba la estrategia de su padre.
