4

376 44 3
                                    


-Mierda, ¿Que haces aquí imbecil?

-lo mismo me pregunto de ti.

Henry.

-No, a diferencia de ti yo vine a buscar a Osamu.

-Klein, lo mejor para ti y tu salud es aceptarlo de una vez.

-No, se que el esta por ahí con vida y quiero una explicación.

-¿Explicación de que?

-De por que se fue sin mi.

-¿Irse?

-Si, Osamu subió a una camioneta y al seguirle el paso me di cuenta de que las cintas de las camaras de seguridad habían sido eliminadas, no puede simplemente desaparecer una parte del trayecto.

Dije con rapidez, mi respiración comenzaba acelerarse debido a la emoción.

-Eso es aun peor, Klein.

-Mierda, Henry, ponme atención.

-Lo hago, pero, sigo sin entender hacia donde quieres llegar.

-Alguien ordeno eliminar las cintas, ¿quien puede hacer eso con facilidad?

-¿Gente con dinero?

Henry ni si quiera estaba esforzándose para entenderlo.

-Corrección, gente con poder.

-Klein, ¿Hace cuanto que no duermes?

Podría llorar de la impotencia pero no puedo permitírmelo frente a este idiota, como puede simplemente ignorar lo que le estoy diciendo.

-_____, el día en el que vuelvas a ver a Osamu será el día de tu muerte.

Esas palabras tan frías y tan directas.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo de pies a cabeza, la sensación al escuchar tales palabras las cuales nunca te esperas que en la vida real alguien de verdad te lo diga.

Ni si quiera me voy a molestar en responder a eso.

Henry se puso de pie y camino hacia un escritorio de la habitación.

Con la mirada un tanto nublada comencé a analizar por completo el consultorio, todo estaba tan limpio, el olor era agradable hasta cierto punto. Había dos escritorios lindos de cristal en cada esquina de la habitación el cuál tenia hojas, carpetas vacías, plumas y engrapadoras.
Dos camillas, una en cada lado de la habitación todo con monitores y lo necesario para atender un paciente de la manera más profesional. En las paredes estaban los estantes con mucha variedad de medicamentos.
Era como un consultorio común y corriente.

Henry apunto con su mano hacia uno de los escritorios de manera rápida mientras ojeaba unas hojas de su escritorio.
Decidí caminar hacia el escritorio vacío en donde Henry me indico. Al acomodarme en la silla comencé a inspeccionar cada rincón del escritorio, habían muchas carpetas vacías pero, una llamo mi atención pues tenia lo que parecía ser una sola hoja.
Al abrir la carpeta era simplemente un tipo de informe el cual redactaba acerca de recetar unas cremas para calmar dolores musculares.

-¿Tu escribiste esto?

-Fue redactado por un doctor que por la situación actual.

Dio un suspiró pesado mostrando desinterés y evitando seguir hablando del tema.

-Murió

Dije con cierta tristeza.

-Lo mataron.

Eso es obvio viendo la situación.

Sutil FalsedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora