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—Lo sé, por eso te voy a dar la oportunidad de amarme y quedarte conmigo, quieras o no.

Resoplé una risa histérica. Jungkook no se resistió cuando me acerqué a la chimenea,girando una copa de champán en mis dedos. Me incliné, lo bebí hasta el final y me volví hacia mi secuestrador.

ㅡ Me estás tomando el pelo— Entrecerré los ojos—Tengo un tipo que me va a buscar, tengo familia, amigos, tengo una vida. ¡Y no necesito una oportunidad para amarte!— El tono de mi voz se elevó definitivamente. —Así que te pido amablemente que me dejes ir y me dejes ir a casa.

Jungkook se levantó y entró en el otro extremo de la habitación. Abrió el gabinete y sacó dos grandes sobres. Volvió y se quedó a la espera. Se acercó lo suficiente a mí como para que pudiera oler su aroma, una combinación de poder, dinero y agua del inodoro con una nota picante muy fuerte. De esta mezcla, me mareé.Me dio el primer sobre y dijo:

—Antes de que lo abras, te explicaré lo que hay dentro...

No esperé a que empezara, me di la vuelta y con un solo movimiento rompí la parte superior del sobre, y las fotos cayeron al suelo.

—Oh, Dios...— y me caí tranquilamente al suelo, escondiendo mi cara en las manos.Mi corazón se apretó y las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas.

En las fotos estaba Jongin penetrando a un chico. Las fotografías fueron claramente sacadas de su escondite y, desafortunadamente mostraban el engaño de mi chico.

—Jimin...— Jungkook se arrodilló a mi lado. —Te explicaré en un minuto lo que ves, así que escúchame. Cuando te digo que hagas algo y tú haces algo diferente, siempre terminará peor de lo que debería ser para ti. Entiende esto y deja de pelear conmigo porque estás en posición de perder.

Levanté los ojos de mi llanto y lo miré con tal odio que se alejó de mí.Estaba enfadado, desesperado, destrozado y no me importaba.

—¿Sabes qué? ¡Vete a la mierda!— Le aventé el sobre y me tiré a la puerta.

Jungkook siguió arrodillándose, me agarró la pierna y me tiró en su dirección. Me caí y arrojé mi muslo contra el suelo. El no hizo nada al respecto, me arrastró sobre la alfombra hasta que me encontré debajo de ella. Rápidamente soltó el tobillo de mi pierna derecha, que tiró, y me agarró las muñecas. Me tiré por todo el lugar,tratando de liberarme.

—¡Suéltame, joder!— Estaba gritando, cagándome encima.En algún momento, cuando me sacudió, llamándome a la derecha, una pistola se cayó de su cinturón y golpeó el suelo. Me quedé helado al ver esto, pero el parecía no prestarme ninguna atención, no quitándome los ojos de encima. Estaba apretando sus manos en mis muñecas más y más.

Finalmente, dejé de luchar con él, me quedé desamparado y llorando, y él me penetraba con sus ojos fríos. Miró hacia abajo a mi cuerpo semidesnudo; la túnica que lo cubría se elevó bastante.Se acercó a mis labios hasta que dejé de respirar, pensé que estaba absorbiendo mi olor. Arrastró sus labios por mi mejilla y susurró:

—No haré nada sin su permiso y voluntad. Esperaré hasta que me quieras, me desees y vengas a mí por ti mismo. Esto no significa que no quiera estar dentro en ti y hacer que grites solo con mi lengua

Me lo dicen tan tranquilamente y con seguridad, que me exalté.

—No te retuerzas y escucha un momento, hoy voy a pasar un mal rato,los últimos días tampoco han sido fáciles, y no me estás facilitando la tarea. No estoy acostumbrado a tener que tolerar la desobediencia, no puedo ser amable, pero no quiero hacerte daño. Así que o te ato a una silla y te amordazo la boca o te dejo ir, y obedecerás mis órdenes educadamente.

365 DIAS  CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora