Capítulo tres
—No, definitivamente no. —se negó rotundamente Derek cuando Peter amablemente lo invitó a continuar su entrenamiento físico en el jardín trasero y no en medio de la sala.
—¿Creés que disfruto el aroma a sudor que emana tu cuerpo? —indagó el mayor con molestia, cerrando el libro que había estado leyendo y colocándolo en su regazo. —Es insoportable leer con ese olor asqueroso, sin mencionar que gruñes y resoplas repetidamente.
—¿Me importa?
—Pequeña mierda.
—Grandísimo idiota.
Repentinamente unos golpecitos en la puerta interrumpieron la charla amistosa entre tío y sobrino.
Derek acomodó las pesas juntas en un rincón, pasándose su fornido antebrazo por la frente para eliminar algunas gotas de transpiración. Estaba algo incómodo dentro de su ropa deportiva sudorosa, pero aún así iba a atender, porque sabía que el idiota de su tío no lo haría.
Cuando abrió la puerta, lo saludó una voz suave —Oh, hola Derek.
Era Stiles, ataviado con rojo de pies a cabeza. Su tono de voz denotaba que estaba algo sorprendido de ser recibido por el pelinegro, o quizá estaba sorprendido por el estado en el que éste se hallaba.
Podría decirse que Derek estaba paralizado, no sabía que hacer o que decir, se sentía avergonzado de que el castaño lo viera tan desaliñado, más aún de que su tío tuviese la razón y el omega pudiera considerar que olía asqueroso o algo por el estilo.
Peter entrecerró los ojos desde el interior de la casa, viendo cómo su sobrino se había quedado tenso en el umbral de la puerta. No había logrado oír bien, lo cual fue un golpe a su ego, se supone que tiene el oído increíblemente desarrollado, pero lo que sea que se había dicho dejó al otro hombre sin palabras y con un olor a ansiedad desbordante.
—¡E-eh, hola Stiles! —devolvió el saludo intentando sonar casual, fracasando enormemente. —Eh, ¿Qué tal todo, eh?
Peter sonrío divertido y felíz al escuchar la respuesta que finalmente dió el hombre más joven, levantándose muy apresurado del sofá para prácticamente correr hasta la puerta, parándose junto a Derek.
—Hey, hola, gatito. —susurró, siendo un galán total al hablar mientras ponía su sonrisa de portada de revista, —¿Dónde quedaron tus modales, Derek? Por favor, pasa, pasa... —insistió en tanto empujaba levemente a su sobrino hacia adentro, corriendose también él mismo para dejarle espacio al chico de entrar a la vivienda.
—Hola Peter, y gracias. —respondió amablemente Stiles, sonriendo mientras volteaba los ojos. Desde aquella vez que conoció a la familia de Malia, había venido bastante seguido a la mansión Hale, por lo que ya estaba algo acostumbrado al extraño comportamiento del hombre y a los raros apodos que le ponía. —¿Gatito?... Rasguño más que uno.
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Foxy
Loup-garou"Pero yo sé que él me quiere a mí, y que juega contigo." Cuatro miembros de la familia Hale lograron sobrevivir al incendio, pero jamás nunca pudieron volver a ser lo que alguna vez fueron, en especial Peter y Derek. No obstante, estaban unidos y es...