𝐀.𝐃.𝐌 : "Vivo con la maldición de verte en todas partes. Aunque, al fin y al cabo, me hace falta verte más".
Soñar con ella se había vuelto costumbre, y no sabía si catalogar aquello como un premio o una tortura.
Doce años habían transcurrido de...
❝ Nunca he estado cerca de aprender cómo olvidarte, para ser honesto nunca lo quise intentar. Vivo con la maldición de verte en todas partes, aunque al fin y al cabo me hace falta verte más ❞
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La jornada escolar diaria había terminado por el día de hoy. Emma aprovechó que Mikey se había ido a casa a dormir e invitó a Ken a salir. No lo veían demasiado como una cita—aunque a Emma así le gustaría que fuera—, era tan solo una salida amistosa, sin otras intenciones de por medio.
Ahora se encontraban solos, en un lugar alejado de la multitud de Tokio y de los sonidos de la ciudad; sentados en el césped de un lugar desolado donde unas baldosas oníricas decoraban parte del suelo en el que caminaron.
Para la rubia, no era necesario ser la pareja de Draken para sentirse bien pasando tiempo junto a él.
Ella, inconscientemente, empezó a tararear una canción. La había escuchado hace semanas y no llegaba a sacárselo de la cabeza. Ken se percató de ello, y la voz melodiosa de la Sano despertó su curiosidad.
—Es la primera vez que te oigo cantar.
—Debe ser porque nunca me prestas la suficiente atención. —Emma lo mira de soslayo.
—Lo estoy haciendo justo ahora—se defiende, y la fémina se limita a sonreír—. ¿Qué cantas?
—Una canción, hace días no me la quito de la cabeza.
—¿Cómo se llama?
—"Acuérdate de mí"
Draken pestañea. Recordaba haber escuchado el nombre de la canción, mas jamás se había dado el tiempo de escucharla, por lo que su melodía le era desconocida.
—Ah..., ya.
Emma queda indignada. Habría esperado que Draken mostrara más interés en el tema.
Ella suspira, pensando en nuevos temas de conversación que no los hagan entrar en un silencio incómodo.
—Draken..., si algún día llegáramos a separarnos, ¿te acordarías de mí?
—¿Eh?
Draken no sabía de dónde había salido esa pregunta.
Ryuguji arqueó una ceja, en señal de desconcierto y confusión.
—¿A qué te refieres?
—No lo sé. Me puse a pensar, ¿qué pasaría si por alguna razón, nuestros caminos en el futuro llegaran a separarse? Sin importar la razón, ¿me recordarías?
—No creo poder llegar a olvidarte—Apoya el mentón sobre su palma, descansando su peso encima de su rodilla. A Emma le brillan los ojos, ilusionada—. Siendo los Sano tan desesperantes, no creo que se me olvide tu existencia. —le sonríe, buscando molestarla.
