Semejanzas.

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Itachi despertó con el alba, la mañana era fría y el aire se sentía denso, lo que anunciaba una tormenta intensa para el final del día. Se levantó para poder ir a la policia con su padre, quien a estas alturas ya estaba con su rutina diaria de aseo personal.

Antes de irse miró a Sarada un momento, la niña buscaba su calor y al no encontrarlo a su lado fue despertanto un poco asustada. Pero fue un grito lo que los asustó a ambos.

-¡NO PUEDO CREER QUE NO ESTÉ EN LA HABITACIÓN!-

-¿Ya buscaste en toda la casa?-

-Lo hice y no está. Pobre niña, es tan pequeñita y puede estar en algún lugar peligroso.-

Su madre lloraba y su padre la consolaba mientras se alejaban de las habitaciones.

-Tachi- san... ¿Su mamá está triste?- la tierna vocecita de Sarada lo sacó de sus pensamientos, y decidió sonreir para no preocuparla.

-No pequeña, ella está algo alterada porque no te encontró en el cuarto que te dejó. Quizas piensa que te escapaste.-

La niña se sintió mal por incomodar a quienes la habían acogido, así que decidió actuar. Se levantó de esa cama y bajó las escaleras para buscar a la señora Mikoto y hacerla sentir mejor. Al llegar a la cocina la encontró bastante nerviosa y decidió llamarla...

-Miko-baasan... Gomenasai.- se acerco lentamente para disculparse y que supiera que estaba bien...

-¡Oh por todos los dioses! Te he buscado por todas partes, ¿estás bien, no te duele nada?- la examinaba igual que su madre lo hacía, se sintió feliz, pero antes de hablar, Itachi tomó la palabra.

-Ella está bien, mamá... Durante la noche le dio miedo la tormenta y se escabullo a mi cuarto. Ahí durmió.-

Mikoto estaba sorprendida que la niña actuara igual a su hijo menor a pesar de que él juraba no conocerla. Tendría una charla larga y tendida con Sasuke para que aclare todas sus dudas.

-Aun es muy temprano para que estés despierta, ¿porque no duermes otro rato?-

-Ka-san se despierta temprano por culpa de su panza, come algo de cereal y yo la acompaño, y aunque quiera, ya no puedo dormir.-

-¿Su panza?-

-Si, tiene un globo muy grande, dice que ahí adentro está mi hermano, y que seré una hermana mayor dentro de poco. Pero yo no quiero, ¿y si se roba a mi mamá y ella ya no me quiere?-

La niña hacía pucheros aguantando las ganas de llorar, le daba miedo que su nuevo hermano le robara el cariño de su madre. Por otra parte, Mikoto e Itachi enternecidos con su sentir, la escuchaban.

-Cuando Sasuke iba a nacer también me sentí igual. Yo aún era pequeño pero pensaba igual que tu. Luego cuando el llegó al mundo juré protegerlo de cualquier cosa. Y apuesto que cuando tu hermano nazca también lo vas a querer mucho, solo que no lo mimes demasiado, no vaya a terminar como mi hermano.-

-¡Oye yo escuche eso, tonto!- Sasuke y su padre estaban en la entrada de la cocina, viendo la interacción de la pequeña con el resto de la familia. La pequeña se abalanzó sobre la pierna de Fugaku, quien solo atinó a dar una leve sonrisa.

-Fugu-san... ¿Si me llevará a comer dulces?-

Los hijos y esposa del patriarca creyeron que se trataba de otra persona completamente distinta. El Fugaku que ellos conocían odiaría el apelativo que la niña le dijo, jamas sonreía y JAMAS comería dulces en público.

El hombre solo carraspeo un poco y asintió, respondiendo afirmativamente a la pregunta de la pequeña.

-Respondes igual que mi papi. No me gusta que seas mudo. Apuesto que un dango te hará más feliz.-

Una niñera poco convencional (short-fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora