A donde sea que vallas y donde quiera que estés... Siempre estaremos en tu corazón.
Había rastros de Kaguya por todo el mundo, y la única persona que podía investigar para futuros riesgos, era Sasuke. Y con todo el dolor de su alma, tomó la misión. Así podría proteger a su esposa, a su pequeña Sarada, y al pequeño Itachi, quien tenía 6 meses de haber nacido.
Dejó la aldea sin mirar atrás, porque de hacerlo no se sentiría capaz de seguir adelante. Acompañado por su pequeña familia, continuó su camino, deseando que sus investigaciones fueran beneficiosas para el pueblo. Su deber shinobi se lo requería, y tenía que hacerlo.
Intercambiaba cartas con su esposa, a través de Naruto, donde se entereba de los pormenores de sus hijos, quienes crecían grandes, fuertes y saludables. Agradeciéndole a su mujer en cada oportunidad que tenía, por darle más amor del que seguramente se merecía.
A veces llegaba a mandar a su halcon solo para vigilar que su familia estuviera a salvo, y al verlos reposar tranquilos, el podría continuar con su misión.
Itachi crecía en gracia de su madre, de abundante cabello rosado y una mirada esmeralda como la que ella tenía, y sus facciones eran de un Uchiha, pero su aura era suave, tal cual era su esposa.
Sarada ingresó a la escuela y hacía nuevos amigos, se destacaba en sus clases, y entrenaba con su madre, quien trabajaba en el hospital para poder darles una vida acomodada, no es que los haya dejado a la deriva, pero Sakura aseguraba que la fortuna de los Uchiha serviría para ayudar a la aldea en situaciones precarias y otro poco para que sus hijos tuvieran una vida sin preocupaciones.
Vio a su clan renacer de las cenizas, con una sangre limpia de pecado, sus hijos crecerían sin la semilla de odio y sed de poder, serían diferentes a él, y solo por eso ya estaba orgulloso.
Ya habían pasado 12 años, y el estaba de vuelta, su hija tenía casi los 19 años y su pequeñito apenas se volvería un gennin. Le daba temor volver y que la calidez se hubiese extinguido de sus ojos. Tenía el temor de quedarse solo, nuevamente.
Las puertas de la aldea nunca le parecieron tan grandes, se sentía nervioso después de tantos años. Iría a ver a su tonto amigo, el nuevo hokage, para informar de su regreso,que aunque era temporal, si sería extenso.
-¡Teme, que gustó verte!-
-Debía volver algún día, tonto. Shikamaru...-
-¿Alguna novedad Sasuke?-
-Ninguna desde que venía de regreso, dejé en los puntos explorados detectores de chakra. Al más mínimo movimiento, nos emitirá una alerta.-
-Bueno, yo iré a informar al departamento de inteligencia. Con permiso Séptimo... Sasuke.-
Una vez Shikamaru salió de la oficina, Naruto increpó a su amigo...
-¿Ya has ido a ver a Sakura-chan?-
-Aún no... Vine directamente para acá.-
-¿Nervioso por ver a tu familia?-
-Un poco... Han pasado varios años.-
-Tu familia está bien... Seguro se pondrán felices por verte otra vez.-
Sin responder de vuelta, salió de la torre hokage y fue a su hogar, ansioso por verlos de nuevo y pedir perdón por haber tardado demasiado.
Tocó a su puerta esperando que lo escucharan, hasta que unos pasos se escucharon, seguido del cerrojo...
-¿Usted quien es?-
Su hijo estaba frente a el, ceñudo como su madre, esperando que el le dijera al menos una palabra. Pero se le atoraron en la garganta, junto al dolor que sentía porque Itachi no lo reconocía.
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Una niñera poco convencional (short-fic)
FanficSasuke activa el rinnegan en su casa por error, y su pequeñita atraviesa el portal a otra dimensión. ¿A donde la guiará?