EL PRINCIPIO

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Historia Original de MilMoonAn







—Encontramos a un delta, señor, es un oso.

—Debió costarte atraparlo.

Mew veía a su padre con cierta incomodidad. El hombre le había pedido patrullar los alrededores y lo hizo. Simplemente el dolor era tan insoportable que no podía sonreír como siempre lo hacía.

—Sí.

¿Qué más podía decir? En realidad pelear en su forma animal con un oso le había resultado agotador y casi fatídico. Los delta siempre fueron mucho más fuerte que los Alfa, pero incluso de esa manera Mew encontraba la manera de ganar. Porque él sabía que los Delta no razonaban, que atacaban sin pensar y por eso él buscaba un momento para obtener la victoria, mientras que el oso aprovechaba para intentar  destruirlo.

En ese momento Mark entró a la sala, viendo a su prometido agonizante mientras sus ojos imploraban a su padre que le deje ir por ese momento.

Mark, al igual que Mew, había crecido de la manera más majestuosa que se pudiese pensar. Su cabello rojizo, casi rozando el rojo, caían por su frente con delicadeza, sus ojos verdes tan suaves como la misma naturaleza, en ellos seguía habitando la nobleza y la bondad. Su figura se había desarrollado de una forma prolija. Tan delgado como la mayoría de los Omega eran y tan hermoso como amable.

Muy diferente a Mew. El alfa mantenía sus ojos negros, parecían guardar el mismo infierno, pero su alma algo bondadosa era notoria ante su sonrisa. Su piel casi morena brillaba ante el sol y sus cabellos negros lo hacían ante el fulgor de la luna. Su cuerpo había crecido en tamaño y músculo, era fuerte, tan fuerte que podía hacerle frente a un Delta. Y lo acababa de demostrar, cuando capturó a aquel oso.

—Creo que es mejor ir a almorzar ahora –dijo Mark, con su habitual y pura sonrisa mientras sus largos dedos sostenían los hombros de su prometido. —Ya luego habrá tiempo de hablar.

—Mark es toda una joya. Está bien, vayan a comer, ya luego hablamos del problema.

El Omega, con amabilidad, sonrió y tomó la mano de su prometido, caminando despacio para que este pueda seguirle el paso. Mark seguía siendo alguien extremadamente amable y la inocencia brillaba en sus ojos verdes. Él era realmente una joya que Mew llegó a apreciar.

Mew por su parte, podía ser amable, pero junto a su padre se volvía alguien sumamente agresivo. Simplemente su personalidad todavía no estaba definida al cien por ciento. Por eso se mantenía a lado de Mark. El Omega era el único en el que confiaba para descansar y mostrar una bondad que el Omega merecía.

Quizá no era amor, pero era muy cercano a ello. Su unión sería algo relativamente bueno.

Llegaron a la sala donde la madre del Alfa les sonreía con gran cariño. La beta había sido elegida como pareja por su belleza inigualable y la bondad que desbarataba el semblante frío del actual Alfa.

—Yaya –Mark era educado. Él corrió hasta la madre de su prometido y le ayudó a poner la mesa, —debió haberme esperado, yo puedo hacer esto.

—Solo estoy enferma, no inválida, Mark –La mujer se apoyó en la mesa y con la cabeza señaló la comida recién hecha. —Vamos a comer ahora.

Yaya, la madre de Mew, había enfermado hace dos años. La mujer tenía tuberculosis y su malestar parecía notarse cada día más en aquellas mejillas hundidas y la palidez de su piel.

Mew solo decidía ignorarla. Él no creía soportar el dolor de su madre. La mujer, a pesar de intentar ser fuerte, era consumida poco a poco y sin darse cuenta ella también llevaba a Mew a su desdicha. Porque el dolor los consumiría en un instante, por eso el alfa decidió alejarse de ella.

CAPRICHOSO DESTINO OMEGAVERSE ADAPTACIÓN [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora