7 | Una cara bonita sí sirve de algo

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✨ Lucca ✨

Por lo general no suelo llegar tarde a ningún lado. La puntualidad es una de las cualidades que desarrollé en este tiempo tras haberme convertido en el chofer personal de mi hermana y de la novia de mi mejor amigo. Por eso, me frustra estar pasando a buscar tan tarde mi disfraz.

El jueves a la mañana vine a que la mujer me tomara medidas para ajustar el atuendo y ahora, siendo viernes a la noche, recién me acordé que debía pasar a recogerlo en la mañana. Bueno, mejor dicho, Em me hizo acordar, porque si fuera por mi seguiría acostado viendo la televisión como si nada.

—Otra vez, Dorota, perdón por venir tan tarde. —me disculpo por milésima vez una vez que me da mi ropa.

—No pasa nada niño, pero procura que para la próxima no se te olvide.

Le sonrío pensando en que no habrá una próxima vez. No voy a dejar que Klara vuelva a arrastrarme a algo así nunca más.

Me despido de Dorota y me encamino hacia mi auto estacionado al otro lado de la calle. No he avanzado mucho cuando escucho sus gritos detrás de mí pidiendo que me detenga.

—¡Muchacho! —dice algo agitada—. ¡Olvidé darte esto!

Tiende sus brazos hacia adelante, pasándome una bolsa con algún disfraz de color verde agua.

—Pero yo soy el pirata, esto no es parte de mi personaje...

En dos segundos logró crearme un bug mental.

—Ay, muchacho —ríe—. Es el disfraz de la niña Sara. La otra nieta de Marta dijo que te lo diera a ti que la verías más tarde.

Frunzo el ceño.

—¿Una rubia?

—Sí, la que es novia del nieto de Drums.

¿Acaso Klara no entiende lo que es "no meterse"?

Tomo la bolsa y le aseguro a Dortota que se la daré a Sara en cuanto la vea. Al llegar a mi auto tiro ambos disfraces en los asientos del acompañante y suspiro, cubriéndome la cara con las manos.

Conduzco hasta la casa de Marta suave, meditando la próxima carta a jugar. Enviarle un mensaje a Sara, decirle que salga afuera, entregarle el disfraz y luego marcharme sería fácil, claro, si no me tuviera bloqueado de todas partes desde hace nueve meses.

Darle el paquete en persona no es una opción, porque sé que en cuanto mis ojos encuentren los suyos tiraré a la mierda la nueva filosofía que he construído en mi y tendré que aceptar que aunque intente borrarla de mi corazón, sigue siendo ella quien lo domina.

Siempre lo será.

Saludo a Tyler, el portero del barrio, asintiendo con la cabeza y avanzo una vez que la reja se abre completamente.

Estaciono mi auto frente a casa de Marta y respiro hondo, marcando el número de Klara en mi celular.

—Sal afuera —digo con tono duro.

—Son las diez de la noche, Lucca. ¿Para qué quieres que salga? —casi puedo imaginarla sonriendo.

—No te hagas la tonta, tengo el disfraz de Sara, ven a buscarlo.

—¿Y por qué tengo que ir yo si es de ella? —suelta en un quejido—. Dice Lucca que trae tu disfraz, que está afuera y que vayas a buscarlo.

—Klara, no...

—Ahí va.

Y con eso cuelga la llamada.

No me importa cuanto la ame Pablo, juro que si tengo la oportunidad de salir del pueblo con ella la dejaré en las afueras para que regrese caminando. Lo juro como que me llamo Lucca Bianchi Novva.

Reconstruyendo las estrellas [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora