22 | Mágicos como polvo de estrellas

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✨ Sara ✨

—Está llegando —nos informa Pablo viendo la pantalla de su celular—. Parece que le fue bien.

—Era obvio que iba a irle bien. Compota no le hubiera ofrecido una semana aquí para él y para sus amigos si no pensaba darle algo bueno...

—Bueno, pero sea lo que sea vamos a alegrarnos por él, todos —dice Pablo y le echa una ojeada a Gab.

Estoy segura de que lo que menos puede llegar a importarle a Lucca en todo el mundo es que Gab se alegre o no por las cosas buenas que le sucedan, pero de todas formas sería bonito que él demostrara al menos algo de interés.

Antes de que Lucca llegue a alcanzarnos, Klara se pone de pie y corre hacia él cruzando entremedio de las rondas de gente sentada en el piso. Cuando finalmente se encuentran, ella lo abraza y él le tira de un mechón de cabello con suavidad buscando pelea.

—¡Yo sabía! —grita tan alto que desde donde estamos llegamos a escucharla—. ¡Compota lo quiere para la semana de la moda!

Y tras esas palabras atrae más de una centena de ojos curiosos hacia ellos. Lucca agacha la cabeza cubriéndose con la visera del gorro que lleva puesto, que bastante lindo le queda dicho sea de paso, y sigue caminando como si no la conociera mientras ella da zancadas detrás de él intentando alcanzarlo.

—¿La semana de la moda? —pregunta Pablo algo ansioso—. ¿Qué no ibas a desfilar para Cannefre?

Conozco esa marca, más que nada porque sé que la mayoría de la ropa interior de Lucca es de ella. 

—Coppola hizo una oferta que no pude rechazar.

Pablo alza las cejas indicándole que siga hablando y él sonríe a la vez que lleva la lengua hasta sus muelas superiores.

—Cinco mil dólares —comenta en voz baja tomando asiento entremedio de Klara y de mí—. Hola, rubia.

Su mano roza la mía encima del césped y nuestras miradas se conectan, pero ninguno se aparta.

—Hola, Lucca —le sonrío de lado con calidez.

—¡¿Cinco mil dólares en siete días?! —chilla Klara y Pablo le cubre la boca sonriendo.

—Hay gente que habla inglés aquí, amor, ya deja de gritar —explica él y le da un beso corto en los labios.

—Perdón, pero cinco mil dólares en una semana es un montón...es más de lo que gana papá y eso que se parte el lomo trabajando.

Y sin mencionar que tiene que estar lejos de su familia, comiendo lo justo y durmiendo apenas lo necesario.

—Cinco mil dólares por pasarela, no por la semana entera y ten en cuenta que son ocho pasarelas aquí y siete en New York.

La mandíbula de Klara cuelga por el piso, Gab a mi otro lado se remueve cruzándose de brazos y Pablo sonríe ampliamente.

—Luego de esto me tomaré un descanso del modelaje —comenta Lucca.

—Si fuerea tú seguiría en eso hasta hacerme millonario —dice Klara—. Descansar es de holazanes.

Irónico que lo diga ya que ella jamás a trabajado en su vida.

—Llevo trabajando en esto desde antes que tú aprendieras a atarte los cordones, Klara, merezco un descanso aunque sea de un año.

—Tú sabes qué es mejor para tu carrera, puedes hacer lo que quieras —Pablo le pasa una gaseosa—. ¡Es una noticia excelente, bro!

—Tenemos que salir —propone Klara—. Esto hay que celebrarlo...

—Podríamos ir a cenar —sugiero.

Reconstruyendo las estrellas [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora