Morgana Marfory es una chica con problemas sobrenaturales, y es que su madre le a contado porfin al cumplir los 18 años de edad, que hay un Demonio dentro de ella que no la deja en paz, las pesadillas de todas las noches, tan extrañas, tan siniestra...
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Despues de la ultima clase en historia, la clase mas aburrida... bueno para mi, comienzo a guardar mis cosas, siento que alguien se acerca a mi y noto la precencia de Yeiden quien se acerca a mi, al momento de acercarse, Darío lo observa y luego se marcha del salon.
- Al parecer, alguien estuvo ocupada con otro alguien- sonrie sorprendido por mi cambio de humor -y me sorprende tu cambio de humor, de una chica del todo insegura a una... mas feliz.
-Bueno, pues que te puedo decir, es solo un amigo, para empezar, ambos sabemos que no puedo estar con el- toma su mochila y la carga en su espalda- Aun no e olvidado la cosa que traigo dentro de mi y lo que menos quiero es hacerle daño -camino hacia la salids con Yeiden y caminamos por el pasillo hacia la cafeteria.
- Hay por favor, se nota que te gusta, Morgana, ya olvidaste que tambien estoy a tu lado, soy tu mejor amigo y lo primero que me djiste cuando te conoci es alejate porque no quiero hacerte daño, y mirame, aqui estoy - sonrie sorprendido.
- ¿Que insinuas?- digo confundida por el comentario y el recuerdo del dia en el que lo conoci en el trabajo.
- que te des una oportunidad, ya es hora de dejar las inseguridades a un lado y abras tus sentimientos- sonrie y nos dirigimos a la cafeteria.
Sera que a pesar de lo que tengo deberia dejar que Darío se acerque mas a mi, un monton de pensamientos invaden mi mente, el pensar que le agarre tanto cariño y al final por lo que tengo pase lo mismo que paso con mi madre, el solo pensarlo me aterra, pero a la vez Yeiden tiene razon, deberia dejar mis inseguridades atras.
De pronto una voz invade mi mente, susurros que no logro escuchar que me dicen, es como si el demonio hablara dentro de mi pero de un idioma bastante extraño, agitada bajo la mirada extraña y mi vizta se nubla, escucho a Yeiden pero su voz es demasiado baja, o talvez soy yo.
- Morgana, ¿te sientes bien?, no me asustes- dice confundido sosteniendo un emparedado con sus dos manos.
- ¡Agh!, ahora vuelvo -me levanto rapidamente de mi asienro frente a Yeiden jalando mi mochila y me dirigo al baño de mujeres.
Entro rapidamente a uno de los baños y comienzo a vomitar en una de las tazas de baño, no habia comido nada, algo debio de haberme provocado las nauseas, despues de vomitar me dirigo agitada a un lava manos, enciendo la llave y mientras cae el chorro tomo un poco de agua y la froto en mi rostro para refrescarme, hago lo mismo dos veces seguidas y luego me miro al espejo.
- Tranquila, solo son nauseas,a cualquiera le pasa -digo mirandome al espejo fijamente.
Mirandome fijamente en el espejo del baño, atras de mi noto que dentro de uno de los baños alguien queria tratar salir, no escucho ningua voz, solo el movimiento de la puerta al intentar abrirla de una forma brusca y desesperante, confundida volteo a verme al espejo y mi rostro a travez de el forma una piel gris palida,oscura, mis ojos tornan negros como los ojos de un cuervo, algo realmente monstruoso que me aterroriza, pego un fuerte grito, con la esperanza de que Yeiden o alguien me escuche, de pronto dos enormes brazos me jalan hacia el suelo, el suelo magica y sorprendentemente se vuelve liquida mientras se mueve como el mar en calma, salen mas brazos ocultos en el suelo en especie de agua, manos monstruosas como la piel en procesos de pudriccion, asustada comienzo a gritar mas, de tanto jalar, finalmente caigo en un abismo de oscuridad como el anochecer en el cielo, observo detras de mi una casa flotante, finalmente llego a la entrada de la casa asustada por el acto.
