•Un nuevo cambio, una nueva vida, una nueva oportunidad.... ¿Dónde sería bueno comenzar?....•
→El olor a nicotina, a colonia de hombre, a menta, le estaba llegando de forma rápida a su nariz, aquella escondida tienda de Tattoo que encontró hurgando...
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Katsuki no dejaba de mirar al joven frente a él, ese chico de cabellos rojos como el fuego, aquella piel canela, aquella pequeña cicatriz arriba de su ojo color rubí... Por Lucifer, no había otra persona así de perfecta como ese chico, así de único. Katsuki lo sabía, y lo sabía bien. Kirishima lo miro un poco, sus mejillas habían tomado un ligero color carmín, sus manitas temblaban al momento de seguir revisando los bocetos, sentía una mirada profunda, sobre su rostro y eso lograba hacerle sonrojar aún más.... Así que para romper el silencio, con aquel cenizo, hablo levantando su rostro
- Ya se el cual quiero.... -extendio aquel boceto, logrando sacar una sonrisa enorme de aquel cenizo-
- Bien pequeño -dijo él cenizo dando una sonrisa- Quiero que observes bien el diseño, dime ... ¿Es lo que tú quieres?
Eijiro observo con detenimiento el diseño, vaya que era hermoso, la delicada forma en la que aquellas flores se juntaban, dando un complemento hermoso, se veía tan delicado y bello. Se imaginaba como se vería en su piel canela, como el simple color canela, le daría otro detalle.... Así que simplemente asintio, mirando con delicadeza el boceto
- Es lo que quiero ... Es perfecto, para iniciar de nuevo -miro a él cenizo- Por favor, lo quiero
- Si es lo que quieres shitty hair, yo lo pintaré en tu bello lienzo. Así que necesito saber dónde lo quieres, y justo ahí lo tendrás
- Lo quiero en mi muslo... Uso muchos short's y pues ... Se vería lindo
Él cenizo al oír aquello, simplemente paso su lengua por sus labios, dándole una apariencia realmente sexy, o eso pensaba él dulce pelirrojo, Katsuki asintio un tanto extrañado, no sería la primera vez que tatuaba una parte así de alguien, pero por alguna razón... El hacerlo en la piel de aquel pelirrojo, le hizo sentir una corriente eléctrica en su espina dorsal
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Y ahí estaba, el dulce y amable Kirishima, con un sonrojo tan potente en sus mejillas, debido a que una pequeña toalla negra era lo único que cubría la parte inferior de su cuerpo, dejando al descubierto sus bonitos muslos. Él cenizo miraba de reojo las piernas de aquel joven chico, Dios, ¿Quien no las vería?, A simple vista se veían tan suaves, tan delicadas y tan lisitas.... Y vamos él cenizo no era quien para negarse a observa aquel pequeño y delicado monumento... Al terminar de acomodar sus cosas, él cenizo observo al pelirrojo y dió un ligero suspiro
