Verónica

Sol

-Hueles a... - dijo Verónica siguiendo el olor con los ojos cerrados - hueles a Sol... - dijo instintivamente.

Nunca antes alguien me había dicho algo tan bonito - pensó la maestra sonrojada.

Estaba en el frondoso pecho de la hermosa y alta maestra.

-¿Ah sí? ¿Quieres oler más? - dijo con un tono pervertido hundiendo a Verónica en su pecho.

Verónica la abrazó aún más fuerte, sentía que su cara estaba en las nubes, era suave, cálido, esponjoso, apachurrable, podría derretirse allí mismo, pero luego en un momento, no podía respirar.

Cuando quiso tomar aire, al momento de alejarse, su cabello se enredó en uno de los botones de camisa de la maestra, ambas rieron mucho, pero no hubo otra opción más que desabrochar la camisa...