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Su mirada irradiaba un misterioso destello, lo vió dar unos cuantos pasos con ambas manos en su mochila mientras el color del cielo se volvía en un tono grisáceo, preparándose para una tormenta

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Su mirada irradiaba un misterioso destello, lo vió dar unos cuantos pasos con ambas manos en su mochila mientras el color del cielo se volvía en un tono grisáceo, preparándose para una tormenta.

Le regaló una sonrisa que le ocasionó una rara sensación en el estómago, visualizó como ordenó un mechón de su cabello detrás de su oreja para luego acercarse a él. El viento deshizo aquello que había hecho hace unos segundos, provocando una pequeña risa en el castaño, quien lo miró tímidamente.

—Supongo que mi cabello está destinado a estar desordenado.

—Se te ve mejor así.

Ladeó la cabeza dándole una diminuta sonrisa de boca cerrada ante aquel cumplido. Will puso una mano en su hombro, mirándolo a los ojos de manera agradable.

—¿Estás listo?—preguntó.

—Está a punto de llover, ¿Iremos igual?

—Claro, además queda cerca y no estaremos al aire libre.

—De acuerdo, aunque hace un poco de frío ¿Verdad?

—¿Tienes frío?

—Sí, un poco.

Volvió hacía su mochila para sacar un suéter amarillo pastel, sus ojos se posaron en los café del contrario. Mike se quedó mirándolo por un momento sin expresión alguna en el rostro, no esperaba que le extendería el abrigo con tanta amabilidad.

—Ten.

—Tú también debes abrigarte.

—Estoy bien así, póntelo.—Dijo.—Lo menos que quiero es que te resfríes.

Mike asintió.—Gracias.

—No hay problema, ahora vámonos.

La brisa removió sus cabellos mientras caminaban, aún traían libros cargando en sus espaldas, pero ya estaban acostumbrados a ello. Pues ambos tomaban la misma rutina después de clase, un día por semana.

Admiraba tanto la personalidad de Will que había llamado su atención desde la vez que lo conoció y llegaron juntos al lago al iniciar la primavera del año pasado. Se habían hecho mejores amigos desde el jardín de niños, aunque Mike solía tener batallas contra sí mismo para descubrir que era lo que de verdad sentía por su confidente.

Cada que estaba con él, trataba de alejar esos pensamientos de su mente por un momento. Sin embargo, a veces era imposible no pensar en aquel chico que era realmente géntil con cada persona que se cruzaba en su camino, se sentía como alguien irrelevante a su lado.

Mike solía ser el típico niño invisible que nadie notaría aún estando en el mismo salón a solas, pero el bello castaño era increíblemente querido por la mayoría de personas que lo conocían, aunque también formaba parte de su grupo de amigos perdedores, ambos eran completamente diferentes en distintos aspectos.

strawberry kisses || byler Donde viven las historias. Descúbrelo ahora