1. Un mal día

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-Sakura--

Ha sido un día de mierda, Ino no pudo venir a trabajar porque estaba enferma y me ha tocado todo el día sola en el local, eso le pasa por salir de farra en día de semana.

Junto a Temari e Ino hemos creado una pastelería erótica a pedido y un sex-shop, lo se, es un negocio extraño para tres chicas, pero amamos nuestro trabajo.

Por lo general Ino se encarga de atender al publico, Temari de la contabilidad y yo de los pasteles.

Mis padres murieron cuando tenía 15 años, ellos me dejaron el dinero suficiente como para terminar el colegio, pero no para seguir estudiando en la universidad, no es como si me quitara el sueño ya que mi pasión siempre ha sido cocinar, y tampoco tenían planeado morir, la vida a veces es una putada, pero podría ser peor.

Cuándo terminé el colegio decidí estudiar cocina en la semana y trabajar en un bar los fines de semana, estuve dos años en eso, luego conseguí trabajo en varias pastelerías de la cuidad y cuando tuve la experiencia necesaria y vi que no había nada más que aprender comprendí que necesitaba algo diferente en mi vida, en otras palabras emprender.

Ino siempre a sido buena para organizar fiestas y decorar todo lo que encuentra, cuando le dije que quería hacer una pastelería a pedido ella chillo de emoción porque su sueño era tener un Sex-shop y fue así como me convenció de hacer este tipo de pasteles que las mujeres adoran en sus despedidas de solteras, Temari se unió cuando estaba terminando de estudiar administración de empresas por orden de su padre, pero dijo que si estudiaba algo que no quería ella elegiría donde trabajar, con los ahorros que teníamos comenzamos a vender por internet y nos fue bastante bien, de hecho, ¡nos fue genial!

Nuestro pequeño negocio se convirtió muy popular por el sexo femenino, y que éste decorado de manera femenina y mágica con buena iluminación y música solo nos suma aun mas clientes, pronto nos ampliaremos, el prometido de Ino, Sai, es un tatuador bastante conocido, por lo que él se sumara como socio y ampliaremos el rubro, próximamente "Kunoichi" será una gran familia feliz lleno de dildos fluorescentes, tatuajes y pasteles de penes, magia pura en tonos rosas.

Si mi madre estuviera viva ya habría tenido un infarto, la madre de Ino no le habla, los padres de Temari la desheredaron, y yo desearía tener a los míos vivos, pero han pasado tantos años que la soledad se ha convertido en una buena compañera, solo faltan un par de semanas para que el invierno termine, estas son las ultimas nevazones, adoro la nieve, pero en noches cómo estas donde la luna resplandece en el cielo e ilumina la nieve se sentiría bien tener con quien volver a casa.

Pero las relaciones me cuestan, la confianza no es algo que le dé a cualquiera, no soy muy cariñosa y suelo tener un humor negro que los espanta, Ino dice que soy una amargada encubierta de cabello rosa, yo pienso que ella es una zorra adicta a los consoladores.

Son la 1 am, acabo de cerrar todo y la nieve cubre todos los espacios de la cuidad, los adolescentes caminan ebrios a algún bar, el frío me estremece pero no me espanta, la luna llena esta preciosa en el cielo. Suelo caminar, ya que no me gusta manejar, se que es un mal necesario, pero adoro empaparme de todo lo que la naturaleza me da.

Mi casa queda a un par de kilómetros de mi local, por lo que es maravilloso estirar las piernas y aprovechar de mirar todo a mi alrededor, la cuidad es bastante nocturna y eso lo adoro.

Escucho un grito ahogado en un callejón, una corriente de malas sensaciones recorre mi espalda, quizás debería cambiar de rumbo, pero la curiosidad siempre le ha ganado a mi sentido común.

Veo a una chica contra la pared, su rostro expresa terror y dolor, un hombre la tiene aprisionada.

Mis piernas se paralizan y el calor sube por mi cuerpo, la adrenalina se dispara.

Hechizo de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora