—Sakura—
El camino a casa se torna extraño, hace un segundo estaba completamente feliz y ahora me siento observada mientras camino por los árboles sin hojas que adornan la mansión, hace días que me he sentido alerta, como si mi cuerpo estuviera en guardia, pero cada vez que intento localizar la fuente de mi nerviosismo no hay nada, que ese hombre horrible estuviera en mi patio trasero me sigue perturbando, es como si mi instinto me pidiera que corriera sin mirar atrás.
Temari está mirando las facturas en su escritorio sumamente concentrada por lo que solo la saludo por la ventana y ella me regala una sonrisa. Ino está en una sesión de besos con Sai por lo que me dirijo al mostrador para contar cuantos pasteles en forma de senos y penes debo hacer hoy, la cocina me relaja sobre todo cuando tengo esta sensación de angustia y miedo en mis venas.
—Me puedes explicar, ¿Por qué la señorita puntualidad llega 2 horas tardes?.—dice Ino en modo de burla.—
Explicarle a Ino todo lo loco que me ha pasado estas semanas es liberador, no sabía que cargaba con tanto peso y estrés hasta que recuerdo la noche anterior y el miedo que he reprimido desde entonces, las emociones salen a presión y no puedo evitar llorar producto del estrés, Ino me abraza y trata de calmar mi cuadro de ansiedad, mientras mis hombros se relajan.
Temari sin entender el contexto solo llega y me abraza mientras dejo de llorar y la calma llega a mi cerebro.
—Entonces, un idiota que podría haberte lastimado está ahí suelto y tu señorita, ¿No has notificado a la policía?
El tono firme de Temari me hace reaccionar y darme cuenta de que por alguna razón ininteligible no he cuidado lo suficiente de mí misma.
Cuando le doy mi declaración a la policía ellos solo escriben, me siento decepcionada porque pensé que quizás me darían algo de contención y seguridad, pero en teoría no tengo una descripción clara de mi agresor y tampoco pruebas de que fui atacada.
—Imbeciles, son unos malditos flojos, si quieres nos quedamos contigo esta noche cariño.
—Estoy bien chicas solo un poco cansada, si algo extraño pasa las llamare.
Como insistieron me escoltaron a casa y no se fueron hasta que revisaron el terreno completo y se aseguraron de que las ventanas y puertas estaban bien cerradas.
Pensé en mamá y la cantidad absurda de amuletos que siempre tenía en casa, era tan doloroso tener esos detalles por todos lados, porque me recordaban que ya no estaba y que no volvería.
No sé en qué momento me dormí en el sillón, pero despierto en la oscuridad con un ruido de pasos afuera de mi ventana, mis piernas cosquillean y el miedo consume una parte de mi cerebro hasta que comienzo a reaccionar, mis pies se mueven aletargados sobre la madera, el murmullo de voces masculinas me advierten que hay más de una persona, tomo el atizador de la chimenea y lo levanto como si eso fuera suficiente, mi respiración se escapa entrecortada entre mis labios, mis dedos tiemblan pero no aflojan el agarre de lo que quizás podría salvarme la vida.
El ruido de un vidrio en la puerta de la cocina me hace correr hacia mi cuarto intentando esquivar los muebles, me escondo bajo la cama y los miles de películas de terror que he visto pasan por mi mente, estoy hiperventilando porque jamás ha sido buena idea esconderse bajo la cama.
—Revisa todo, el Sr. Orochimaru quiere a la chica.
Las voces que mis oídos están reproduciendo en mi cerebro no pueden ser humanas, el miedo esta distorsionando mis sentidos y eso me paraliza aún más.