Mil y un vidas [GrimmIchi]

9.

En mi doceava vida recordé todo incluso antes de encontrarte y pensé que ese fue el castigo de la Luna por no aceptar su regalo.

Esa vez fui un arrancar y tú un humano que se había convertido en Shinigami.
Deambule solitario por las arenas de hueco mundo miles de años, aborreciendo a la Luna por su descaro.

No recuerdo el momento exacto dónde me uni a las espadas, pero, si el momento exacto dónde tuve que pelear contigo.
Fue extraño, parecias reconocerme pero no dijiste nada y sabiendo que, al menos, estarías con vida en un futuro próximo me fui de ahí.

Nuestra segunda pelea fue incluso más frenética, quizás por el secuestro de tu amiga.
Fui felíz de que en esta vida fueses tan fuerte al punto de casi asesinarme, pero, ¿Porque había duda en tus ojos destellantes de ira cuando nuestras espadas se blandian? Fue la pregunta que me carcomio el cerebro muchas noches cuando te iba a visitar en secreto.

Te habían retirado tus poderes de Shinigami sustituto y no podías verme.
No quise admitirlo, pero, estaba feliz por eso puesto que ya no tendrías que arriesgar tu vida por la sociedad de almas.

Te observé cada una de las noches, anhelante y en silencio.

Esa era la primera vez en todas mis vidas que veía tu cabello corto y que te escuchaba susurrar mi nombre en sueños.
También me enteré que tu ciclo de celo fue alterado sin darme cuenta que el mío también lo estaba.

Si hubiese sido mi decisión no te hubiera devueltos poderes jamás porque una vez que volvieron a aparecer ya no volví a buscarte y me volví incluso más solitario que en mis miles de años anteriores.

Cuando apareció yhwach solo pensé en que debía protegerte.
Una vez que todo termino volví a hueco mundo y sin darme cuenta tú venías detrás mío.

- ¿Hasta cuándo planeas ignorarme?.- preguntaste y yo me sobresalté. - Luna me ha contado todo, se quién eres y que haz hecho así que ven aquí ahora alfa tonto. - demandaste e intenté huir, más no lo logré porque de eso se trata verte otra vez: no poder huir aunque se que al conocerme estarás en peligro, porque quizás a Luna se le ocurrirá sacarte de raíz de mi vida, sin esperarlo y sin compasión a forma de pago por su generosidad.

Más en esa vida te tuve por muchos años más, quizás, fue la Luna arrepentida de sus actos.
Muchos niños fueron creados del eterno amor que nos profesabamos y al llegar tu fin decidí que era el mío también y así la Luna obró de nuevo en silenció y expectante.