2. La loca de la calle Maple

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Los niños estaban mirando a la niña que tenían sentada en frente de ellos, la chica estaba completamente mojada, no tenía algo que la abrigue bien ante la lluvia, y ni hablar con lo asustada que estaba.

Alex le había dado su campera para que no pase tanto frío, aunque la chica ya estaba mojada hizo un acto de buena fe.

-¿Llamamos a alguien? ¿A tus padres? -preguntó Mike dudoso.

-¿Y tu pelo? ¿Tienes cáncer? -dijo el castaño asombrado por el aspecto de la niña.

-¿Te escapaste? -insistió el morocho con extrañeza.

-¿Estás en problemas?

-¿Eso es sangre? -preguntó Lucas con asombro mientras acercaba su mano a la remera de la niña.

No pudo acercarse demasiado porque sintió como le pegaban en el brazo.

-¡Ya basta! ¡La están asustando! -habló la rubia con desaprobación ante las acciones y comentarios de sus amigos.

-¡Ella me asusta! -admitió el niño con miedo.

-Debe ser sorda -comentó el rizado con duda, acercó sus manos a la chica y aplaudió con rapidez.

Pudo ver como la niña se asustaba ante el ruido que ocasionó el chico.

-No es sorda -dijo después de demostrar su rara teoría.

-Ya basta, ¿si? Sólo está asustada y con frío. Es todo -mencionó el pelinegro con calma.

Mike fue al cesto de ropa que tenía y le entregó algunas prendas a la niña.

-Toma, está limpia ¿si? -dijo el pequeño Wheleer.

La niña agarró la ropa y la puso a un lado, se levantó, se sacó la campera de la rubia e intentó quitarse la remera que tenía.

Los chicos se dieron vuelta rápidamente mientras cerraban sus ojos, Alex pudo frenar a tiempo a la chica y le señaló el baño.

-¡No! -gritó el pelinegro con terror.

-¡Ay, dios mío! -repetía muchas veces el castaño.

-Mira, ve allá. Ese es el baño, en privado ¿entiendes? -dijo la rubia mientras suspiraba aliviada.

La niña caminó hasta el baño, seguida por Alex y Mike. Cuando ya había entrado al baño, Mike intentó cerrar la puerta pero la chica lo detuvo.

-¿No quieres que la cierre? -preguntó la rubia.

-No -respondió la niña.

-Ah, si puedes hablar -comentó el pelinegro con entusiasmo.

-Okey, bueno... ah, voy a cerrar la puerta...hasta acá -dijo la chica con suavidad, para después entornar la puerta con delicadeza.

-¿Así está mejor? -preguntó Mike con curiosidad.

-Si.

Ambos chicos se fueron de ahí para darle espacio y privacidad a la chica.

-Qué locura -exclamó el castaño con extrañeza.

-Al menos habla -mencionó el pelinegro.

-Dijo "no" y "si", tu hermana de tres años habla más -comentó el morocho con obviedad

-Se iba a desnudar.

-Esa chica tiene serios problemas, problemas mentales -insistió el niño

-Hizo así... -dijo Dustin mientras trataba de imitar la acción pasada de la niña.

L𝘰𝘴𝘵 𝘪𝘯 𝘺𝘰𝘶 | Nancy WheleerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora