𝟎𝟏; 𝐁𝐈𝐄𝐍𝐕𝐄𝐍𝐈𝐃𝐎

450 37 0
                                    

En medio de las montañas había un pequeño pueblo oculto dónde sus habitantes vivían en paz, teniendo entre ellos una familia especial, que sus integrantes poseían dones increíbles gracias a una vela mágica.

Esta vela la tenía en posesión la matriarca de esta familia con dones conocidos como los Madrigales, siendo la cabeza de familia la señora llamada Alma Madrigal con sus hijos trillizos Julieta, Pepa y Bruno de ocho años de edad y su casa igual mágica, que tenía vida propia.

La señora Alma, desde que llegó a las montañas siendo protegidas por la vela mágica que le gustaba llamarla 'El Encanto', en compañía de sus hijos recién nacidos y los demás habitantes del pueblo de dónde vivía antes, empezaron a construir las viviendas para todos. Ayudó a las personas, convirtiéndose en la líder del pueblo y cuando sus hijos cumplieron cinco años, decidió que era el momento en que obtuvieran un don por medio del 'Encanto'; volviéndose esto como un ritual que tendrían que pasar los hijos de sus hijos y seguir ayudando al mismo pueblo con los dones que obtuvieran.

Y hablando de ayudar a la gente, justo luego de un día agotador de trabajo, la señora Alma junto a sus hijos regresaban a casa para descansar, con un día lluvioso.

Los niños iban delante siendo seguidos por su madre, pero se detuvieron antes de llegar, causando extrañes en la adulta que se apresuró hasta ellos, viendo lo mismo que estos.

Frente a ellos, estaba su hogar, Casita, que por como movía la puerta, ventanas y baldosas, estaba feliz de que ya hayan regresado. Pero también pudieron observar que había un niño más pequeño que sus propios hijos, muy descuidado y sucio, mientras era resguardado por la misma casita de la intensa lluvia a un costado de la construcción.

La señora Alma no sabía que hacer al momento en que el niño levantó su cabeza de entre sus rodillas, asustándose al verlos, revelando el aspecto que tenía dando a entender que tal vez llevaba unos cuantos días sin comer, estando muy sucio y su cabello enredado.

Quiso irse corriendo de ahí, pero no contó que la casa que vió mover unas cuantas cosas de su estructura para protegerlo de la lluvia unas horas antes, sin dejarlo irse por mucho que lo intentó, terminando rindiéndose hasta este momento dónde llegaron y la misma casa lo movió para ponerlo en frente de la mayor, deteniéndolo y acercarlo más a su cuerpo.

Cómo queriendo decirle algo y sin entender muy bien ella, así que se hincó un poco al niño, con los otros niños curiosos detrás suyo, intentando el único niño varón mayor cubrir a todos con el chal.

- Niño, ¿de dónde eres? ¿Dónde están tus padres?

- Papá y mamá no despertaron.

- ¿Y puedo saber por qué no despertaron?

- Comieron unas bayas y tenían fiebre.

Supo enseguida que los padres del pequeño comieron alguna clase de baya venenosa para evitar el sufrimiento de ambos.

Volteó a sus propios hijos y a Casita, que acercaba al niño cada vez que se alejaba unos pasos y la mayor entendió al fin lo que quería decir.

Suspiró sin remedio por lo que iba a hacer aunque debía saber algo antes.- ¿Me podrías decir tu nombre?

- Es Renato.

- Bueno Renato, será mejor que entremos. Mañana te presentaremos como uno de nosotros. Vamos...

Los niños mayores supieron que aquello significaba sería su nuevo hermano menor.

Tomaron sus manos la niña de azul, de nombre Julieta y el niño de poncho verde, Bruno, mientras la niña pelirroja lo hacía con sus hermanos 'gemelos', jalándolos al interior del hogar justo detrás de su madre.

CUARTO HERMANO MADRIGAL; encantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora