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como costumbre, minho fue hacia el cuarto de felix, abriendo la puerta con sus pequeñas y peludas patitas, asomando la cabeza primero.
el cuarto de felix era un desastre y parecía que un tornado con cuchillos había pasado por allí, aunque la realidad es que el híbrido de tigre solía razgar toda tela que hubiera en el cuarto cada vez que cambiaba a su forma animal.
así que así estaba todo el lugar, con el papel tapiz despegado en casi su totalidad, convertido en papel picado en el suelo, las cortinas y las sábanas de la cama totalmente destrozadas y unas cuantas marcas de garras en las paredes y muebles.
el chico estaba con el rostro inexpresivo mientras arrojaba una pelota contra la pared para volver a atraparla.
minho maulló y el castaño alzó sus orejas hacia él.
—¡bebé tigre! —felix sonrió ampliamente—. pasa, pasa, pero cierra la puerta.
el pelinegro obedeció, cambiando a su forma humana para cerrar la puerta.
—jisung me castigó por romper el cuarto... de nuevo, así que si se entera que estás aquí te echará, hablemos despacio.
minho asintió, se sentó junto al chico, aunque no tenía ganas de decir nada, así que no lo hizo.
después de un rato de hablar solo, felix se dió cuenta del estado del gatito.
—¿por qué esas orejas caídas, pequeña pantera?
el hibrido de tigre tenía muchos apodos para minho, todos relacionados a grandes felinos y la miniatura que era el gatito junto a ellos, una costumbre que había quedado de cuando lo confundía con una pantera.
minho frunció el ceño.
—no lo sé —confesó—. llegué y jeongin fue muy bueno, y hyunjin también fue muy bueno, pero me hace sentir feo.
—¿fueron buenos? —repitió el tigre, minho asintió —¿entre ellos? —el gatito volvió a asentir —¿y te sientes feo por eso? —y asintió de nuevo.
felix hizo una mueca, deteniendo la pelota entre sus manos.
—escuché algo de eso, se llaman celos. y se dice que "estás celoso".
—¿celos? ¿estoy celoso? —repitió.
felix asintió.
—temo que no hay cura para los celos —dijo—. y son mortales —añadió, hablando con voz grave, haciendo que minho se asustara, erizando su cola y alzando sus orejitas.
—¿en serio?
felix hizo una mueca, lo pensó un momento.
—nunca ví a nadie morir de celos —dijo—. pero en muchas series y películas dicen todo el tiempo que se están muriendo de celos... por lo que deben ser mortales.
minho hizo un mohín.
—¿no hay nada que pueda hacer? —se sintió triste al saber que moriría.
—en la tele se sienten mejor después de que les hacen mimos... —dijo el tigre—. ¿quieres que te haga mimos para que te sientas mejor?
minho asintió, cambiando de nuevo a su forma gatuna para frotarse contra felix, mientras este rascaba ligeramente con sus garras su lomo, debajo de su barbilla y entre sus orejitas.
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