sumario.

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Quackity conoció a Rubén en segundo año.

Él tenía quince en aquel entonces.

Había sido un día normal de no ser porque Alexby había dicho que tenía que partir más temprano ese día, así que Quackity tendría que volver él solo a casa. No le causo mucho problema.

Se despidió temprano de Alexby y siguió con su camino.

Sin saber que de ese día en adelante, ya no habría silencio ni tranquilidad cuando regresara a casa.

Con los ojos cerrados y los parlantes a todo volumen, Quackity no fue consciente de que alguien corría con apremiante desesperación hacia su persona.

Abrió los ojos cuando logró escuchar aquellos pasos apresurados y todo gracias a que la música había terminado, se giró, sin tener tiempo de nada. El impacto había llegado.

No fue doloroso solo porque sus hombros fueron los únicos en chocar, Quackity abrió los ojos algo desequilibrado. Se tambaleó ligeramente hacia atrás, y fijó su mirada en quien lo había empujado.

El chico también se había detenido, agradeció aquello ya que así pudo tener una vista completa del culpable. Tenía el cabello castaño, y parecía agitado, cuando el chico alzó la mirada, sus ojos verdes se clavaron de lleno en Quackity.

Estuvo a punto de decirle algo, pero el chico se inclinó hacia el cogiéndole de la mano con brusquedad.

---¿Qué mierda? ---cuestionó el menor, refiriéndose a su arrebato.

El castaño abrió la boca para explicarse, pero le fue imposible, unos gritos se hicieron presentes a lo lejos, Quackity fue testigo del pánico en la mirada verdosa del más alto.

Éste se precipito hacia atrás, tratando de correr y jalando de su persona, Quackity se resistió.

---¿Qué...?

---Escucha, sé que no me conoces pero créeme una cosa, tío. Vas a agradecérmelo luego, ahora ven ---jaló nuevamente de él, Quackity se resistió un poco más.

---¿Hacia dónde?

El castaño le sonrió, mirando nerviosamente hacia el horizonte ---No temas, no muerdo.

Su forma de decirlo, y su sonrisa ladina provocaron que un muy ligero sonrojo se presentara en las mejillas del menor.

---No es por eso, pendejo.

---¡Allí esta!

Ambos se giraron, descubriendo que un grupo de tres chicos se dirigían hacia ellos, y sus expresiones no eran nada amables, el ojiverde maldijo en voz baja.

---¡Venga! ---exclamó, comenzando a correr.

Y Quackity le siguió. El chico le tomó de la mano.

Comenzaron a correr calle abajo, con las exclamaciones de odio y amenazas detrás de ellos. Quackity miraba cada que podía al chico, dándose cuenta de que éste no parecía realmente asustado, parecía de hecho, divertido. Frunció el ceño ante eso, preguntándose por qué haba accedido a huir de personas que no conocía.

Ni siquiera era su problema.

---¡Por aquí! --- el chico giró hacia un callejón.

Cruzando por pasillos cada vez más estrechos, hasta llegar a una gran pared de ladrillos.

Quackity rodó los ojos ---Bien hecho, genio. Ahora estamos acorralados.

---Mi nombre es Rubén, pero no me molesta si quieres llamarme genio ---comentó con diversión el castaño.

𝐋𝐄𝐘 𝐃𝐄 𝐀𝐓𝐑𝐀𝐂𝐂𝐈𝐎́𝐍 × ʳᵘᵇᶜᵏⁱᵗʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora