Capítulo № 2

127 20 0
                                    

Taehyung no puede creer lo que ha hecho.

Sonará estúpido o hasta ridículo de su parte, pero él aún después de seis días de lo sucedido no puede asimilar lo que la pasada tarde de fría y estrenduosa lluvia hizo. No. Él no cree que haya sido capaz de eso, de haberse atrevido a ir una vez más al hospital para despedirse de lo poco que le quedaba de su madre y haber terminado gracias a ésto más atado y aferrado de que estaba. No, sin duda alguna él no lo cree.

Tampoco es como que espere hacerlo. Si bien sabe que lleva más de veinte minutos dando vueltas por ahí, rondando sin rumbo en el centro de esa habitación de su antes acogedor hogar, no es como que esté esperando poder hacerlo. De hecho, en su insignificante y sincera opinión, no lo ve necesario, mucho menos como algo relevante o incluso importante.

No, ni siquiera quiere hallarle un sentido.

Es decir, ¿por qué se sentiría tan ansioso de saber que entregó un bello ramo de flores a un completo desconocido? No es como si también esté interesado en ello, en saber qué fue de éste o en lo que ese sujeto hizo con el sorpresivo y bonito obsequio. En realidad, a él le importa muy poco, y no es como que quiera estar inmerso a fondo en eso: en el misterio y la incertidumbre de saber que ahora probablemente ese pobre y sonriente chico esté esperando a que él pronto llegue y le entregue otro ramito que lo alegre.

¡No! Definitivamente Taehyung no quiere creer en eso.

Y como está casi seguro de que no quiere hacerlo, simple y sencillamente trata de negarse creando cientos de círculos poco simétricos sobre el duro y frío suelo de la habitación que desde ya hace un rato está perfectamente ordenada y limpia, bastante nítida e impecable a comparación de como solía encontrarse minutos antes de que su madre llegara allí para despertarlo y avisarle que debía ir pronto con ella a desayunar. A diferencia de otras veces él ha arreglado todo desde mucho antes, no está seguro si por gusto o por capricho, pero es claro ante sus ojos que ahora lo ha hecho.

Y se siente extraño.

Como si un vacío o una espina de ansiedad se hubiera incrustado en el centro, justo donde la herida recién abierta se había formado.

— No, no es importante —no obstante, Taehyung aún así trata de ignorarlo. Más porque cree que sobre pensarlo puede llegar a asfixiarlo, que porque siente la necesidad de salir de ahí, de tomar un abrigo y sus llaves para salir de casa e ir directo a la florería por un par de nuevas flores; un pequeño, bonito pero sencillo ramo de flores.

Es ridículo.

Es tan estúpidamente ridículo pensar eso, estar ahí, haber detenido sus pasos que crean círculos, para comenzar a pensar que quizás en el fondo se siente inquieto, demasiado culpable porque tal vez sabe que debería ir hasta el hospital para acompañar a ese pobre muchacho que dijo días antes confiar en él; porque claro, el desconocido confía en él, ¿no?

Se supone que Yoongi confía plenamente en él.

En que hoy, mañana o tal vez pasado mañana, volverá a ese hospital para conocerse un poquito más y encontrar los dos una nueva razón que los haga querer volver a empezar, a convivir y a conversar, juntos, como si las ataduras de la tristeza, el dolor y la soledad no los estuvieran consumiendo por dentro, desde lo más profundo y recóndito de sus jóvenes corazones.

— ¡Ah, de acuerdo! ¡iré! —ya sin tener nada que hacer para poder seguir negándose Taehyung entonces suspira, mira a su alrededor y suspira, aceptando a regañadientes que quizás sí debería moverse para ir hacia ese lugar donde tal parecer hay una persona que lo necesita.

Porque por allí, en alguna parte del hospital, en alguna de sus habitaciones con número treinta y nueve, hay un pálido chico que lo necesita; y es que tal vez ahora haya una posibilidad de que exista ese alguien que en verdad lo necesita.

Flowers for Yoongi |YoonTae|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora