8 de julio

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Me despertó el correo con mi vestido de Shein. En otra situación me habría vuelto loca con la entrega. Apenas pude sacarlo de la bolsa hermética. Negro con cinturón dorado y brillos del mismo tono en el pecho. Elegante seguíamos conservando la temática de la convención. Lo puse en un gancho y lo colgué en la puerta de mi cuarto. Me quedé en cama mirándolo. Era hermosamente bello. Colores perfectos con la proporción adecuada de brillos, largo como el de las películas. Con una exactitud para la noche ideal. Cuánto esperamos el momento, recordaba los mensajes de Amanda sobre el evento. Emocionada cada momento que hablábamos del asunto. Para ella era un sueño hecho realidad. Se veía a sí misma sobre la pista con su vestido lila con destellos perla y una rosa roja sobre su cabello. Sobre sus emociones no solía ser muy directa, sin embargo sus expresiones la intensidad de hablar sobre un tema reconocía fácilmente si era feliz, estaba triste o se encontraba molesta. Aunque pensándolo bien nunca fui buena para reconocer su enojo.

Amaba verla alegre, cada película y su gran baile de graduación creaba en sus ojos un completo brillo en sus ojos. Me miraba, sin palabras podía decirme lo mucho que deseaba ese momento para nosotras, incluso cuando los protagonistas solían dar su primer baile solía derramar unas pequeñas lágrimas. Ante la multitud Amanda solía ser una mujer fuerte, determinante y para nada sensible, conmigo era todo lo contrario. Se acurrucaba en mi pecho durmiendo pasivamente, decía sentirse totalmente segura a mi lado. Amaba verla así.

No sé exactamente qué sucedió, si todo estaba bien. Le he hecho mal, estoy consciente, me entra la duda si es buena idea seguir con esto. Cumplir el sueño de mi novia o terminar de una vez por todas. Sé que dije seguir hasta el evento, no obstante la conciencia me carcome cada vez más. Me habría gustado ir a su baile, así al menos evitaría a Ulises, ella por su parte insistió ir al de mi escuela. Odiaba rotundamente a sus compañeros y sus ideologías conservadoras, sus comentarios llenamente machistas y claro, decía, sus docentes poco competentes en la ideología de género. En ocasiones cuestionaba si su postura no era radical, pero luego del incidente de una de sus amigas quien tuvo una crisis de ansiedad cuando sus compañeros constantemente solían llamarle "machorra" por su corte de cabello. Después de ir al hospital la joven, Amanda me comenta, los tipos hacían comentarios como "es una exagerada" "no es para tanto" "sólo quiere llamar la atención" y lo peor fue la respuesta a los padres de la joven. La directora argumentó que, a veces los muchachos suelen ser muy crueles y es parte de su edad pero no debían prestarle tanta atención. El día cuando Amanda lo platico lloraba con cada palabra ¿cómo era posible en pleno siglo XXI minimicemos la salud mental? Entonces sabía que no exageraba.

A pesar de sus ideologías y siempre defender sus opiniones sabía que escondía su sexualidad en concurridas ocasiones o a veces prefería no relacionarse para no dar explicaciones a nadie. Quizá por eso buscaba refugio en otros clubes fuera de la escuela. 

Entre las vías del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora