𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

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Harry se miró de arriba hacia abajo frente al espejo, su cabello lo suficientemente peinado, estando lo más ordenado que había estado jamás, más bien como despreocupado, sí, eso le hace verse bien y su traje completamente negro, al igual que sus zapatos y una camisa blanca.

Su madre tapa su boca para no llorar por el maquillaje y su suegra a su lado llorando a moco tendido junto a una de las tías más cercanas de su prometido.

—¿Cómo me veo? — Preguntó abriendo sus brazos para apuntarse a sí mismo sabiendo la respuesta desde ya.

—¡Ay, mi hijo! — Chilló su madre corriendo para abrazarlo y besar sus mejillas dejando marcado el labial en ellas.

—¡Nuestro Harry! — Dijeron las dos mujeres restantes también uniéndose al abrazo, Harry en serio a veces piensa que tiene tres madres.

Por que su suegra la cuenta como una segunda y la tía parece ser la tercera, jamás pensó en tener una relación tan estrecha con la familia de su esposo.

Está contento.

Y ansioso.

Uno no se casa todos los días.

—¡Perfecto! — Gritó una de ellas al separarse.

—¡Hermoso! — Dijo la otra.

—¡Encantador! — Chilló la última.

Harry en respuesta se inclinó y besó la frente de las tres pequeñas mujeres —Gracias.

Frotó sus manos soplando entre ellas para olvidar aunque sea solo un poco los nervios, miró por quinta vez si algún rulo en su corto cabello parece estar demasiado fuera de control, pero con sorpresa, nada, sigue todo perfecto y espera a que se mantenga así hasta el final del día... o hasta al menos decir el sí, acepto.

Limpió su traje y se levantó mirando a su suegro, agradeció ante las lindas palabras del hombre más viejo y lo siguió hasta llegar donde todos los invitados esperan ansiosos, un gran salón para una boda de esa magnitud, definitivamente toda la familia Malfoy y Potter estaba presente.

—Este es el tío Cygnus — Dijo su suegro apuntando a un hombre de mayor edad y ojos tan claros como el cielo.

—Un gusto conocerlo — Respondió estrechando la mano del hombre quien lo tiró hacia adelante en un abrazo bastante masculino —. Soy Harry.

—Encantado Harry, hemos escuchado mucho de ti, bienvenido a la familia.

Lo soy desde hace cuatro años, pensó.

—Ella es la tía Carina, la tía Casiopea, la tía Phoenix — Dijo apuntando, intentó recordar los nombres que su suegro le dijo y asintió — Y estas hermosuras de aquí son las hijas de Carina, son trillizas, Mira, Miranda y Mirand — Ahora apuntó y le susurró en el oído —. Si no lo recuerdas, solo di Mir y se giran las tres... en fin — Habló ahora en voz alta —. Ellas viven en Italia y sus maridos que andan por algún lado, seguro buscando algo para beber, los presentaré cuando los vea o ellos lo harán solos, lo que salga primero.

—Miranda, Mirand y Mira — Se susurró a sí mismo ya bastante alejado de las mujeres, su suegro le pasó la mano por el hombro aun cuando es más bajo y dio unos cuantos golpecitos —. También pasé por lo mismo cuando conocí a mi esposa, créeme que después de veintinueve años de casados, aun sigo conociendo familiares.

—Wow.

—Por cada año, al menos tenemos cinco bebés nuevos — Bufó abatido —. Hay que acostumbrarse.

Harry miró a las dos mujeres que se dirigen en su dirección, con un hombre ya adulto —¡Harry, cariño! Mira, este es mi otro hijo del que te hablé, vive en Italia como las otras tías — Sonrió y Harry estrechó la mano de un chico de ojos característicos de la familia y un cabello más rubio que los demás, casi de su mismo porte —. Su nombre es Altair.

—Harry Potter.

—Altair Malfoy — Se presentó el otro mostrando sus dientes blancos —. El mayor de nueve hermanos.

Mierda.

Narcissa mostró una sonrisa casi apenada ante la mirada casi en shock del novio —Fuaaa — Dijo sin ocultar su impresión —. Yo solo conozco a tres.

—Sí... bueno — La mujer jugó con el anillo de bodas en su dedo — En nuestros tiempos todo era muy diferente y... además, mis hijos son independientes, la mayoría vive o estudia afuera, no han podido venir a ninguna fiesta que hayas asistido, seguro los conoces después.

—Estaré encantado de conocerlos.

Y el momento llegó.

Cuando todo ese bullicio de tanta gente acumulada en un solo lugar mágicamente desapareció, quedando en un silencio que hizo a Harry sudar más de lo que había sudado antes.

Tocó sus dedos nervioso.

Escuchó la música y lo vio entrar con un elegante traje negro apegado a su cuerpo y el cabello platinado hacia atrás, necesitó respirar hondo para no ir en busca de él y besarlo antes de dar iniciada la ceremonia.

No fue una entrada típica, no como le hubiera gustado, tal vez algo más lento para poder admirarlo un poco más, pero verlo caminar rápidamente para llegar frente a él sin un padre que lo escolte... no le importó, porque según su esposo no es una mujer al que deban escoltar y caminar un paso adelante cada un minuto como las películas.

Mantuvo sus manos a sus lados durante todo momento, no tuvo oportunidad de tomar las de su novio, ni tampoco de ver una sonrisa en él.

Oh, está nervioso.

Y cuando les tocó dar sus votos, tal vez, hubiera querido que su chico dijera algo más... ¿lindo? Miró a su alrededor, su suegra y su madre en la primera fila están llorando y su suegro junto a su padrino y su padre están casi por hacerlo.

Y la pregunta esperada llegó.

—¿Aceptas a Harry Potter como tu esposo? — Dijo el ministro —. ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

—Sí, acepto.

Y luego.

—¿Aceptas a Deneb Malfoy como tu esposo? — Harry asintió sin dejarlo terminar —. ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

—Sí, acepto.

Todos chillaron cuando ambos anillos ya están en sus dedos.

Y todo se llenó de aplausos cuando Harry tomó la pequeña cadera de su ahora esposo y lo besó frente a todos. 

𝐑𝐮𝐢𝐧𝐞𝐝 𝐰𝐞𝐝𝐝𝐢𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora