El alfa de cabellos plateados salio de el lago, camino descalzo acomodando la toalla que estaba en su cadera. En una de sus manos, tenía solo una sandalia, pues el otro lado de la sandalia le habían quitado los soldados al haberlo acorralado ¿Por que? querian molestarlo.
— Insubordinados rufianes, ¡sepan que me deben un par de sandalias! — andaba el emisario, estaba molesto, las únicas sandalias que tenía eran esas, y ya no estaban.
— Además yo no grito como niña... ¡Hyaaa! — sintio las muelas de un animal rozar las yemas de sus dedos que sostenía la única sandalia que tenía.
— Noticias urgentes del general — hablo un hombre de apariencia extraña, montado sobre un oso panda, extendiendo una carta.
Douma observó confundido, no dejando de mirar al hombre, lo examinó con la mirada.
— Que te pasa, nunca a visto uno en blanco y negro — un pequeño reptil, que se encontraba en la espalda baja del hombre, movía los brazos del hombre que estaba sentado en el panda, se ayudaba con palos que sostenían los brazos.
El alfa de ojos llamativos tomo la carta envuelta, viendo al señor con rareza.
— ¿Quien eres tu? — pregunto, paso unos segundos, antes de repitiera la pregunta de nuevo esa persona hablo.
— La pregunta aquí sería ¿quien es usted? Esto es una guerra, no es un buen momento para hacer preguntas tontas. Podria perder su rango, hasta le cortaría la cabeza, pero hoy me siento benévolo, retirese antes de que lo reporte.
Douma abrío la carta, su expresión cambio, volteo buscando al hombre, esperando recibir una respuesta de aquello. Pero ya no estaba, había desaparecido.
Comenzó a caminar directamente a la tienda de Hakuji.
— Akaza-dono, noticias urgentes de tu padre, nos necesita alfrente.
Tengen que había preparado el plan observó como salio a la perfección, comenzó a reírse mientras juntaba las puntas de sus pezuñas. Comenzó a alarse asi mismo por qué la estrategia que idealizo.
En la mañana todos los soldados se ponían en marcha, siguiendo paso a su capitan. Pues en la noche habían recibido la orden de empacar sus pertenencias, por razones de una carta que había recibido el emisario en esa misma noche.
Los soldados caminaron por los campos, topandose con chicas y algunos chicos que estaban recogiendo arroz. Tengen que estaba ocultabdose entre los explosivos , silbo, llamando la atención de las y los jóvenes que miraron a Kyojuro, éste al darse cuenta los saludo con una sonrisa, aunque estaba confundido de por qué lo miraban tanto.
Sanemi y Iguro comenzaron a hablar mal de Douma, conversaron con el omega sobre los disgustos que le generaba a ambos de tan solo ver al emisario, con las palabras dichas por estos chicos parecía que les disgustaba tan solo nombran a Douma. Mientras estos se la pasaban conversando de el de ojos coloridos, su amigo, Gyomei, solo caminaba tranquilo, hasta parecía que no estaba presente, al igual el capitán de los soldados.
Kyojuro que de vez en cuando platicaba con Tengen, y con los dos chicos. Aunque estaba incómodo, debido a que sentía que alguien lo observaba.
Todos comenzaron a jugar en la nieve, Algunos se lo lanzaban entre si, parecían pequeños niños jugando.
Sus risas y carcajadas desaparecieron al observar lo que estaban mirando sus superiores, un pueblo en llamas, eso era lo veían, todo estaba siendo consumido por llamas, pero parecía que ya había sido destruido antes de ser prendido en fuego.
No había ningún rastro de vida alguna. Akaza que se encontraba enfrente montando a un caballo miro a hacia los lados, ordenando a los demás a qué se fueran a buscar un sobreviviente.
Mientras Kyojuro inspeccionaba el lugar se topo con una muñeca con ojos de botones de diferentes formas, la tomó entre sus dedos. Recordó a su hermano, cómo este también hacía muñecos, y en una ocasion hizo muñecos de su familia. Tomo el juguete y lo abrazo fuertemente, de alguna manera estaba angustiado.
Akaza se acerco a Kyojuro, miro al rubio como tenía una muñeca en sus brazos. Recordó que ahí debería estar su padre, no entendia que estaba pasando, su padre ya debería estar presente, pero no había aparecido, ni siquiera los subordinados de su padre. Un soldado se acerco a Akaza, avisándole que el emisario lo estaba llamado, Douma estaba de espaldas observando hacia el frente, Akaza se acerco a este, antes de que hablara, vió lo que el alfa peli-plateado observa .Un soldado subió a entregarle el casco de su padre, el general, Akaza no lloro, miro el casco y lo abrazo mientras fruncia el ceño y se mordía el labio inferior, luego se fue a un lugar con el casco en manos. El resto se quedó en silencio, tampoco sabían que decir al respecto.
Akaza desenvaino su espada, perforo la tierra que estaba cubierta por la nieve, posicionó el casco entre la guarda y empuñadura de su arma, se arrodilló y apreto los puños, Kyojuro se puso detrás de el, quería consolarlo con lo que estaba pasando, aunque llegaba a sentir lastima por el chico sabía que no podía, tan solo logro decir que lamentaba el fallecimiento del general. Akaza se levanto, miro a Kyojuro durante unos segundos, se acerco levantando su mano y posicionandolo en el hombro de el contrario.
El peli-rosado monto el caballo sin antes dirigirle una leve mirada a Kyojuro, marchandose antes de que se diera cuenta. El resto comenzó a seguir a Akaza, el rubio que aun estaba cerca de la espada, tomo la muñeca que la había guardado y la coloco en el arma, se arrodilló unos momentos, susurro algunas palabras, se puso de pie y comenzó a retomar el viaje como los demás.
Mientras caminaban nadie se atrevía a decir una palabra, después de todo a ellos no tenía que importarles. Akaza se veía desanimado, incluso cuando Douma se acerco para molestarlo no hizo nada para apartarlo.
De repente un cohete salío disparado hacia en cielo. Todos voltearon a ver a Kyojuro, ya que el se encargaba de resguardar los explosivos.
— ¡¿Que paso?! — menciono Akaza con alteración, volteo a ver a Kyojuro, el sonido que le había alarmado era proveniente de un explosivo, y el rubio era el único encargado de estos — ¡Acabas de dar nuestra posición ahor-.
Akaza cayó de golpe al suelo luego de que su hombro haya sido atravesado por una flecha.
— ¡ Dispercense, ahora!
Flechas cayeron del cielo, todos empezaron a alarmarse, y ahora caían flechas de fuego. Uno de estos llevo alcanzar a la carreta de Kyojuro, su caballo comenzó a forcejear, intentaba liberarse de las correas que lo mantenían atado a la carreta.
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Pasaron algunas semanas desde actualize, realmente se que demore mucho. En unos 15 días me darán vacaciones, talvez en esas vacaciones escriba un capítulo nuevamente.
Si hay un error en la ortografía, avísenme, para corregirlo. Hasta pronto.
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Mulan [ AkazaxKyojuro]
Lãng mạnKyojuro Rengoku, un joven Omega, hijo mayor de la familia Rengoku, cuando el emisario imperial lleva a cabo la orden de reclutar todos los alfas y solo a hombres betas de cada familia, este se fugara de casa con la intención de alistarse en el ejérc...