Capítulo Cuatro

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Allí la conoció por primera vez...

Era hermosa con aquel cabello color fuego Daiana Alvarez, era hija de uno de los narcotraficantes mas poderosos de aquel lugar, hasta ese momento Amber no sabía que seria de ella, no tenía ni la menor idea de todo lo que podría obtener, y sobre todo, no sabría la discordia de tendría con Daiana.

- Veamos que tenemos aquí- habló la pelirroja, acercándose a Amber. Esta tomo el rostro de la castaña con mucha fuerza lastimándola. - Jason ¿Está es la muchacha que compraste?

Aquellos hombres que se encontraban allí sonrieron al escuchar aquella información.

- Si - Respondió uno de los hombres que había visto en casa con sus padres.- por un poco de dinero y drogas, sus padres nos la dieron sin dudar ni un momento.

Rabia... volvía a sentir esa rabia por sus padres que había sentido en el momento que vio como la vendían. Rabia, sintió en ese momento viendo como su futuro se iba a la verdadera mierda. Ella no había sido mala con nadie, para pagar por un maldito karma ajeno.

- ¿Cómo te llamas? - pregunto la pelirroja mirándole a los ojos. pero solo hubo silencio. Esta sonrío. - ¿eres muda? ¿te comieron la lengua las ratas? ¿o que? -se acerco levemente al oído. - Cuando yo hablo, me gusta que me respondan.

Pero no hubo ninguna respuesta... silencio sepulcral.

- ¡respóndeme! - dijo la pelirroja tirando una bofetada en su rostro haciendo caer a Amber al suelo. esta solo sintió el dolor en su labio y en sus brazos, se había lastimada con la caída.

- Amber... Amber Rivera.- escucho decir su nombre, dirigió su mirada y era Christa. Aquella muchacha morena que estaba también en aquel hueco, ella era con quien había hablado.

- ¿Necesitas que hablen por ti? - la pelirroja hizo un leve puchero para después soltar una carcajada- ¿necesitas que los demás te defiendan? todo por que tus papis fueron unos malos y te vendieron. - esta miro a la morena.- yo quiero que ella me diga su nombre, no tu, si no la próxima vez la que no podrá volver a decir ni una puta palabra serás tu. - amenazó.

Amber con rabia acumulada se levanto, la miro fijamente a los ojos de Daiana, sin una pizca de remordimiento. Esto no era lo que ella se lo había buscado como muchas de las que estaban allí.

- Amber Rivera. ¿contenta?- dijo son miramientos. Lo que hizo que Daiana solo rompiera en carcajadas.

- Aquí las agallas, la valentía, y todo tus mierdas de heroína no sirven.- Dijo Daiana aun riéndose.- eres una mas del montón, de las que se buscan acabar así como están ahora.

Era una completa mentira ella no se lo había buscado, ella era inocente de toda esta porquería, ella tenia los padres mas miserables.

Daiana fue tocando y mirando a cada muchacha. Pero no hacia eso con todas, miro y toco a Amber y dos hombres las llevaron a un costado.

- A cada chica que toque, llévenlas nuevamente al cuarto que el día de mañana deben estar listas para que se las lleven.

- ¿Qué hacemos con las demás?- pregunto uno de los hombres que se encontraban allí.

- ¡No lo se! violenlas, matenlas, hagan lo que quieran- hablo Daiana.- Pero eso si, no quiero ver a ninguna.

Amber no quiso ver solo escucho los gritos de aquellas muchachas, y el sonido estruendoso de las armas, y el caer de los cuerpos para que el silencio sepulcral gobierne ese sitio.

En silencio ingresaron al cuarto de donde las habían sacado, todas aquellas muchachas sintieron el cuerpo relajarse, solo se oyó leves sollozos. Amber sintió aquel lugar como un lugar seguro.

- ¿Eres tonta o te haces? - dijo una muchacha a Amber- ¿Cómo se te ocurre enfrentarte a Daiana?

- ¡basta!- Dijo Christa.- Estamos jodidas todos en esta mierda, basta de culparnos. - la morena miro a Amber y solo sonrío. - pero de verdad eres una suicida para hacer eso.

La castaña limpio con sus ropas aquellas heridas que tenia. necesitaba una ducha, se sentía muy sucia, y nada de lo que ella había echo era su culpa.

Horas, tras horas habían pasado, eso era lo que había sentido Amber, cuando la puerta nuevamente se abrió. Dos hombres ingresaron al cuarto para que todas salieran de allí.

Fuera se encontraba Daiana, Jason y un hombre de unos 48 años, era alto, de cabellos negros, llevaba ropa formal. Nadie decía nada, solo aquel hombre seguía con la mirada a cada muchacha.

- ¿Diez? - dijo mirando a cada chica. - ¿Esto es lo que enviaremos a la jungla? ¿Solo diez chicas?

- Las demás muchachas no eran agraciadas .- Respondió Daiana.

Los ojos de aquel hombre se enfocaron en Amber, se acerco a su ritmo y la tomo del rostro, la piel blanca de la castaña tenia la marca que empezaban hacerse hematomas, tenia el labio aun inflamado por el golpe de Daiana, era notorio aun los rapones.

-¿Qué te paso?- preguntó aquel hombre. Amber solo levanto la mirada y la dirigió hacia Daiana. Este siguió su mirar , la soltó para proferir un grito.

-¡Daiana!- grito haciendo saltar a todas allí. se acerco a la pelirroja y le lanzo una bofetada halando su cabello. - ¿Cuántas putas veces te dije, no lastimes a ninguna muchacha?

- Ella se lo busco.- Respondió Daiana.

- Diego basta.- Hablo Jasón. - No hagas esto aquí.

- No te metas Jason.- hablo Diego sin mirarlo, y aun sujetando del cabello a Daiana.- esto lo ha arreglo entre mi hija y yo. Es la ultima vez que maltratas a alguien. ¡¿oíste?! - Dejo de tomar su cabello. - ahora alisten a todas estas muchachas, que en dos horas estarán viniendo por ellas.

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2022 ⏰

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