Capítulo Tres

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Se había acabado, su futuro, su vida, todo se había acabado, pensaba Amber mientras era trasladada con una bolsa de tela  en su cabeza en un auto y maniatada de pies y manos para que no logre escapar.

Sus lagrimas caían sin parar por aquella impotencia; ella jamás había esperado absolutamente nada de sus padres y terminan defraudandola peor, la habían vendido como si fuera cualquier cosa, hubiera preferido que la abortaran a qué le hayan vendido como un cerdo.

Las horas transcurrían, sentía el pánico llegaba a su garganta, quería gritar, quería escapar, quería que en ese mismo momento la mataran, solo ella ya no quería sentir ese dolor.

El auto aparco pero ella no sabía dónde estaba, escucho como los hombres salían del auto, el silencio se apoderó de aquel lugar.  No podía escapar, no podía hacer nada, estaba maniatada.

La puerta del carro se abrió, Amber sintió como la cargaban, ella gritaba haciendo fuerza para que la dejaran en paz, pero sintió como le tapaban la boca con un trapo, sus ojos se cerraron ella simplemente se dejó llevar por la oscuridad.

Habían pasado las horas, Amber ya no estaba maniatada, pero el lugar donde se encontraba estaba completamente oscuro, todo su cuerpo estaba entumecido, escuchó gemidos de lamentos a su alrededor, pero no podía divisar nada, lentamente se paró intentando caminar pero no pudo, sintió más cuerpos a su alrededor, ella dio un grito de espanto, alguien la tomó tapando su boca con la mano, los sollozos de Amber caían sin cesar.

-¡Cierra la maldita boca! ¿O quieres que no maten? - dijo una voz en la oscuridad.

- ¿qu...Quien eres? - preguntó Amber?

- Solo escúchame.- susurró aquella voz.- estamos en la misma situación cada una de las que están aquí. No puedes escarpar.

- ¿Que es este lugar?.- preguntó Amber asustada.

- Es una mafia.- contestó aquella voz.- he visto cosas muy fuerte y solo tengo 3 días aquí. Pero no gano nada llorando. Me llamo Christa.

- Yo... yo soy Amber. .- contestó la castaña.

- Amber cállate por favor.- respondió Christa.- lo que pase tendrá que pasar. En mi caso yo me lo busque, y creo que muchas de las que están aquí también se lo buscaron.

¿Muchas? Amber no entendía sus palabras pero imaginaba lo que decía, no eran las únicas que estaban allí.

- ¿como... como están ustedes aquí? .- preguntó Amber aun asustada hasta por la propia respuesta.

- El me contacto por mis redes sociales.- respondió Christa.- se hizo pasar por un chico atento, hemos hablado casi 20 días y me dijo para encontrarnos. Se decía llamar Jason, cuando nos vimos llegó una furgoneta blanca y el me tapó la boca con un trapo. Después de eso desperté aquí y no sé más. ¿Tu como llegaste aquí Amber? ¿También te hizo la mismo?

El miedo atravesaba el corazón de Amber, sabiendo que algo no bueno le deparaba en su destino, sus lágrimas surcaban por su rostro al recordar lo que había sucedido. Ella no se lo había buscado, ella sólo quería estudiar y ser alguien. Pero lamentablemente aveces la vida le hace padre a quienes no lo han deseado.

- mis padres me vendieron.- dijo Amber.

El silencio se sintió en aquel sitio, no se quería ni imaginar cuántas chicas había en ese lugar.

- eso no me lo esperaba.- Dijo Christa.- qué triste. Creía que pasabas por lo mismo.

- Me vendieron por un par de dólares y por mucha droga para ellos.- respondió Amber con mucha decepción.

A pesar de todo sentía empatía por aquella muchacha con la que hablaba, no sabía ni si edad, no sabía como era, pero sentía empatía el hablar por primera vez con alguien fuera de todo lo que vive, era la primera vez que podía hablar con alguien y sentía lo que estaba sintiendo en ese momento.

- Solo te pido que por favor te tranquilices.- dijo Christa.- no sé qué pasará, pero las cosas aquí no son buenas. Si estamos vivas es por algo. Aveces llega esa muchacha de cabello rojos, ella es el verdadero demonio.

Amber no sabía de lo que hablaba, solo entendía que estaba en un lugar desconocido, con muchas muchachas, y que no sabría qué pasaría con ella.

-Trata de dormir- dijo Christa nuevamente.- Amber no sé cómo eres ni sé si tu historia es real o no, pero estamos metidas en esto hasta el fondo. No hay manera de salir ni de escapar. Por favor no hagas nada estupido, no es solo por tu vida, es por la vida de las que seguimos aquí.

Aquella noche la castaña no logró pegar el ojo, pensando en la porqueria que le habían echo sus padres, pensaba en cuan poco valor tenía ella para las personas que le dieron la vida. Prefirió ya no llorar. Aunque, ¿Qué más lágrimas podía derramar? Su vida pendía de un hilo un hilo demasiado delgado que ella sabía perfectamente que se podía romper. Amber Rivera solo deseaba ser una chica sobresaliente en un mundo de mierda.

Las horas habían pasado, la luz del día amenazaba por salir de poco en poco, los pensamientos de Amber estaban a mil por horas, podía ser muy inteligente pero sabía perfectamente que ella no podía correr el riesgo de tratar de escaparse de aquel sitio, daba un pie fuera de aquella bóveda y terminaría muerta.

Afuera se escuchó unos pasos en tacones, seguidos de otros pasos, cerró sus ojos para no ver que podía suceder, al final era una niña cobarde. Las puertas se abrieron y allí vio por primera vez a ella. Cabellos rojos, como el propio fuego, respingada y alta, era hermosa completamente, pero era el mismísimo diablo en persona.

Allí la conoció por primera vez...

Dulzura Peligrosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora